Ahora
que mi vida cabalga a lomos de una yegua sombría, encuentro inspiración en
fantasear que viajo de vida en vida mientras escucho canciones de Joaquín Sabina o veo películas como Holy
Motors (Leo Carax, 2012)
Vivir vidas de otros me ayuda a no sentirme solo en estos tiempos caníbales, saciados de falso buenismo y en los que la única propuesta
de mejora social que se nos plantea, desde la progresía mediática y el Facebook
mediatizado, es el atraso de salir a la calle y romperlo todo, en escenas
parecidas a ésas que denunció con aguafuerte don Francisco de Goya.
Soy
presa fácil de la ira y la furia. Intento controlarlas. Ésa es mi lucha diaria.
Soy consciente del estado de desesperación en que se encuentran los que lo han
perdido todo menos la dignidad. Por eso procuro no azuzar su ira y su furia con
mis palabras.
Frente
a las acciones callejeras, opto por la actividad hogareña. Prefiero sentarme a
leer, a ver, a escuchar… o a silbar mi melodía que me aleja de la melancolía.
Mi sitio
no está allí fuera, donde mi persona se fundiría en masa; y ésta en horda.
Desconfío de la deshumanización de lo multitudinario. Quizá por eso me vuelvo
cada vez más solitario.
A
pesar de mi alergia a la espera, mantengo viva la esperanza. Esta primavera
espero mucho de mí, sin por ello dejar de ser consciente de lo sombrío de la
realidad en la que cabalgamos; tan agria que ni la primavera quiere visitarla y
manda en su lugar a su prima invernal.
La
mantengo viva aunque vivimos tiempos caníbales en los que devoramos el recuerdo
de personas a las que ya habíamos condenado a un olvido en el que los vació la
desmemoria. Y ahora, una vez muerto, añoramos como compañero de juegos al que habíamos
denostado por tahúr.
La
realidad es en ocasiones dura y amarga, normalmente es vulgar y aburrida. Es
natural que procuremos embellecerla o dulcificarla. Cado uno tiene sus armas en
esa batalla diaria, las mías son mis ensoñaciones. Gracias por ayudarme a
mantenerlas vivas.
Gracias
por estar aquí, en mi vida.
Nino
Brillante Nino. Leerte es un placer, aunque deje un gusto agridulce...Lo agrio lo pone la cruda realidad que reflejas a través de sentimientos. Algo parecido me hacían sentir algunas canciones de los "Secretos". Un abrazo amigo. Tenemos pendiente una birra, o dos.
ResponderEliminarGracias, Jorge.
EliminarTe agradezco tus animosas palabras a lo largo de estos ocho años. Quizá ese tono agridulce se debe a que ya hace tiempo que nos engañan como chinos.
No es un secreto que nos gustan Los Secretos, ya lo comentaste en este blog en uno de mis posts cumpleañeros. Ni hago un secreto de mi afirmar que personas como tú devuelven sus mayúsculas a La Política.
Esa cerveza(s) llegará(n) cuando tú puedas.
Un abrazo, amigo.