Incluso para alguien
acostumbrada a correr medias maratones, parece mentira lo mucho que se puede
tardar en recorrer la corta distancia que nos aleja, momentaneamente, de vivir
como queremos vivir. Hoy comienzas esa carrera, corta e intensa. Supongo que
los comportamientos trillados parecen siempre los mejores atajos; de ahí que
recurramos a conductas rutinarias, devenidas en tics de nuestro nerviosismo. No
te culpes por transitar cualquier atajo, amiga.
La vida es una
sucesión de paseos que, ocasionalmente, puede parecer que nos conducen a
callejones sin salida. Muchas veces esos paseos llevan a una sala, en un
principio oscura. Allí sólo tenemos que esperar, como una bombilla, a que nos
encienda el roce adecuado de esperanza.
Un día, ya harta de
taquicardias, dejaras de moverte en meandros prescritos y volveras a retomar tu
paso. Tu única dirección será alejarte de lugares donde no necesitas estar,
aunque sepas que debiste frecuentarlos para recomponerte.
No desmayes en tu
paso. No te desanimes en la espera. No siempre será invierno, llegará la
primavera.
Dedicado a
Vanesa. Ánimo en tu lucha, compañera.
Nino