Hoy tengo mucho que celebrar; y no se me ocurre nadie mejor que tú para compartir mi aquíseguir. Gracias por el regalo de tu compañía.
No importa si el espejismo que celebramos, hay quienes lo ven como un delirio. Ya no. A estas alturas tengo comprobado que el Infierno son los demás que en su delirio nos hacen sentir de más. Delirio es hacer lo que haces porque te toca, porque es lo que se espera de ti o porque así te desfiguras en la forma de persona formal. Lo nuestro es un espejismo, o la ilusión de unos ilusos que no pueden evitar ilusionarse ante lo ilusionante. Quizás al resto les parezca ilusorio: pero lo que cuenta es que a los que sumanos nos resulte estimulante.
No veas en mis palabras un alarde de soberbia, sino un burdo texto de autoayuda. Al recuperar el ánimo por lo escrito y reescribirlo con nuevos ánimos, renuevo mi convencimiento en el valor del autoengaño si no nos hace daño. Al igual que un ensueño es la visión de algo positivo que nos puede ayudar a mantener el camino, el internetearme frente al mismo espejo, con diferente entrecejo, mantiene mi despejo y evita mi adormilarme frente a la indolencia propia.
Las palabras pueden parecer aquí distintas a las que compartíamos cuando veníamos y enloquecíamos. ¿Te acuerdas? Parece que fue ayer; cuando, en realidad, ha sido ahora. Eso sí, nuestro ánimo es el mismo: que en nuetras oraciones rece la ausencia a todo rezo o imploración, que las activas sean reflejas de nuestra esperanza y que las pasivas sean reflectantes de su iniquidad.
Ahora que todo vuelve a cambiar para volver a ser lo mismo, me gustaría recordarte que mi canto a mi mismo lo es también a ti mismo. No es cuestión de sentirse más que nadie, es la respuesta a verse mejor que antes. Con las caídas y recaídas que conlleva la debilidad frente a lo eterno, ¡aquí estamos, tan firmes como una veleta al viento! Así que cuidado con apagar la vela de la tarta de un soplido, pues podríamos acabar donde anida el olvido. Más vale hacerlo con un susurro, para que nuestro destino no acabe en sus manos como un churro.
El caso es que, para mi sorpresa, hoy cumplo 45 años. Tú ya los has cumplido o Cumplirás. En todo caso, ¡Feliz cumpleaños!
Nino
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