Cine y Cómic: la extraña pareja. 4 de 9

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Matrimonio a la americana.

La progenie del matrimonio Cómic/Cine es numerosa, repleta de hijos bastardos y repudiados. El siguiente árbol familiar constará de tres ramas: la casta de la tira diaria, la de las grandes editoriales, y la de las series independientes.

La tira de prensa ha acogido las series de mayor repercusión en la trayectoria de la Historieta, disfrutando creadores y creaciones de un prestigio y reconocimiento social ajeno al mundo del Cómic. De hecho, mientras que los tebeos fueron demonizados en la década de los 50, y arrastran desde entonces su condición de producto sólo apto para púberes o perturbados, los creadores de viñetas costaron de gran prestigio, y de hecho su sindicato es admitía a dibujantes de tarjetas de felicitación o de cortinillas de continuidad, pero no a comiqueros.

Flash Gordon ha protagonizado seriales, como los tres producidos por Universal de 1936 a 1940; cuenta con versiones alocadas como las eróticas Flesh Gordon (1974) y Flesh Gordon and the Cosmic Cheerleadres (1989); e inspiró a George Lucas para Star Wars. Inspiración que se hizo más que evidente en La amenaza fantasma (1999) con las visitas a los reinos diferentes, las princesas de vestidos gaseados e incluso el arranque de la peli.

Lucas no pudo adaptar el personaje en manos de Dino De Laurentis quien produjo la fallida Flash Gordon (1980). Producción lastrada por una ambientación bufa y el desacierto de un protagonista avalado por su aparición en las páginas de Playgirl. Flash había nacido como respuesta a de la King Feature Syndicate al éxito de un personaje de la competencia, Buck Rogers, piloto norteamericano de origen literario creado por Philip Francis Nowlan en 1928. El éxito de la tira diaria de Rogers iniciada el 7-I-1929 por la National Newspaper Service Syndicate, posibilitó el estreno en 1933 de Buck Rogers in the 25th Century. Ya en 1979, en Europa se vendió como película Buck Rogers, el aventurero del espacio, episodio piloto de una teleserie de 33 entregas.

El espinaquero Popeye —creado en 1929 por Elzie Crisler Segar para la King Features— contó desde muy pronto (1933) con adaptaciones al cine, en forma de cortos de animación firmados por los hermanos Fleischer. Una de las películas más esperadas de 1980, fue la adaptación de las aventuras del marinero —cuya novia, Olivia, había sido la esposa de su primer cliente— en un guión de Jules Feiffer que contó con la desenfocada dirección de un Robert Altman no siempre atinado. Ver a Robin Williams tirándole los tejos a Shelley Duvall fue causa de más de una de mis parafilias.



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