El dibujo expresionista de Breccia
alcanza tanto realismo, que sus figuras parecen cobrar vida propia. La fuerza
de su dibujo y su capacidad de comunicar se muestra en viñetas tan sencillas
como las dos finales de la página 14, en las que la contracción de una mano nos
transmite toda la intensidad de la muerte.
Realiza habitualmente una distribución muy regular de viñetas por página,
de cuatro a seis, lo que marca una lectura acompasada de la obra, acentuada por
el uso de primeros planos no sólo como recurso expresivo, sino narrativo al
marcar nuestro ritmo de lectura usándolos como pausas en su discurso.
Por la falta de espacio tiende a alargar las figuras a lo alto, unas
figuras libres de cualquier exceso de carne, convertidas en meros huesos y
piel, cubiertas por telas que flotan en ellas. Muestra la guerra carente de
cualquier lirismo o belleza. No aparece una ambientación detallada,
concentrando nuestra atención en el austero rostro de los espartanos,
penetrando a través de la expresividad de sus ojos en el fondo de su
personalidad.
Su dibujo no es maniqueo, muestra con el mismo respeto a persas que a
espartanos. La composición de las viñetas va de la ordenada disposición de las
escenas pacíficas, al desigual reparto y enfoque en las bélicas.
Mort Cinder ha sido varias veces publicada en nuestro país, aunque por desgracia nunca
correctamente, pues como modelo de edición se siguió una versión francesa y no
la original. El resultado es que el episodio
Ezra Winston, el anticuario, realizado de forma apaisada se presentó en
formato vertical y los recuadros negros en los que esporádicamente Breccia
incluía el título y nombre de los autores fueron eliminados; en ambos casos se
utilizó como solución el extraer figuras de las viñetas y agrandarlas. Tanto la
edición de Zeppelin, como la posterior de Rambla (en ambos casos serializadas)
presentan esta adulteración, que la posterior recopilación de Editorial Lumen
no solventó
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