La extraña pareja
“Yo no sé nada sobre Mort Cinder. Si es un buen o mal
trabajo. Para mí tiene valor porque mientras lo hacía, mi mujer se estaba
muriendo. (...) Yo creo que Mort Cinder
es una buena historieta porque puse en el dibujo todo lo que entonces estaba
viviendo”
Esta reflexión de Alberto Breccia,
refleja la pasión puesta por los creadores en su obra y que es imposible no
encontrar al leerla.
Mort Cinder surge como un encargo de Editorial Yago, en un intento de potenciar la
segunda época de la revista Misterix. Esta condición de trabajo alimenticio se
notará en las primeras aventuras, las cuales eran secuenciadas por Oesterheld gracias a su oficio, pues
era tal su exceso de trabajo que él mismo reconoce no haber dedicado una tarde
a planear el desarrollo de la colección. Con todo Héctor aplica a la serie el cariño, cuidado y creatividad que
impregnan todas sus creaciones para ese género tan infravalorado como es el de
la literatura de aventuras. Breccia
marca ya las primeras viñetas con la impronta tan personal de su impresionista
uso de la raya y la mancha, contrastadas con los espacios en blanco.
Se nos contará la extraña amistad surgida entre Ezra Winston, un anticuario
británico dotado del aspecto físico de Breccia,
y Mort Cinder –cuyo semblante se inspira en Horacio Lalia, futbolista tornado en dibujante–, una especie de
espíritu que camina condenado a vivir 1001 vidas y sus consecuentes muertes.
El vínculo afectivo entre los personajes se va estrechando a medida que
avanza la serie, en un proceso que comprende un simultáneo desarrollo de los
protagonistas. Cinder pasa de ser un mero fantasma cuya presencia para relojes
y causa taquicardias a Ezra, o un precedente del campeón eterno de Michael Moorcock, a convertirse en un
hombre cuyo dilatado vivir encierra una serie de amargas experiencias que lo
humanizan a través de sus sufrimientos físicos y emocionales. Mort se aleja de
la mítica figura de héroe misterioso, convirtiéndose en un mero mortal
inmortal.
Ezra Witson desempeña varias funciones en la obra; por un lado es el fiel
amigo de Cinder, al que acompaña en sus aventuras, llegando a alcanzar más
protagonismo que Mort en algunas de ellas; por otro lado actúa como el resorte
que activa las aventuras al ser su curiosidad la que provoca el relato, de
hecho nunca nos quedará claro si Cinder es un personaje real o surgido de la
fértil imaginación de Ezra, el onírico uso de las luces y sombras por parte de Breccia germina esta duda; también
funcionará como encarnación del lector planteándole a Cinder las preguntas y
dudas que cualquiera de nosotros le haría, colaborando en este aspecto el
expresivo dibujo que en muchos diálogos enfoca la mirada de Mort hacia el lector.
Destaca el magistral uso por parte de Oesterheld
de los textos de apoyo que pese a abundantes nunca resultan superfluos, pues
realzan lo narrado o establecen contrastes entre lo épico del dibujo y lo
dramático del texto.
Una errata tras la imagen de muestra, " –cuyo semblante se inspira en Horacio Laila,", es Lalia.
ResponderEliminarBorra este comentario cuando deserrates. Yo sigo leyendo.
Muchas gracias por tu doble atención, Ismael: tanto a la lectura como a mí.
ResponderEliminarY el agradecimiento se convierte en redoble por tu compañía lectora a lo largo de todos estos años.
Ahora mismo deserratixo, ¡Mardito roedore!
Y después, voy a internetear si mi citado equivocado existe. ¡Estaría bien que fuera algún ricachón y por citarlo me regalara un millón!
Un abrazo de lo más abrazoso, Isamel.