Me
explico:
Desde
niños hemos oído que lo malo es bueno, por eso de que lo que no nos mata nos
hace más fuerte. Pero a mí, que sólo me fortalecía jugar con mi fuerte de “Comansi”,
eso de pasarlo mal ahora para disfrutar después, siempre me ha sonado poco
cristiano: me recuerda una extorsión parecida a la que nos somete la
Administración con su “primero paga, luego reclama”.
Por
mucho que los devotos sostengan que éste es un valle de lágrimas, prefiero que
su verde se deba al color de mi esperanza y no a la lluvia a mis llantos.
Puesto a disfrutar, ya decidí de niño hacerlo mientras el cuerpo aguante, no
relegarlo a confiar a llegar a viejo –pues de llegar, ya no podré con mi
pellejo–.
“La
señora joven con los guantes” (1930) Tamara de Lempicka
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Esto
lo decidí de niño, por las buenas; pero al ir creciendo comprobé que son los
malos los que molan. Y que siempre son ellos quienes –tras haberse saciado con
la mayonesa que confiabas que te guardaba la que era tu musa– intentan
convertir tus sueños de pupitre en pesadillas de pasillo.
Atragantones
de desencanto y retorcijones de rabia aliñan una vida que no siempre es tan
refrescante como una “ensaladilla rusa”, Pero, en cuanto comprendes que el
amarillo no es tu color, sino que es el de su envidia, la vida te ofrece muchas
más salsas para saborearla.
Sé
que con mis aderezos caprichosos, ahora junto a una guirnalda que cuando brotó
ya había muerto Tina “la de Las Grecas”, no volveré a los
diecisiete; pero me llevo a mi boca lo que es de mi gusto, aunque eso me haga
estar en boca de todos los desdentados de envidia.
Nai no nai no
na, ¡ay nonaino naino!, nino ní, ni noní nainoná.
Ese...todo llega ...
ResponderEliminarEse ...la vida siempre compensa...
Y ese... cuándo???
Me resulta familiar... y entonces escuchas...quizá ya y no lo ves o valoras...
En fin ...a por el lunes, te dejo mi abrazo de luz ☆
Buenas tardes de un lunes ya mediado, AtHeNeA:
EliminarCreo que el “acervo” popular tiene mucho de sumidero de individualidades. A mí, lo que le haya pasado a quien madrugó o se arrimó a un buen árbol me sirve de bien poco cuando me encuentro a media tarde y en mitad del asfalto. Desde luego creo que la vida no compensa si la desvives al tuntún de frases hechas y proverbios que quizá atesoren sentido común pero carecen de sentido de orientación vital (pobre de quien vive la vida según lo escrito por otros, como mucho llegará a ser un personaje, pero no una persona).
Como bien te preguntas, ante tantas frases con las que se nos anticipa una compensación que no llega, es inevitable preguntarse ¿cuándo voy a dejar de conformarme con la espera?
Un abrazo, AtHeNeA.
Me ha encantado, Nino!!
ResponderEliminarBesos
Buenas tardes, Ángela:
EliminarEncantado con tu encanto.
Feliz tarde.
Muy bien planteado.
ResponderEliminarAunque disiento un poco. Como librepensador, politeista y un poco adherente al gnosticismo, me parece muy cristiano eso del deleite por el sufrimiento. Por eso de que lo que no mata fortalece, que luego vendrán las recompensas.
Cuando un desafío interesante es afrontar que se cumpla lo que se desea. Puede ser no tan fácil. Imaginen a un tímido descubriendo que ha conquistado a aquella mujer deseada, que consideraba inalcanzable. O ser un músico alternativo, que inesperadamente tiene un éxito masivo, hay quienes no lo soportan.
Tal vez gustan los antiheroes.
Tal vez me gustan las malas, las mujeres que no acatan ciertas reglas. Como creo que era el caso de Tamara de Lempicka, alguna vez descubrí que admiro su obra.
Interesante entrada.
Buenas tardes, Demiurgo:
EliminarMe estimula el leerte, el disfrutar con tu comentario.
La verdad es que no soy dado al sufrimiento, lo evito en la medida de lo posible tanto en lo físico como en lo emocional, lo mismo en lo personal que en lo social (actitud que hace que se me considere un flojo a la hora de afrontar ciertas ¿realidades?, o –para mi sonrojo– un puritano a la hora de compartir ciertas ¿relaciones?)
