No faltan voces que creen que el revisionismo acabó con el Western, llevando al héroe a otros mundos narrativos a salvo de interferencias con la realidad; afortunadamente Ostrander persiste con Blaze of Glory, serie limitada de cuatro números editada por Marvel en febrero de 2.000. El proyecto se enclava dentro de un intento de la editorial yanqui por barnizar con visos de realidad social o histórica la ficción de sus relatos.
Tanto el guión como el dibujo de Blaze of Glory no buscan idealizar el periodo narrado, ni presentarlo como una Arcadia perdida de la cultura WASP. No se nos cantan las hazañas de ninguna legión invencible, sino que se nos muestra a personajes creíbles en situaciones verosímiles. Sus tramas denuncian la crudeza de esos tiempos, a la vez que muestran la amoralidad de personas que posibilitaron la conversión de la nación en primera potencia mundial.
Desarrolla dos temas comunes a la existencia humana: el heroísmo que diferencia al ser humano del resto de los animales, haciendo que seamos capaces de arriesgar nuestra vida en empresas de cuyo resultado no nos beneficiaremos; y el recurso a la violencia como método ambivalente para lograr cualquier fin, ya sea este positivo o negativo.
A su vez asistiremos al adiós definitivo de gran parte de los héroes Marvel del Oeste. Hecho que confiere a la serie, sobre todo en su cuarto episodio, un marcado carácter elegíaco.
El estilo narrativo de Ostrander aparece inspirado por las novelas pulp, presentando gran cantidad de sonoras exclamaciones, diálogos en los que las palabras se economizan al igual que la munición en un combate, y un enfoque casi mitológico de los personajes. No en vano nos encontramos ante caracteres que en la realidad ficticia en que se desarrolla el relato ya eran considerados héroes.
Algunos de ellos presentarán sólidas raíces en el Universo Marvel. The Two Gun Kid apareció en marzo de 1948; surgiendo en agosto del mismo año Kid Colt, quien mantuvo su serie hasta abril del 79. The Rawhide Kid, cabalgó de marzo de 1955 a mayo de 1979; y personajes como Caleb Hammer —creado por Peter B. Giffts— reflejan el influjo del cine de Clint Eastwood en la imaginería del Western. De hecho en The Devil´s Starry Anvil!, historia aparecida en el número 54 de Marvel Premiere, Gene Day desarrolla un grafismo deudor a carteles de películas como El fuera de la ley o Infierno de Cobardes.
Stan Lee, durante su reinado en la editorial, sintió gram pasión por el género, alistándose en la horda de creadores que confieren al “Western” la condición de canción de cuna que resuena en todo relato de aventuras fantaseado por un estadounidense. Lee no se limitó a escribir historias dibujadas por Dick Ayeres o Jack Kirby; en sus ánsias de inmortalidad efímera apareció disfrazado de cowboy en la portada del número 8 de Black Rider.