Capítulo aparte merece ST 54, donde reaparecen dos personajes convertidos en sombra de lo que fueron: Liz Tremayne y Dennis Barclay.
Liz apareció en ST2, como una activa y decidida reportera; Dennis lo hacía en el número 5 como un físico de la compañía Sunderland.
Tras la masacre de ST20 no supimos nada de ellos... hasta ahora.
Moore realiza una escalofriante disección de las relaciones humanas, sobre cómo podemos acabar convirtiéndonos en lo que combatíamos, y a cerca de cómo el miedo puede anquilosarnos emocionalmente y hacernos confiar ciegamente en otra persona. Dennis justifica su anulación de la personalidad de Liz en su amor hacia ella; para “protegerla” —en realidad para conservarla y sentirse alguien importante, no duda en inventarse un mundo basado en la fría realidad de estadísticas y noticias. Tristemente todos conocemos personas que confunden amor con obsesión —en mi caso me basta mirarme al espejo—, y protección con sumisión.
El peligro de las mentiras es que acabarlas creyendo, y una de las peores falsedades es esa de que todo vale en el amor y la guerra. El amor puede ser un juego, es una búsqueda y siempre será una emoción. Pero NADA tiene que ver con la sumisión, el dominio o el desprecio. Nada en absoluto.
Moore se inspiró en lo sufrido por una allegada que tras morir su marido recibió la visita de sus familiares. Estos daban por sentado que los quince años que llevaban sin verla se debían tanto al hecho de que había mantenido su activo ritmo de vida, como al reajuste social que supone el matrimonio. Hallaron una señora incapaz de utilizar ningún equipamiento doméstico, que carecía de prendas íntimas y cuyo marido la había convencido de que él era su único refugio en un mundo hostil y peligroso.
De ST 56 al 64 asistimos a la despedida de Moore de la serie; presentando el vagar de La cosa por diferentes mundos, y su posterior vuelta a casa.
El gusto del británico por presentar a sus personajes en paisajes desolados —Watchmen— o en viajes espacio-temporales —final de From Hell— son pasajes cuya lectura siempre me ha alejado del discurso de Alan Moore.
Los episodios finales en Swamp Thing, no son una excepción, y aparece un exceso literario, que lleva a Moore a plasmar la mayoría de los diálogos transcurridos en Rann —tierra de Adam Strange— en un idioma ficticio y no traducido; o a capítulos como el 60, en el que el uso de los cuadros de texto se convierte en abuso.
Aún así, son innegables los aciertos del bardo. Volviendo a su ambientación en Rann, el chantaje del pueblo de Thanagar para apoderarse del rayo Zeta que permite el viaje interestelar, fue recuperado en la macrosaga Invasión. El encuentro de La cosa con Dark Seid tuvo su repercusión en posteriores relatos de los New Gods; o su logro de ampliar el universo DC al optar por un Green Lantern antropomorfo, en lugar de Hal Jordan, o unos Thanagarianos diferentes a Hawkman aun es aprovechado por antropófagos de sus ideas.
Es el trabajo gráfico de Veitch, Totleben o Alcala lo que logra mantenerme fiel al relato, lo mismo que ocurre en From Hell con el dibujo de Eddie Campbell.
Para un futuro artículo dejo el comentario sobre los diferentes ilustradores que pasaron por la serie a lo largo de los cuatro años de permanencia del guionista en ella. Destacar que el dibujo, pese a mostrar diferencias que marcan la autoría de cada uno de los creadores, guarda una gran uniformidad gráfica. Tal vez la razón se encuentre en que —salvo Alfredo Alcala—, todos cursaron estudios en la escuela de dibujo de Joe Kubert. A lo largo de los años han sido numerosas las colaboraciones entre Moore y sus compañeros en La cosa... reencontrándose todos en la serie 1963.
Bissette editó los primeros pasajes de From Hell. Veitch colaboró en Supreme, ocupándose normalmente de las historias complementarias, y creó junto a Alan el personaje Greyshirt para Tomorrow Stories. Totleben quien recientemente ha ilustrado en el número 50 de The Dreaming a algunos personajes de su etapa en Swamp Thing, baraja la creación de una serie junto a Moore, Pearl of the Deep. Las aventuras submarinas de este personaje aparecerían en Tomorrow Stories si Veitch finalmente abandona la serie en el número 12 —debido a su negativa a continuar trabajando para DC—, o en Comics Cascade, publicación donde aparecerían trabajos del guionista con dibujantes que no se pudieran comprometer a realizar series continuadas.
La lectura de los episodios del libretista británico para La cosa supone un ameno viaje a las pantanosas tierras de la imaginación. Te invito a que no te quedes sin visitarlas, aunque corres el riesgo de quedarte atrapado en sus cenagosos pasajes.
© Nino Ortea. Gijón, 24-VIII-09.
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