Desde mi experiencia, lo que no me ha matado sí ha matado a otros y a mí me ha dejado débil y cobarde ante lo que me queda por vivir: temo la mala vida que puede resultar de mi jugar con la muerte. Hay vidas en el exceso que al contarlas pueden resultar fascinantes; pero en realidad lo único que has hecho es desvivirte en una sucesión de excesos de los que en muchos casos no te acuerdas o prefieres olvidarlos.
Tengo 51 años, créeme Demiurgo que nunca pensé que llegaría a vivir tanto tiempo. De ahí que no tenga planes de futuro y que mi recuerdo planee sobre el olvido.
A mí me atraen todas las mujeres menos las vulgares; pero gustar, sólo me gustan las que son buenas conmigo.
Gracias por el estímulo de tu compañía, Demiurgo.
Un abrazo.
Qué tiempos aquellos cuando Las Grecas cantaban y eran tan famosas y cómo terminaron, una de ellas, la de veces que me encontré A Tina en los suelos de Madrid pidiendo limosna, que pena.
ResponderEliminarBesos .
Buenos días, María:
EliminarLa desgraciada trayectoria vital de Las Grecas es una metáfora de la tragedia que acompaña a muchas vidas sufridas por aquellos que se vieron, ven y verán abusados por una sociedad que no tolera al “pobre” que intenta vivir a su manera (otra cosa es la permisividad con los “ricachones” descarriados).
En su momento intenté escribir una especie de crónica ficcionada del proceso de autodestrucción en excesos, es más para intentar alejarme del componente autobiográfico la protagonista sería una chica – curiosamente, su nombre sería el de Tina, en memoria de una compañera que se ¿suicidó? bebiendo lejía–; pero siempre acabo abandonando su escritura pues, aunque suene presuntuoso, he comprobado que al contar mis experiencias abisales las convierto en atractivas y no quiero embellecer lo tremendo.
Gracias por tu compañía, María.
que bello es leerte
ResponderEliminar¡Qué reconfortante es contar con tu compañía, Mucha!
EliminarMuy emotivo, y alegre a la vez; y sobre todo, reflexivo con un tema, que de no tratarlo con tu particular ternura, sería triste. Yo también recuerdo el final(trágico) del dúo. Descubrir a tiempo las cosas malas que se ciernen sobre nuestras cabezas y alejarse de ellas, es una suerte.
ResponderEliminarEste texto me pareció muy inspirador, una forma de "formatear" las vivencias comunes con las propias. Porque hay secuencias de la vida que nos son comunes, aunque no lo sepamos. La envidia y otras de su calaña, siempre andan ahí. Muy bueno, Nino, que la escritura, deja todo al descubierto y lo malo se esfuma.
Suerte la mía, que puedo leerte.
Un abrazo. (Sigues en racha)
Hola, Clarisa:
EliminarNo estoy seguro de saber expresar lo mucho que te agradezco las palabras que me dedicas en este comentario. Cuando comparto lo que escribo, procuro que mis textos tengan un componente optimista, de ahí que si noto que estoy algo “trostélido” opte por no publicar en el blog; por lo tanto me anima mucho el leer que encuentras ternura en lo que escribo. GRACIAS, Clarisa.
No suelo arrepentirme de lo que hago, pero sí de las consecuencias que sobre otros tienen mis actos. Me avergüenza recordar mi empecinamiento en malearme con excesos, me entristece el ser consciente de la preocupación que mi conducta inconsciente. Es curioso, pero incluso ahora veo esas décadas de excesos como una etapa necesaria en mi vida para ser quien soy ahora; si me alejé del desvivirme fue por cansancio con el personaje maleado en que me había convertido, tuve la suerte de salir a tiempo de esa quimera de círculos viciosos que yo confundía con el espejismo de una comedia divina.
El Arte es un fiel reflejo de esas “secuencias de la vida que nos son comunes” que mencionas, Clarisa. Es ese reflejo, unas veces intencionado y en otras desenfocado, lo que convierte al Arte en universal y a algunas obras en inmortales. De ahí que considere la Literatura como una arte menos expresivos por las limitaciones que imponen el lenguaje (las palabras se quedan cortas) y el doma (la traducción es una recreación de lo ajeno). De ahí que admire tanto a autores que como tú, Clarisa, mantenéis un equilibrio oscilante entre el fondo y la forma. Yo suelo caer en el vértigo del amaneramiento, en un juego con las palabras que me quita expresividad.
Muy bueno el contar con el ánimo de tu compañía en esta travesía creativa. Es una suerte para mí el que me dediques parte de tu tiempo de lectura y de opinión, ya que con ello me ayudas a mejorar como persona y como personaje literario.
Ahora y siempre: Gracias, Clarisa.