He retomado ciertos placeres.
El amarillo vuelve a ser mi color.
De entre todos los episodios de Bob Esponja que he visto, el que más me ha embelesado ha sido “La isla del karate”. Más allá de sus referencias brusliceras a la película “Juego con la muerte”, contiene una lúcida reflexión sobre nuestra capacidad para el autoengaño y sobre cómo despreciamos el cariño de los amigos cuando nos ciega la adulación de los interesados.