Malos
tiempos éstos, en los que uno tiene que bloguear lo evidente –y convertir a su
persona en personaje– para decirse lo que nadie le dice.
Son
tiempos de soledad en los que le dedico al teclado caricias que no puedo
compartir con una piel. Me aflige sentirme solo, al igual que me entristece el pensar
en mi futuro o el recordar mi pasado. La única solución es hablarme con otra
voz que me susurre autoengaños. Por eso, en estos tiempos de exhibicionismo
mantengo abierto el blog de Nino Ortea.
Tiempos
de exhibicionismo en los que si no estás en La Red te sientes como un pez fuera
del agua. En mi enredo venyenloquecido,
me vanaglorio como un seductor desaprovechado, un vivaz ensoñado o un solitario
solidario, lo llevo haciendo desde hace casi nueve años en este mundo virtual,
al que siento que llego de prestado y con el tiempo contado.
Vivimos
malos tiempos como sociedad; y tiempos de exhibicionismo como individuos. La
incertidumbre frente a los cambios que se acercan nos llena de inseguridades.
Eso hace que los especuladores, los opresores y los ventajistas se aprovechen
de nuestras debilidades. Cedemos ante los miserables, amamos a quien se deja y
limitamos nuestros anhelos a que el futuro no nos traiga nada peor. Lo
importante es no dejarse asfixiar por los miedos que anidan en nuestra
oscuridad, y avivar la ILUSIÓN que aleja con su brillo a los vampiros
emocionales.
En
estos momentos soy consciente de toda la problemática que me rodea. Pese a
ello, mantengo en lo que puedo el ánimo. Por ello creo en mí, sin creerme mejor
que nadie. Por vosotros, creo en mis habilidades como escritor.
Gracias
por venir y enloquecer, amigo lector.
El difícil creer que seas un internautoexhibicionista, porque los que se exhiben no tienen nunca la intención de compartir, si lo fueras anularías la opción de que te comenten por temor a la crítica, no dejarías tus textos a manos de otros para que les echasen un vistazo, te considerarías grande, muy GRANDE, y perfecto que no necesita de nadie y si necesitases de alguien sería de quien te brindase solamente piropos de grandeza.
ResponderEliminarCreo que compartes con todos tu forma de ver el mundo o, mejor diría yo, de enfrentarte a éste. Que has llegado a un momento de ver con gafas demasiado transparentes lo que hay y pisas con cuidado por no saber lo que vendrá, porque no se huele nada bueno en lo venidero. Y algunos nos llaman misántropos, otros pirados, otros solitarios o antipáticos... Dependiendo de quien venga tal afirmación ¡¡Eso sí que es un piropo!! jajajja.
De nada, yo seguiré viniendo, como fiel amiga, seguiré enloqueciendo y seguiré comentando y dejando el cafelito del día con su abrazo correspondiente.
Lo que escribo es un pensamiento, no sé si debería hacerlo pero me siento bien en esta tu casa...
Buenas tardes, Verónica:
EliminarAntes de nada, te agradezco el que te atrevas a lo difícil: gracias por creer en mí.
Quizá lo que caracteriza a estos tiempos difíciles es que lo vulgar se nos presenta como cotidiano: tanto en nuestras citas sociales como en las redes sociales, muchos encontramos –con excesiva asiduidad– un muestrario de la ostentación de vidas vacías que buscan inmortalizar lo vacuo.
Cada vez me aburre más la compañía y me estimula la soledad. No me gusta tener este sentimiento, temo convertirme en un hombre huraño como lo fue mi tío materno, pero me disgusta más el aburrirme. De manera progresiva me he ido distanciando de mis compañías (basta con comprobar los comentarios en este blog, para ver que ninguno de ellos están escritos por personas de mi entorno afectivo físico), pese a que he logrado alejarme sin rupturas ni malos rollos, no puedo evitar sentirme un egoísta y un intransigente al dejar atrás a quienes consideran que he traicionado su confianza. Este mismo miércoles, me fui de una fiesta sólo porque una persona hizo un comentario que me pareció mal.
