A las
diferentes realidades supranacionales que convergían en un desarraigo social
que igualaba a Europa –la aparición de grandes núcleos industriales urbanos, el
falso proteccionismo patronal, el aumento del intervencionismo estatal,…–,
debemos añadir el perenne coqueteo, cuando no militancia, de muchos actores y
técnicos con formaciones izquierdistas.
De
hecho, la censura actuará sobre películas enmarcadas en géneros tan “inocentes”
como el Peplum o el Western por considerar que en sus tramas preconizan una
revuelta social. En una época en el que el terrorismo asola Alemania, España o
Italia, los tortilla-westerns —filmes ambientados en La Revolución Mejicana—
son mirados con lupa por los censores. Peor suerte correrán las obras policíacas
de tono realista —el Krimi alemán, el Polar francés o el Poliziesco italiano—.
Mayoritariamente, la soflama social se oculta bajo
llamaradas de risas, disparos o aullidos. A la vez que la búsqueda de diversión
por parte de la audiencia —y de beneficios por los productores— lleva a
recurrir a excesos o a autoparodias, como ejemplifica Totó contra Maciste
(1962, Fernando Cerchio) donde la presencia del coloso es una excusa para el
desarrollo de una comedia buffa disfrazada de peplum.
La unidad en el protagonismo de individualistas y en la
crítica a un Sistema séptico, favorece la permuta de actores que pasan de lo
cómico a lo excesivo sin perder atractivo, pues su persona transciende a los
personajes y lleva a la plena identificación con un público supranacional, que
afronta problemas comunes en una Europa que inicia su unión económica.
Así mismo, es común descubrir que uno está viendo una
película ya vista, pero presentada con otro título. Los cambios en los
caprichos censores fuerzan mutaciones en las cabeceras de los filmes; pero es
la avaricia de la Industria la impulsora de este baile identicativo, pues busca
el mayor rendimiento a un capital que un día invierte en celuloide y al otro en
cemento. No es raro ver permutas entre héroes como Hércules, Goliat o Ursus, o
que el título obvie su presencia: Maciste contro il vampiro (1961,
Giacomo Getilomo – Sergio Corbucci) se estrena en España como Puños de
Hierro, y en el mercado internacional como Goliath and the Vampires.
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