Amable Leyente:
No es nada raro —y esto te lo
asegura un anómalo— encontrarse con quienes proclaman con desfachatez su sensatez;
y lo hacen a base de cuestionar tu cordura para gobernarte. Estos loqueros entonan
su “hago lo que quiero” mientras invaden tu territorio desde la frontera del
desquicie. Y te aseguran que lo hacen por tu bien y que el tiempo les dará una
razón en la que incluso tú acabarás entrando.
Lo enrarecido lo encuentro en que
esos invasores saben que pocas cosas te sacan más de quicio que el que te impongan
una realidad que tú encuentras más fea que Picio. El armisticio a este estropicio
es fácil de plantear: a quien no le guste tu locura que se aplique la doble
cura de disfrutar su ucronía en su casa y respetar tu “Ucrania” en la tuya.
Con lo bien que está uno creyéndose
un napoleón –la moneda, no el dictador–, por eso de ser aceptado por todos; y
son legión los que disfrutan tratándote como si fueras una moneda devaluada. De
ahí que nuestro ánimo sea tan fluctuante como el “euro”, cuya debilidad en esta
economía de guerra “putinesca” está
sacudiendo a Europa, tal cual fuera ese “torito blanco” que conmocionó a la
virginal Εὐρώπη.
Dejando a Napoleón aparte –que para
dictadores invasores ya tenemos a Vladímir Vladímirovich Putin–, la Historia
refleja que nadie que tuvo en mente ser el árbitro del destino de una sociedad
logró convertir en realidad su desatino.
Como bien sabes, afable Leyente, hoy
se celebra el “Día Internacional de la Felicidad”. Gracias por permitirle a
este loco como una cabra celebrarla a tu lado.
¡Felicidad, qué bonito nombre
tienes!
ŋinO. Gijón. 2022.
La Cabra Mecánica – Felicidad
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