Quizá
sea mi lectura apasionada la que convierte en apasionante la lectura de estos
entremeses teatrales en un acto, los cuales mi amigo Agustín agrupó bajo el título genérico de La
familia Medía, progres de noche y de día. Más allá del afecto, creo
sinceramente que son piezas amenas y un divertido reflejo esperpéntico de la
sociedad en la que vivimos.
Deseo
que Gus haya encontrado su lugar
bajo El Sol, al igual que sus palabras encontraron brillo en este Internet
donde el sol siempre sale al Este de Google. Os animo a que las leáis.