Hay cosas que uno no quiere ni regaladas. ¿O
acaso la vida es una sección de saldos donde estás condenado a comprar lo que
te sirve y no lo que te queda bien?
Puede que mantener la casa real española cueste
menos de lo que supone cualquier otra monarquía o república €uropea. Pero, ¿qué
valida a un sistema de gobierno, el que sea barato o el que se muestre eficaz?
Además, si nuestro sistema métrico se basa en el €uro, nos quedamos largos al medir las remuneraciones al ahora convaleciente. Ya que si el salario medio en
España es un 20% inferior a la media de la UE, es lógico que el sueldo del jefe
del estado español sea más bajo que el de sus émulos continentales.
Seremos pobres en dinero pero no en ilusiones.
Sin necesidad de comparaciones con nuestros convecinos, hay aspectos en los que
el conformismo no es aceptable.
¿Se imaginan que, en la Noche de Reyes, les regalen
una colonia de bazar chino en vez del perfume que habían pedido? ¿O tener que
envolver sus regalos con ese celo que no pega y venden de pega en las tiendas
asiáticas? ¿No sería una tortura china?
Todo indica que La República Popular de China –y
no €uropa– está llamada a ser la economía reinante en los años por venir. Pero
eso no implica que no nos quede otro porvenir de cargar con la china de ser
súbditos de un linaje hereditario. Ya que eso de las elecciones presidenciales
resulta tan caro, propongo jugarnos a los chinos quién ostenta la jefatura del
estado cada año bisiesto, sin que ello conlleve privilegios para sus biznietos.
Si
no hay candidatos, me sacrifico y ocupo el puesto un rato.
¿Me
coronas, reina?
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