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jueves, 3 de octubre de 2013
Coincidencia de este (no tan) joven escritor.
Me ha parecido muy interesante este artículo de
Juan Bonilla
titulado
La extinción del escritor
, del que reproduzco un fragmento.
Coincido con su enfoque y reflexión.
El profesor y editor Gonzalo Pontón publicaba hace poco en 'Babelia' un artículo titulado provocativamente 'Ojalá que se extingan los escritores' en el que venía a decir que uno de los gozosos efectos colaterales que va a tener el nuevo modelo de mercado digital en lo concerniente a la literatura será la extinción del escritor profesional. Ya éste no podrá esperar que un editor le firme contratos sustanciosos por obras no escritas, y cada cual, decía Pontón con harto optimismo y nula ciencia, escribirá lo que tenga que escribir y ni una sola palabra más. Pontón recordaba que la figura del escritor que vive de lo que escribe es relativamente nueva -del XIX- y que durante siglos poetas y narradores han hecho lo que tenían que hacer sin esperar satisfacción económica. Así que esa vuelta a la antigüedad -que no es tan así, Marcial cobraba una pasta por cada epigrama que se le encargaba, y en cuanto al encargo que Augusto le hizo a Virgilio y del que resultó la 'Eneida' ni hablamos: pero es mejor no poner ejemplos, para cualquier cosa, en este asunto como en tantos otros, se pueden apilar ejemplos que demuestren una cosa y su contraria- es una estupenda noticia que mejorará la literatura, o por lo menos no la va a ensuciar tanto como la ha ensuciado el mercado, con la consiguiente proliferación de escritores jóvenes criados en la estúpida fe de que podrían vivir de lo que escribían. (…)
Juan Bonilla
para
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/bibliotecaenllamas/
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