Jerome Charyn’s Movieland, chapter 10: Two-Headed Man
El hombre de dos cabezas XI
La entrada de Norteamérica en la Primera Guerra Mundial, interrumpió la vida idílica de Chandler. Se alistó en el ejercito canadiense. Vistió las faldas de su regimiento, el Gordon Highlanders, y prestó servicio en Francia como comandante de pelotón. Toda su tropa fue aniquilada durante una cortina de fuego artillero. Chandler fue el único que sobrevivió. Lo enviaron a Inglaterra, se convirtió en cadete de la Royal Air Force, pero el armisticio acabó con su carrera en la R.A.F. Se licenció, subió al Pacific Northwest, y regresó junto a su madre en L.A.
Se enamoró de Cissy Pascal, mujer diecisiete años mayor que “Ray”, pero no se atrevió a casarse con ella hasta que su madre murió. La señorita Pascal era una belleza frescachona de pelo rubio afresado. Dos veces divorciada, había sido modelo para un pintor antes de casarse. Era una mujer apasionada, devota de Ray, el cual trabajaba ahora en el negocio del petróleo y había abandonado todo intento de escribir. Pero él era tan indómito como Philip Marlowe. “Había vivido mi vida al límite de la nada”, le dijo a su abogado londinense después de que Cissy muriera.
Era un hombre de vestimenta formal. Chandler –atado a los estrictos códigos del Dulwich College– nunca saldría a la calle sin americana y corbata; pero también tenía comportamientos de beduino, a menudo se mudaba de domicilio más de dos veces al año. Tuvo aproximadamente setenta direcciones diferentes en California del Sur. Era un alcohólico. Perdió su trabajo, a mitad de la Gran Depresión, a causa de su afición a la bebida. Y el poeta fracasado comenzó a escribir para las revistas pulp. “Tuve que aprender norteamericano como si fuera un idioma extranjero”.
Se veía como “un hombre sin patria” ni norteamericano ni inglés, más bien una especie de mestizo cultural atrapado en el alocado tejido de California del Sur, donde los hombres y mujeres tenían que reinventar sus vidas. Y Chandler, un buen muchacho de Dulwich que se desvivía por la tradición, había llegado a un lugar sin pasado, donde pueblos enteros tenían que definirse enfrentándose a desiertos, montañas, valles, mares y arboledas de cítricos. Chandler era un alma anónima más que se había convertido en “un escritor de misterio con un toque mágico y una sensación incómoda en las tramas”.
«Movieland: Hollywood and the Great American Dream Culture»;
es una obra de Jerome Charyn, publicada por la editorial Putnam ©®.