El
espantajo de Marrrrzelinor sobrevive
como puede, ajeno a las maquinaciones de su bajer
ego –sí, Marrrrzelinor es el lado
consciente del inconsciente de Ninín,
perspicaz lector–.
Tan
escaso de dinero como de cabello, Marrrrzelinor es todo un caballero: opuesto hasta en lo apuesto a su personaje blogeril,
nunca contradice a quien nada dice y siempre cede el paso a quien todo pesa. En
su inocencia, Marze se ha hecho
seguidor de este blog que ahora lees; y de Nino
en Feisbuk y Tuiter.
Mientras
subsiste con ingresos de adolescente, este cincuentón fantasea con ser tan
molón como Nino; con el que guarda
tantas semejanzas que, a veces, cree leer en los textos del bloguero sus
propias palabras, sus fantasías y sus esperanzas.
Y es
que si la vida es sueño,
Marrrrzelinor confía en que,
de
La Realidad,
El Deseo
se haga dueño.
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