Hace
demasiado tiempo que debería haber finalizado este informe. No me puedo
permitir descuidos que lleven a que me vuelvan a retirar la licencia, como ocurrió
tras el caso del pajarraco maltés. La culpa la tuvo esa muñeca. Me silbó cuando
me necesitó; y lo que prometía a ser un sueño eterno, fue un largo adiós. Pero
mi amor por Imabelle
no justifica que vuelva a retrasar este retorno al pasado.
Todo
comenzó una lluviosa tarde del pasado año 2000. Me encontraba en Arco Iris,
garito donde convivíamos lo mejor de cada casa con lo peor de cada especie.
Mientras exhalaba una bocanada de negro humo vi a una linda gatita charlar con
“el honrado Antón”, por entonces
propietario del local, quien se mantenía oculto tras su sempiterna txapela y
una nube de huno que nublaba la visión de su rostro. A Antón Siempre le gustó pasar desapercibido, incluso cuando te hacía
favores.
Tras
levantar la vista de mi bourbon encaré a la voluptuosa minina, que me miraba
con una ternura que sólo Walt Disney sabría clonar. Tras estudiarla de
orejas a cola, la invité a sentarse. Con melosos maullidos me ronroneó sobre
otro detective, un tal Blacksad, con una pasión que hizo que, sin
conocerlo, lo envidiara. Me pidió que investigase el paradero del tipo. Tras
dejarme un archivo –que contenía los cinco casos que, hasta el momento, han
visto la luz– se alejó haciéndome aullar como un lobo de Tex Avery.
En
casa ojeé los expedientes, presentados en España por la agencia Norma. Los
trabajos habían sido previamente encargados por la francesa Dargaud a Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido, quienes han optado por
dar una apariencia comiquera a sus investigaciones sobre el tal Blacksad,
quizá buscando de esa manera disimular la relevancia de su contenido frente a
ojos indiscretos. Y es que si uno se encuentra por casualidad con informes de
nombres tan líricos como los que llevan sus obras –Un
lugar entre las sombras; Artic-Nation; Alma
Roja; El
infierno, el
silencio y Amarillo–
poco se puede imaginar la verdadera naturaleza de su contenido.
Una de tres, o sea que quiere decir que... ¿¿¿seguirá????? entonces estaré pendiente, Nino, porque tú siempre nos estás sorprendiendo jajaja.
ResponderEliminarAyss esa muñeca que tuvo la culpa por silbarte y no haber terminado tu informe, eso sí que es imperdonable cuando en lo que se convirtió fue en un largo adiós.
Un beso enorme.
Buenos días, María:
EliminarQuizá hay ecos de mi adolescencia al son de la canción de Luis Eduardo Auite en este “una de tres”; pero, sin esperar a ningún cambio por dos de quince, ya he completado mi trilogía sobre el esguince de cervicales que me produce cruzarme con muñecas silbantes que convierten mis suspiros en aullantes.
Gracias por dejarte sorprender por los trucos repetidos de este escapista. La ilusión está en tu corazón, no en mis manos.
El informe sobre un largo adiós se resume en el folio en blanco de su silencio uniforme (el que aullaba era yo)
Un abrazo, María.
Por nada del mundo me perdería el siguiente informe, o informes... Lo más motivador para el lector, es un escritor "sorpresas". Y como te dicen por ahí, de "esas", te sobran. Me encantan las historias detectivescas, y si son de mi-ninos, mejor que mejor. Yo, que lo que leo, creo... ya ves!. Je, lo de "melosos aullidos", ay, me encantó...ja,ja...
ResponderEliminarQue vaya bien, Nino. Un placer leerte.
Buenos días, Clarisa:
EliminarFirme en mi empeño de no fruncir el ceño me ha puesto tu "pornadadelmundoperderte" el próximo informe. Así da gusto empezar el día!!
Me da que pensar el que personas que me leéis desde lejos encontréis motivadoras lecturas a las que quienes me rodean ni se acercan. Dicen que la distancia es el olvido, cuando puede que lo que haga sea darnos perspectivas.
Soy de los que no se pueden permitir que les sobra nada, ya que todo lo aprovecho, reutilizo o doy. Te doy las gracias, clarisa, por tu constante animarme y apreciarme. El cariño que guardan tus palabras lo reconvierto en ganas de seguir. El placer es mutuo.
a ves, a mí me gustan las mininas. Sin buscar que sean mías, que la posesión es el atajo hacia la obsesión, me enmaulla que me dediquen ronroneos cuando me hacen sentir su romeo.
Las cosas no van mal, Gracias. Espero que tus días sean melosos y no agrios.
Un fuerte abrazo, Clarisa-
Esos garitos donde las gatitas nos hacen ojitos, son peligrosos y nos hacen descarriarnos de nuestro camino.
ResponderEliminarEsperaré los siguientes informes, para seguirte en tu camino
un beso Sir Nino
Buenos días, Maduixeta:
EliminarEl problema de ciertos garitos es que te comunicas a gritos, ya que el ruido al que mal llaman “música” agrede al oído. Y uno que de tarzán no tiene ni el grito, acababa perturbado en el garito con su deseo hecho baba.
Esperar le no hará falta, ahora mismo le informo, ya que retomo el camino encantado de su compañía ahora que clarea el día.
Feliz jueves, Lady Maduixeta.