Maus, de Art
Spiegelman (1 de 2).
Guión y
dibujo: Art Spiegelman. 296 págs.
Blanco y negro.
Dentro
de la atractiva serie de lanzamientos con la que la editorial Planeta saludó la
lejana edición de Expocomic 2001, destacó la publicación completa por
primera vez en España de Maus;
obra que supone la inauguración de un nuevo proyecto editorial, la Colección
Trazado.
El
primer volumen de los dos que componen originariamente la obra, ya había
contado con una edición por parte de Norma Editorial y Muchnik Editores en
1989; habiendo permanecido los cinco capítulos que forman la segunda entrega –And
Here My Troubles Began– inéditos hasta la publicación que reseño. Pese a lo
dilatado de su periodo de producción –Spiegelman comienza Maus en
1973 y la finaliza en 1991, apareciendo a lo largo de estos años serializada
principalmente en la revista Raw que él cofundó– la historia presenta una
sorprendente continuidad temática y gráfica; por lo que su presentación en un
único volumen, no sólo facilitó su lectura, sino que resultó algo lógico.
En
su edición Planeta no tuvo en cuenta la citada publicación previa del primer
libro, mostrando su reproducción una serie de luces y sombras respecto al
trabajo anterior de Norma / Muchnick o a la versión de la británica Penguin
Books. Tal vez Planeta tuviera pensada una futura presentación de Maus que mejorase la que
presentaba, tal y como acababa de hacer con From Hell, producción que Eddie Campbell ya intentó
que apareciese en su primer lanzamiento tal y como lo ha hecho ahora.
Uno de los problemas a los que se
enfrenta una obra como Maus, y que puede llegar a condicionar su
lectura, es el que se circunscriba su interpretación al desarrollo de un único
tema; máxime en un caso como el presente, en el que el trasfondo es una
realidad tan atroz como el Holocausto Judío.
Aún
está reciente el caso de Guerra de
clanes, saludada por muchos como una trasposición de las luchas que
asolaban Los Balcanes; pues su escenario es una interminable guerra civil, y
sus dos creadores (Darko Macan y Edvin Biukovic) son
croatas. Pese a que Macan negó repetidamente su intención de reflejar la
situación bélica que lo envolvía, su historia continua siendo limitada por
muchos a un brillante resumen del conflicto que asoló un país; olvidándose de
que la obra habla de toda una serie de sentimientos eternos, y en absoluto circunscritos
a un espacio geográfico.
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