Lo que más me preocupa, Verónica, es el que estas personas son diferentes, al igual que fue diferente mi grado de complicidad con ellas, lo que las iguala es mi desencanto ante su compañía. Y no puedo evitar pensar que el problema está en mí, no en ellas.
No quiero seguir contándote mis divagaciones, pero no puedo ocultar que afectan a mi heterónimo escritor, pues no puedo evitar pensar que uso a Nino Ortea para huir de los desequilibrios emocionales de Nino. En tardes como hoy pienso que si tuviera una vida plena, no tendría un blog.
Y sí, ésta es tu casa, este blog no es de nadie en concerto, es de todos los que le damos vida y lo alejamos del olvido.
Gracias ahora y siempre por tu compañía, Verónica.
Os deseo lo mejor.
Un abrazo sentido, compañera.
Aquí estoy, leyendote Nino. No pienso que seas un exhibicionista, simplemente dejas el papel y muestras tu piel.
ResponderEliminarSabes? estoy segura que a veces ser así, sin as bajo la manga, sin dobles juegos, es casi un suicidio en estos medios, donde no siempre todo lo que se lee es verdad ( y no hablo de cuentos, sueños o idas de olla variadas) el ser uno mismo es darse al lector, de ahí tu grandeza , de ahí que a veces , como hoy no sepa muy bien expresarme, pues ya se sabe luego viene la vuelta de tuerca de quien lee y todo le da la media vuelta o la vuelta y media
Sólo digo por último : gracias por ser y por estar en este mundo siendo "real"
un abrazo y feliz fin de semana
Gracias por estar aquí, MaRía, y por estarlo desde hace tiempo.
EliminarMi falta de dobleces, quizá muestre una limitación emocional: a mi madre le preocupaba mi falta de mano izquierda; el que voy a por todas, o a por nada, y no lo disimulo; el que mi carácter apasionado, hace que también sea dado al desencanto.
Creo entender a lo que te refieres respecto a las vueltas de tuerca que se dan a las palabras escritas, todos nos hemos sentido sorprendidos al comprobar cómo personas ajenas a nuestro ánimo se sentían aludidas por nuestras palabras, y lo más sorprendente es cuando se ven reflejados en personajes ficticios de textos creativos.
Yo suelo escribir que el autor de los textos del blog es habitualmente “Nino Ortea” y el de los comentarios soy yo, Nino. Pues hay gente que no lo entiende, y piensan que lo que fabulas es lo que te está pasando. Al igual que otros no procesan el uso del tú, cuando te diriges al lector del texto, y creen que tras ese tú hay alguien. De ahí que, cuando tengo presente esa malinterpretación, procure dirigirle mis diálogos imaginarios a alguien: a Sidonie, a Amedio… pero al hacerlo siento que estoy cediendo a una imposición que no comparto. Mi eterno conflicto entre mi yo social y el individual.
Por ejemplo: sé que al leer este texto hay personas que pueden pensar que estoy triste, o bajo de ánimo; y no es así: estoy meditabundo, me pregunto si ficciono para entretenerme (ésa es mi teoría) o para escapar de mi realidad (ése es mi temor). Por lo que créeme que me ayuda el que entiendas que lo que escribo es “real”, pues es la realidad de mi ficción creativa, al escribir busco crear una realidad alternativa de la que soy consciente y que no intento que suplante a la realidad que vivo fuera del teclado.
Disculpa el tono crítico, quizá incongruente de mi carta, María.
Leerte me reconforta, hoy me ha ayudado.
Feliz fin de semana, pese al viento y la lluvia, sin el peso del desánimo.
Nino,
ResponderEliminarHay demasiado Salvador que necesita ser salvado ... Demasiada palabrería que cae en saco roto.
Y en el fondo la bofetada se la lleva quien sin dobleces es uno mismo.
Crítica gratuita y ánimo enaltecido encontramos en quien juzga sin mirarse uno mismo.
Ser natural , ser uno, ser libre...No tiene precio
Gracias por tu luz y naturalidad de la que doy fe.
Gracias por tu palabra sin doblez
Mi abrazo A.
