El desprendido David Rubio vuelve a impulsar un encuentro creativo desde su blog «El tintero de oro». Esta 35ª convocatoria toma su inspiración en el escritor estadounidense John Kennedy Toole y su imprescindible novela de «A Confederacy of Dunces» –La conjura de los necios– una de mis favoritas como lector y de mis referentes como escritor.
Esta
convocatoria me ha resultado muy especial, ya que he tenido la suerte de
participar en ella con un texto coescrito junto a Flor: autora de una creatividad
vivaz y con una impronta personal desbordante.
En
principio este “regato” iba a ser publicado en el blog de Flor; pero circunstancias
personales, que ella misma te cuenta en esta entrada, han conllevado un cambio
de planes.
https://elbauldemislibrosyjuguetes.blogspot.com/2023/01/necesito-descansar-no-es-una-despedida.html
Aunque, lo que no ha cambiado es nuestra “conjuga” de estilos: el suyo, ronroneante; y el mío, maullante. Gracias por tu interés en nuestro “regato” sobre un cegato que tiene mucho de tozudo y nada de necio.
Imagen a25de381f04dff38237b85df51b5395,
encontrada por Flor en Pinterest.
Cegato
(Un
relato maullado por Flor y Nino Ortea)
—¡Finalmente, ya se me ve en la cara!
O eso, o soy de Picio,
pues ella me habló de vicio luego de haber bajado su cabeza para mirármela
fijamente.
Mientras mi acompañante,
Úrsula, entre dientes decía:
—¡Con qué descaro lo mira, la descarada!
La doctora se alejó todo
lo que pudo y me encaró –con rostro enojado– tras haber auscultado lo que este
gato no le había ocultado.
—“Usted no sufre presbicia, señor Igmacio Minino. Lo suyo es puro vicio… de
quejarse”.
De nada habían servido
mis indicaciones y pronósticos. Según el diagnóstico de su profesionalidad,
tengo una visión de 10 sobre 10. Yo a esa numerología, en las horas poco frías,
la llamó “¡Pedazo orgía!”, pero con los ojos cual lirios tras su abuso de
colirios –y con mi atención puesta en el corte y confección de la bata de la
enfermera– allí, y sin que sirva de precedente, no encontré indecente el
admitir mi incultura al preguntarle a la oculista por qué insistía en esa
formulista del 10 sobre 10.
Mi acompañante me miró y
me dio un codazo –para que reprimiera mis deseos gatunos–. En voz alta subrayó:
—¿No va usted un poco ligera de ropa, con esa bata que apenas tapa su
generoso escote, enfermera lisonjera?
El caso es que la señora
doctora ignoró lo dicho por mi radiante acompañante y me indicó tanto la salida
—para mi desgracia no era la sanísima sanitaria— como que la última línea del
cartel de lectura lleva una muesca con el número 10.
Pese a su meterme prisa
para irme, volví a sentarme e insistí en mi incipiente condición de “rompetechos”
mientras llamaba doctor al extintor. Ella se rió —la enfermera, que la señora facultativa
permaneció muy entera— y de repente resonó la simple voz doctorera que me
recordó que, simplemente, me hago viejo; pero que ya quisieran mis coetáneos
tener mi ahínco visual. A lo que la afable Úrsula añadió que –tal y como ella
siempre me había destacado– es mi percepción, y no mi visión, la que necesita
dioptrías; pues veo lo que es y no lo aparente. Y a este gato lo tachan de
“cegato” por percibir lo evidente.
¡Pobre de este felino
que lleva toda su vida negándose a que lo den por liebre! ¿Y ahora quieren que
me contente porque, pese a lo viejo de mi pellejo, tengo la vista de un conejo?
Desde la escuela soy ese gato encerrado por preguntar lo que pone en el
encerado. Desde siempre, hasta el más acompasado de mis ronroneos ha sido
percibido como un maullido desafinado. Y ahora, por prohibirme, me niegan
ponerme unas gafas que me permitan ver esa realidad a la que no atino a ponerle
cascabel.
¡Remiaú!
Eso de no ver lo que los
demás vislumbran, es un serio problema. Quizá no de visión, pero sí de
adaptación. Y ya estoy cansado de ser el diferente y el raro. ¡Yo quiero ser
Premio Nobel y tenerte a mi lado, minina!
Mientras me lamentaba en
silencio, mi acompañante seguía afeándole su talante a la doctora:
—¡No es cegato, este loco gato; lo que
tiene son visiones cíclopes por su mal de amores miopes! Y por eso pide con
insistencia unas gafas. Ya que la vio y de la enfermera se enamoró pese a sus
chafas.
De nada sirvió la
explicación prímula de mi amiga Úrsula. De su consulta nos echó la oculista
inculta.
La verdad redentora de
la doctora no me había hecho libre, sino echado años y dejado sin gafas. ¡Con
lo que me apetecía llevar anteojos como Vargas
Llosa! Pero así está la cosa: yo, sin gafas; y Mario, sin Porcelanosa.
Como buen gato galán que
soy, no pararé hasta que esta bella enfermera sea mía. De día y de noche le
cantaré una sonata, le cantaré con la tuna de Tudela; y, poco a poco, ablandaré
su duro corazón.
A la luz de la luna le
citaré poemas de amor para mi bella doncella.
«Es verdad ángel de amor, que en esa alejada orilla del río el sol luce
mejor, desde aquí no llegan los rayos de sol. Vayamos pues a esa otra orilla a
tomar el sol.
