Tú y tu silencio me
recordáis a la esfinge del cuento de Oscar
Wilde. Y no, Sidonie, no lo han
convertido en una película protagonizada por duendecillos cantantes, así que si
te interesa saber de qué va la historia, tendrás que leer el relato.
¿Acaso crees,
vanidosa mía, que por feisbukear una foto de tu
ocasional desayuno con diamantes vas a dejar de almorzar a diario galletas
marca “DIA”? Allá tú y tus pantomimas, pero no esperes que retuitee lo que nos aleja del tuteo.
Eso sí: aun no
entiendo el que tú, que racionas los segundos que compartimos, derroches tu
tiempo en airear tu enclaustrada vida social en las redes sociales; ¿no será
que no quieres quedar conmigo por eso de que dejarías de feisbukear sobre tu ombligo?
(Y eso que debo admitir, Sidonie, que tenerlo, lo tienes precioso)
Tus letras me hacen pensar, de aquí para ya, en la sociedad en la que conVivimos.
ResponderEliminarCientos de ombligos para un mundo en el que residimos, poniendo la vista en lo redundante y alejándola de lo realmente importante
Distancias kilométricas que no terminan por aunar las letras
Mi abrazo a tu luz
Siempre es un placer sumergirse en tus palabras , hábilmente hilvanadas y con un trasfondo envolvente
Buenos días, AtHeNeA:
EliminarAyer mismo hablaba con mi amigo Sergio sobre lo inexplicable de este pregonar en Internet las quimeras de nuestras vidas como si formaran parte de nuestras rutinas cotidianas. Lo inexplicable llega cuando esos presuntuosos esperan que digamos que nos interesan sus alucinaciones.
El placer es compartido, AtHeNeA, ahora mismo me paso a leerte.
Feliz viernes.
Creo que a todos nos incomoda que la gente esté más pendiente de Facebook que de nosotros.
ResponderEliminarBesos
Buenos días, Ángela:
EliminarA mí, desde luego, es algo que me lleva a evitar repetir encuentros con esas personas empantalladas. Lo veo como una falta de aprecio en lo personal, y de educación en lo social.
Feliz viernes, Ángela.
Suele darse una paradoja, que algunos se vuelcan tanto a las redes sociales, que se quedan sin tema para presentar en las redes sociales. Aunque Internet me gusta mucho.
ResponderEliminarSaludos.
Buenos días, Demiurgo:
EliminarMe parece muy acertada tu reflexión, esa paradoja es real en muchos casos, la sobreexposición en las redes sociales enreda nuestro avance en las redes vitales.
Entiendo tu gusto por Internet y aplaudo el uso inteligente que haces de ella.
Gracias por tu compañía, Demiurgo.
También me pasa que el "feisbukeo" se me hace insufrible, exceptuando los "cuatro" amigos de verdad que tengo y que nos comunicamos mejor en vivo y directo, lo demás es tanto "postureo" que se me atraganta.
ResponderEliminarTampoco tomo interés por las "alucinaciones" de nadie, je. A veces, lo único eso sí, me sacan una sonrisa. Y otras veces, cuando implican a la familia o niños pequeños, me enfada, pero es otra elección del momento actual.
Lo cierto es que quizá todo es consecuencia de esa falta de comunicación real existente y la necesidad de comunicarse.
Lo mejor para ti, Nino.
Buenos días, Clarisa:
EliminarMás allá de nuestros encuentros y desencuentros feisbukeantes, está claro que Internet forma parte de nuestras vidas, por lo que lo mejor que podemos hacer es aprender a convivir con ella sin enredarnos en sus juegos de espejos y humos.
Para mí siempre ha sido un abismo, tan fascinante como peligroso: está claro que nos ofrece una perspectiva única a múltiples posibilidades de desarrollo personal o de integración social, pero a la vez amenaza con un aumento en el aislamiento físico y en la falsa sensación de autosuficiencia emocional e intelectual (es esta quimera la que me preocupa en lo personal)
Como muy bien señalas, somos muchos los que usamos las redes sociales por una necesidad de comunicarnos; en mi caso suele acompañarme una reflexión recurrente sobre hasta que punto culpo a mi entorno vital de su desgana por escucharme o si soy yo el que no muestra interés por lo que dicen sus silencios.
Gracias por tu compañía, Clarisa.
Tengo que admitir que esto es lo mejor que he leido en este dia. Gracias por compartir. Te saludo desde Puerto Rico. Un placer conocer tu blog.
ResponderEliminarBuenos días, Jackie:
EliminarPuestos a admitir, debo reconocer mi alegría por tu visita y mi deleite por tu comentario que convierten en únicos a un día como éste.
Un abrazo desde Gijón (España).