Mi siempre apreciada A.:
EliminarEsta misma mañana le comentaba a un amigo que entiendo el que uno viva en el autoengaño, lo que no acepto es el que se me desprecie por no participar de una mentira ajena, aunque esa mentira esté extendida hasta convertirse en una práctica social.
Tanto teórico respeto al desarrollo personal, tanta atención a la necesidad de poner límites a lo que no nos gusta, y sin embargo cuando una persona actúa como siente –y siempre respetando a sus iguales– esa persona pasa a ser penalizada por su comportamiento.
Es llamativo comprobar cómo personas incapaces de llevar a buen puerto su vida, gozan de aprobación popular a la hora de prejuzgar vidas ajenas. Lo llamativo se convierte en doloroso al sufrir ostracismo social por el mero hecho de haber ejercido tu libertad individual en aspectos personales.
Contar con tu aprecio, es siempre un estímulo frente a los varapalos que tiene el intentar vivir en paz con mi instinto.
Es siempre reconfortante saber que, aunque me atrape una galerna emocional, tu luz siempre me indica la presencia de un puerto amigo.
Gracias, A.
Creo que no blogueas lo evidente, blogueas lo interesante. Escribes de una manera muy especial, sin dobles juegos que te ha dicho María. Pienso que eres muy abierto al publicar tu foto y contar tu vida. Gracias y a ti por venir y enloquecernos. Besos
ResponderEliminarBuenas tardes, Ángela:
EliminarOpino que muchas veces alabamos la forma de escribir de una autor extranjero, sin pararnos a pensar que quizá el trabajo que nos gusta es el del traductor de esa obra.
Muchas veces nuestro cerebro traduce en emociones ricas lo que no son otra cosa que palabras sencillas. Si la belleza física está en los ojos del observador, el encanto creativo está en el intelecto del degustador.
Gracias, Ángela.
Gracias por continuar con tu espacio virtual.
ResponderEliminarBuenas tardes, Demiurgo:
EliminarGracias a ti, compañero, por mantener viva la pureza de los sueños allí en tu ensueño creativo de Hurlingham.
Gracias, Demiurgo, por la generosidad que siempre me muestras en tu comentario.
Un abrazo, siempre.
Gracias a ti amigo escritor.Una abraçada.
ResponderEliminarLa condición de lector o de escritor es intercambiable, en la que yo salgo deudor es en la de receptor de tu aprecio.
EliminarGracias, Oriol.
Gracias a vos!
ResponderEliminarAuqnue esta entrada me hace pensar en que el invierno y el encierro por aquel hemisferio están haciendo estragos.
Hay que salir de lo evidente, así que ¡a romper con todo lo evidente!
Abrazo desde el caluroso Buenos Aires!
Gracias por tu abrazo cálido y por tus palabras vigorizantes, Frodo.
EliminarTodo influye en mi ánimo; del invierno en Asturias me afectan su humedad natural y el abuso de calefacciones artificiales, no me gusta el calor del verano con sus malos olores y la exhibición de cuerpos grotescos; soy más yo en primavera y otoño.
Recordar a otros lo que es evidente, es parecido a pedir limosna; quien no repara en tu situación, no merece que te pares a su lado; vivir para lo evidente, es contentarte con lo superfluo y a mí siempre me han tentado las alturas, la curiosidad por saber qué hay más allá de lo evidente.
Seamos libres, cuestionemos los tabúes de lo incuestionable.
Un abrazo, Frodo.
En este medio mezquino sabes mas de las personas por lo que comentan que por lo que escriben en sus espacios.Como todas las cosas en la vida las letras no estan esquivas a como es el ser en su realidad. Aun asi, cada uno sigue su camino. Sea este recto u oblicuo. Ser uno mismo tiene sus costos, pero en definitiva no perdemos ese esencia que llevamos dentro. Buena entrada Nino siempre es bueno Pensar y Repensarse
ResponderEliminarHola, Demian:
EliminarComo bien escribes, “cada uno sigue su camino”. El problema está en que son legión aquellos a los que les molesta el que tengas ánimo expedicionario y no de legionario. Lo de marchar al mismo paso y hacia una dirección normalizada e impuesta, bajo la mirada atenta del “fascista” no es algo que a todos nos apetezca; y, aunque lo respetes e ignores, a los normalizados no les gusta el que tú marches a tu aire y suelen hacer abuso de su fuerza numérica para tacharte de anormal.
