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Ven y enloquece se enorgullece en anunciarles que la próxima semana regresará a nuestro desatino, la narración de las trastadas de Nino en La isla de Kong. Hasta entonces, y a modo de recordatorio, tengan a bien leer esta recapitulación
Anteriormente en ¡Kong!...
Las aguas del océano volvieron a abrirse, pero esta vez no lo hicieron para facilitar la huida de un pueblo elegido prófugo hacia su tierra prometida. Esta vez habían posibilitado la llegada de una parada de los monstruos a La tierra olvidada por el tiempo.
Incluso Triqui, el monstruo de las galletas, dejó de engullir phosquitos, cuando Kong se incorporó ayudado por los dos lagartos prehistóricos. Ya en pie, el regio primate acarició la testuz de Orca, y lanzó a sus congéneres una sonrisa triste.El simio, aun aterido de frío y atenazado de dolor, se sentó de espaladas al Mar que lo alejaba de su pasado, y miró hacia su presente en la isla y su futuro junto a sus congéneres.
Se rió.
Pese a su debilidad, su voz sonó firme:
—Nos llaman freaks, aberraciones, monstruos... Nos consideran irreales sólo por ser diferentes, cuando somos aquello que ellos imaginan, lo que sueñan, lo que temen y anhelan. Nosotros encarnamos las virtudes que envidian y disfrazan de defectos o pecados. Somos lo prohibido, lo innombrable, lo ignoto. Por sentir nos llaman desalmados, por admirar la belleza nos llaman bestias. ¡Eso se acabó!
He tomado una serie de decisiones, la primera, por favor, no me llaméis “King”. Ese término regio lo dejo para los pusilánimes de sangre azul, la mía es roja.
Otra, aparcaré viejos rencores y querencias. No volveré a descorazonarme por ingratas. Ni dedicaré mi vida a vengarme. No merecen mi tiempo. No ganaría nada. Sólo ensuciarme con su contacto.
Así que, ni se os ocurra volver a traerme a pellejudas, vestidas en gasas y coronadas en guirnaldas. ¡A la próxima, os la coméis vosotros!
Como podéis imaginar, allí tumbado en el vertedero donde me arrojaron, tuve mucho tiempo libre para pensar. Finalmente, cerca de mi liberación, cayó en mi cara una tonelada de papel impreso con los artículos que un zoófilo había escrito sobre “King Kong”: Como comprenderéis, no iba a dejar Lilliput sin pasarme por la casa del perturbado.
El alopécico se puso tan pesado hablando de su ¿blog?, su colección de airganboys, y las ganas que tenía de conocer a una tal Megan Fox, que decidí traerlo a que os entretuviera
Si no me equivoco, es aquél amasijo que ahora está deglutiendo Moby. Al igual que antes había hecho con Jonás, o con el inquieto Pinocho, nuestra arponeada amiga se ha brindado a traer al humano a Nunca Jamás.
Espero que no os importe aguardar un rato, hasta que se recomponga. Entonces, oiremos el relato de su viva voz, y luego… decidiremos si nos lo comemos. Bueno, y… si no os molesta, mientras aguardamos, me voy detrás de esa montaña, que tengo las tripas revueltas.
¡Procurad no sentaros a favor del viento!
Incluso es esa situación apurada, el gran simio mantenía su porte regio. Eso sí, al pasar junto a Chita, se sonrojó como un colegial… ¡Ah, el amor!
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Te veo muy televisivo con lo de "anteriormente en" se nota que ya vuelves a tener televisor
ResponderEliminarMe dejas con ganas de Kong
¡Esto es todo un capitulo o apenas parte de él?
ResponderEliminar¿Cuándo el libro?
¡Besos!
Maite
No, David:
ResponderEliminarMás que televisión, que siempre la he tenido lo que no tengo es señal televisiva, lo que vuelvo a tener (y van 3 ceces que conjugo el verbo) es pereza.
Eso de dejar a la gente, más en concreto a las leidis, con ganas o insatisfechas es lo mío.
Pedazo domingo por delante.
Jar!
Buenos días, Maite.
ResponderEliminarCuriosa tu pregunta...
Desde luego las mujeres que combinais belleza e inteligencia nunca dejais de sorprenderme.
Pues
es
un
resumen
Venga, a tomar café, dormilona.
Vivamente el domingo.
Jar!!
Increible!!!
ResponderEliminarTe acabo de encontrar en Face Book y ahora descubro tu blog. Tienes + secretos?...
Anda admiteme en Face Book
One kiss
Sara
Hola, Sara:
ResponderEliminarPues, que yo sepa, más que secretos lo mío son verdades a voces.
Además, a ti que sabes que me gusta llevar calcetines cuando calzo sandalias, poco te puedo ocultar.
Sólo espero que, la próxima vez no me pegues con el chelo.
Voy pal Facebook