Hola, este relato forma
parte de la antología «Nada ha sido probado»,
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Gracias.
Algunas arritmias que sufre el corazón brotan cuando el pensamiento deviene en conciencia de que la vida no nos emociona como antes, conciencia que nos impele a aceleramos hacia la añoranza de un pasado en que nuestro corazón latía más fuerte. El corazón no tiene freno ni marcha atrás. De ahí que sus choques frontales con la Realidad tengan consecuencias letales. Nuestra Fantasía tiene el recurso protector de enloquecer cuando la Realidad se vuelve demencial. ¡Gracias por venir y enloquecer!
Historia trepidante..... creo que tendré que dar un paseo por tu blog para poder ponerme al día.
ResponderEliminarMe encanta tu imaginación desbordada.
un saludo
Buenos días, Maduixeta:
EliminarLo que convierte mis palabras en historias es vuestra imaginación. Esta versión actualizada de las aventuras en La isla de Kong cobra sentido al ser leída, ya que cuando la (re)escribo siempre tengo la sensación de que me estoy contando algo que no interesa (quizá lo que le falta a esta historia es que crea más en ella) Por eso te agradezco el que comentes tu interés en leerla.
Esta vez confío en llegar a acabar de contar mi cuento y no dejar que el desánimo censure mis ganas de kinkonear.
Un abrazo, Maduixeta.
Buenos mediodias,
Eliminarsi mi caótica mente no se ha equivocado, creo que he conseguido seguir los caminos, atajos y vericuetos de esta historia trepidante y original.
Después de tanta fiesta y playa estoy un poco mareada, aunque con el ánimo divertido de tanta aventura.
Espero que próximamente podamos saber el final de la historia de amor, si no es que ya lo has publicado y en mi caos mental no lo he encontrado.
Un abrazo, Nino
Hola, Maduxeita:
EliminarGracias por pasearte por los caminos, atajos y vericuetos del blog. Yo no suelo hacerlo, quizá debería escribir que no puedo, no por falta de interés sino que por escasez de Internet: el mero hecho de corresponder a vuestros comentarios me lleva bastante tiempo de espera, y es que sólo a un enloquecido se le ocurre cruzar en chalupa prestada el océano de la comunicación.
Confío en que se te haya pasado ese mareo que acompañó a tu singladura por islas con monstruos y fiestas monstruosas. Yo mismo acabé un poco desorientado tras tanto ir de aquí para allá, de ahí que no llegará a finalizar el relato. Mi intención es acabarlo esta vez, y a ello me ayudará la fuerza de ánimo de saberme acompañado no sólo por monstruitos, también por sonrientes.
Eso sí, los amores que hacen historia no tienen final, así que no esperes encontrarlo en ésta: los sentimientos sinceros son más ternos que el tiempo.
El caos es nuestro estado natural, el orden nos desnaturaliza. Tu estado mental activo es el propio en alguien que se siente viva, alejado de la apatía de quien siente vivir.
Un abrazo king size, Maduxeita.
Recuperada del mareo te leo y te releo.
EliminarEsperaré el final de la historia sea feliz o infeliz, como monstruito sonriente que soy.
Me alegra saber que el caos es nuestro estado natural, a mi alrededor hay mucha gente que se empeña en ordenar lo inordenable, o sea a mi.
una lluvia de abrazos, Nino
Hola, Maduixeta:
EliminarMe gusta saberte recuperada de los mareos; lamento que los altibajos de mi escritura te produjeran esa revoltura.
Eso sí, el que tu sonrisa sea inmensa no la convierte en monstruosa, sino en luminosa. Algo que se agradece en esta época de obscurantismo, en el que el eclipse de libertades ha llenado nuestra sociedad de hombres grises y nuestros sueños de pesadillas. Se agradece tu sonrisa de luz, los monstruitos no queremos vivir en las sombras.
Pues sí, creo que el caos es nuestro estado natural, al igual que lo es andar desnudos o comer con las manos. Nuestro origen está en algo tan fortuito como es la fecundación, nuestra supervivencia depende del capricho de las abejas por las flores y nuestra inmortalidad en máquinas que confiamos en que pervivirán en la realidad de éter. Quien le vea un orden lógico o un designio divino a nuestro existir, está en su derecho; pero entonces debería tener mucho cuidado con a quién señala como loco por creer en lo que no existe.
Un cálido abrazo, Maduixeta.