En lo poco que conozco el mundo de Internet y los blogs (me mantengo bastante alejado de la interacción en este mundo), he comprobado que se rige por criterios muy parecidos a los que ordenan el mundo cotidiano: hay mucho insulso sazonado por necios.
Sé que tanto en Internet como en lo cotidiano debería pensar más las cosas, como bien escribes hacerlo tiene un efecto beneficioso, al menos debería pensar más en lo que en mí afecta a los demás. La dificultad la encuentro en que, al abordar lo prioritario no debo desoír a mi instinto, pensar mucho lo sencillo, lleva a que lo complique.
Gracias por tu compañía, Demian.
Después de leerte venía a 'decirte' lo que me produjeron tus letras, pero mi querido Demian me ha ganado de mano, como se dice en mis tierras. Y entre esto y aquello, y sin saber muy bien porqué, recordé una frase que siempre repite mi hermana del alma...
ResponderEliminar"Puedes engañar a alguno todo el tiempo.
Puedes engañar a todos algún tiempo.
Lo que no puedes es engañar a todos, todo el tiempo."
La esencia, esa no cambia, y tarde o temprano, es evidente. Mostrarse tal cual uno es, con esos ángulos filosos de personalidad, con esas cicatrices que no dejan de supurar, tal vez no sea lo mejor, lo más recomendado, ni lo que más 'pague'... pero yo soy de las que prefiere que me quieran por quien soy, y no por una máscara que uso según la ocasión.
Te dejo un besote enorme, y un abrazo muy sincero.
Gracias de nuevo por tu aprecio, Alma:
EliminarUna vez más te leo y me pienso en tus palabras. Confío en saber explicarme, pues tal y como le acabo de comentar a Demian, suelo complicar las cosas al pensarlas y, escribir de manera comunicativa conlleva trasformar mis sentimientos individuales en palabras comunes. Confío en que no sea ésta una de esas veces en las que me avergüenzo al releerme o tras escucharme:
Practico el engaño: no quiero que la verdad de lo que crece en mí preocupe a los demás. De ahí que antes mis seres queridos finja una normalidad dentro de mis “anormalidades” aceptadas (si de verdad quisiera preocupar a mi padre, sólo tendría que decirle que tengo una novia formal, un trabajo fijo y planes para el futuro) Vivo en el autoengaño, en un estado autoincentivado de curiosidad ante los espejismos y de esperanza por Godot. De no hacerlo no tendría razón para seguir, te voy a ser muy sincero, Alma: una de las razones que me llevan a retomar lo que hago, cuando el estímulo del placer se acaba, es el saber que hay unos cuantos miserables a los que les haría feliz el que me despersonalizara. No tengo enemigos, pero sí envidiosos que son vistos por el común de los mortales como buenas personas, como bien intencionados. Soy mortal, pero no común, ni comulgo con lo que se me atraganta, por mucho que esté de moda el despersonalizar la esencia con fragancias uniformes, yo huelo al sudor de la libertad trabajada.
Un placer, como siempre, el saberte cerca.
Gracias por tu compañía, Alma.
Hola de nuevo, Alma:
EliminarTras releer mi comentario, creo que hay una parte ambigua y no quiero preocuparte: estoy bien de salud, lo que crece en mí no es ninguna enfermedad, sino un hartazgo social que hace que me cueste cada vez más relacionarme con mis iguales.
Un abrazo muy sincero, Alma.
Al final, todo lo personalizamos, incluso la escritura, escrita desde la distancia de un escritor que se pronuncia, y ofrece sus vistas... Yo, que comparto y siento un poco de todo eso que escribes y respondes, te entiendo, eres muy claro.
ResponderEliminarEl peligro no está en mostrarse tal y como uno es, (aunque sí es de valiente), sino que pueda llegar ese momento en que ya no se quiera forma parte de esa "evidencia" y aislarse hasta de la propia sombra. Ser solo, no es malo, incluso creo que necesario. Sentirse solo, es otra cosa. Tener ese punto de rebeldía, quizá sea lo más sano es esta sociedad tan vacía, porque ésa es la palabra. Lo importante es no dejarse invadir por la "nada", cuando estamos llenos de "tanto".
