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Estimade “como ser una mujer letal”:
Quizás usted se encuentre demasiado imbuida en eso de “La disciplina inglesa”. No se tome las cosas tan a pecho, pues podría acabar como Samantha Fox.
A ver, leidecilla, ¿cómo se lo explico en palabras sencillas?...
No me sea ordinaria, aspire a lo extraordinario. El mundo, y el país, ya están llenos de un abc de mujeres letales. Salga a la calle y verá usted cómo se arrastran por ella pellejudas mortalmente aburridas; ordinarias hasta la extenuación en su búsqueda de sofisticación; daltónicas a la hora de vestir unas prendas que aniquilan todo buen gusto. Ya sabe, ese tipo de dona que se amorcilla con leggings de plasticucho para patosear sobre botas de mosquetera. Y que, debido a su desuso de la higiene, en ciertos momentos y ciertas situaciones, es necesario ser El Capitán Agallas para navegar por sus transpiradas aguas bajas.
Le propongo ser fatal, lo que los afrancesados llamamos “femme fatale”, y ya verá usted la cantidad de tortícolis que provoca al caminar. Insinúe más que enseñe; sonría sin carcajear; use más jabón que perfume; y ante todo sea lo más fiel a usted misma… No hay nada más atractivo que una mujer que no busca exhibirse, si no gustarse.
Créame, si en algo estoy doctorado es en fantasear con ustedes.
Quiérase.
Y bueno, queridos lectores, llegará mayo, y para entonces nos quitaremos el sayo.
Mientras tanto, quiéranse, cuídense y manténgase alejados de corrientes.
Salud y suerte.
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©Nino Ortea. Gijón, 19-IV-09
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