La evidencia de la que hablas, es la de no acallar el inconformismo, y para ello, esta ventana virtual se presta a ello (a falta de un buen amigo/a al que le sobren las palabras para entendernos, je). Me parece que es bueno pronunciarse, mientras tengamos la palabra. Yo, te agradezco estos coloquios virtuales al que nos emplazas, creo que somos muchos los que acudimos aquí para oír esas cosas que no hablamos con nadie, pero sí con Nino.
Es buena señal, esa de no desaparecer, aunque se siga siendo anónimo.
Un cálido abrazo, Nino. Feliz domingo.
(Yo también estoy tentada muchas veces a cerrar el blog y dedicarme a mis evidencias, pero supongo que siempre falta ese punto de felicidad que nos hace volver).
Buenas tardes, Clarisa:
EliminarGracias por sentir, compartir y entender lo que escribo.
Antes que nada una aclaración: ayer por la tarde me quedé sin conexión a Internet justo cuando iba a corresponder a tu comentario, la señal no ha vuelto (imagino que la tormenta ha afectado bastante la línea) por lo que te escribo a la carrera desde un café.
Somos personas, es humano que personalicemos lo que nos importa o afecta. Lo egoísta es darnos por aludidos por aquél que nos ignora, o lo que es aún más desquiciante el estar pendientes del personaje público de una persona a la que marginamos.
No creo que ser egocéntrico sea una conducta egoísta, sí que es algo que nos limita como personas; al menos desde mi experiencia, pues no reparo en matices ajenos y puede parecer que hago de mi “ninismo” de ese disfrute de mi individualidad, un canto a la misantropía. Me encanta estar con gente sugerente, odio estar con vulgares aburridos.
Soy consciente del efecto nocivo que conlleva mi egocentrismo: lo mismo que ocurre con un medicamento cuando lo tomas por una larga temporada, el ser yo básicamente mi fuente de estímulo llega a intoxicarme. De ahí que mucho de lo que escribo y comento en este blog sean reflexiones sobre mi “ninismo”, sobre esa idiosincrasia beneficiosa salvo en exceso. Y de ahí que esté tan sorprendido como agradecido al recibir muestras de comprensión hacia mis ensoñaciones y compañerismo con mi persona. Vuestras muestras hacen que me entienda mejor y que no me culpabilice por ser como soy. Gracias por estos coloquios personales mantenidos en público.
No sé si te pasa con relativa frecuencia, Clarisa, el que haya personas que hacen tanto esfuerzo por despreciar lo que haces, que ese desprecio los convierte en despreciables: dejas de frecuentarlos en cafés, de saludarlos en redes sociales y empiezas a verlos, tal y como son, como personas que no emanan luz propia, sino que reflejan la ajena. Mi indiferencia hacia ellos se alterna con la burla hacia sus palabras vacías y mi desdén por su torpeza al intentar deslucirme en su gris (el color de la envidia no es el verde, es el marengo de los seres grises)
Aunque debo reconocer que no logro siempre ignorar las simplezas de estos ignorantes y hay veces en las que me alteran el pulso y me cansan el ánimo. En esos momentos, por suerte esporádicos, me abandono. Me convierto en Peter Pan y respondo de manera dolida, enfrentándome a mi sombra, o me transmuto King Kong y mi enfado hace que se quien no me respetó, me tema. Me gustan Pan y Kong cuando vienen a ayudarme, me disgusta que aparezcan cuando los invocan conjuras de necios.
Respecto a lo de irse de la Blogosfera, lo hice. Fue mi decisión. Intenté normalizarme. No fui feliz.
Aunque soy un trovador solitario, me gusta esta experiencia rocanroleante de sentirme componente de una banda de rock, me gusta sentir que mis composiciones personales son temas que todos tocamos.
I know it’s only rock ‘n’ roll, but I like it! YES, I DO!!
Un cálido abrazo, rocanroleante Clarisa. Feliz semana.