Disfrutemos de nuestro amor, con tiempo y
dinero te pondré un casoplón con chofer, criada, jardinero, y azulejos y
baldosas Porcelanosa.»
719 palabras.
©Flor y Nino Ortea.
Para disfrutar de un brillante ensayo
escrito por David Rubio sobre John Kennedy Toole y acceder a la
relación de textos conjurados, sólo tienes que pulsar aquí
https://concursoeltinterodeoro.blogspot.com/2023/02/concurso-de-relatos-35-ed-la-conjura-de.html
Así mismo, te invito a que accedas al canal de YouTube «Todo lo que tiene nombre, existe»; donde las compañeras Ainhoa y Gille conversan con su amenidad habitual sobre vida y obra de Kennedy Toole.
Nino Ortea.
Y, por si te apetece escucharlo, aquí te maullo ¡Remiaú!
Para leer más textos de Flor sin pretextos “nineros”, sólo tienes que usar este enlace
ResponderEliminarhttps://elbauldemislibrosyjuguetes.blogspot.com/
Me parece una magnifica conjunción de estilos, ronroneante y maullante.
ResponderEliminarFlor es encantadora.
Me recuerda un episodio de la serie animada Extreme Ghosbusters, en que uno de los Cazafantasmas desea tener más atención de su compañera gótica, que mima más a su gato. Sin darse cuenta de que le ha pedido un deseo a un genio tramposo. Siendo convertido en Pagano, el gato de la chica gótica.
He comprobado que son reales las oculistas, oftalmólogas de breves minifaldas, dignas de ser miradas.
Creo que el protagonista ha sido un tanto empecinado. Y que la doctora puede haber contestado que esa no es su especialidad.
Espero que el protagonista tenga suerte con la enfermera. Tal vez si Úrsula, quien parece lúcida, le da alguna idea.
Bien contado. Han hecho un gran relato. Saludos.
Y un especial abrazo para Flor, que las probabilidades se alteren a su favor.
Saludos.
Hola, Demiurgo:
EliminarCreo que hace unos 11 años que empezamos a leernos. Desde entonces, dejando a un lado tu valía creativa, siempre has trasmitido aprecio a lo hecho por otros y afecto a los creadores de esos contenidos.
Eres un gran escritor y una mejor persona.
Me alegra mucho el que tu comentario sea el primero que hemos recibido.
Desconozco esa teleserie, pero ahí están las similitudes que mencionas.
Trabajar de oculista no conlleva ser ocultista de la belleza.
Ignacio Minino es muy suyo, aunque le gustaría ser muy de la enfermera.
Úrsula es genial compañera y mejor amiga.
Un gran abrazo, compañero.
Admito que hay una mente en las mascotas, perros y gatos, son extremadamente inteligentes, obviamente el de esta historia se encuentra con achaques debido a la edad, pero aun asi sabe a donde apuntar. Ursula parece estar conectada con la mente del gato hasta cierto nivel. Bastante divertido el relato, y nos pone a alucinar si en un futuro los planes del cegaton se haran realidad.
ResponderEliminarHola, José:
EliminarGracias por tu comentario, compañero.
No tengo mascotas. No me gusta poseer seres vivos.
El recurso al personaje del gato es resultado de que cuando nos conocimos, acababa de publicar una novela protagonizada por una gata y usaba la personalidad de un reportero gatero para publicitarla. A flor le hizo gracia el personaje y, desde entonces, forma parte de nuestra complicidad en Internet.
¡Me ha encantado la expresión “cegatón”! Sería como la versión gatuna de este Clark Kent cuando intenta emular a Superman sin gafas. A falta de Wonder Woman él tiene por aliada a la Maravillosa Úrsula.
Un abrazo, José.
Después de disfrutar de este miaurelato, solo queda dejaros mi felicitación y mi enhorabuena por tan buen momento que nos habéis regalado, mis queridos amigos, ingenio en estado puro. Ha sido todo un placer leeros en conjunto, y la imagen es preciosa. Desde aquí deseo la pronta recuperación de Flor y también aprovecho para felicitarte por tu interpretación en inglés... Qué maravilla de pronunciación, amigo mío.
ResponderEliminarMil besitos con mucho cariño para cada uno y muy feliz comienzo de semana ♥♥
Hola, maullante Auroratris.
EliminarMe alegra recibir tu “marramiamaú” sobre el relato. Es pública tu debilidad por los felinos, por lo que tu comentario le pone el cascabel de la felicidad a este gato cegato.
Compartir este regato con Flor ha sido toda una suerte.
¿Mi inglé? Lo é aprendío de mi primo, er gato Jinx, mientra le grita a ezoz mardito roedore de Pixie y Dixie.
Un abrazo, compañera.
Hola, Flor y Nino. Debo reconocer que esta ha sido la primera vez que he leído un "regato". Si bien a veces me he perdido un poco con el idioma minino, sí que aprecio el derroche de creatividad. Un abrazo!!!
ResponderEliminarHola, Beri:
EliminarGracias por no haber hecho un regate comentarista a este “regato” primerizo; de haber sido así, nos habríamos quedado sin poder disfrutar de tu compañía recreativa.
Los problemillas causados por el lenguaje “minino” son culpa mía, soy dado a juagar con la sonoridad el lenguaje y a inventarme palabras. Flor es la ofertante del lenguaje gratificante.
Un abrazo, Beri.
Tanto perder el tiempo con gatos y boludeces es ridículo.
ResponderEliminarDi que sí, anónimo: lo elegante es escribir sandeces.
Eliminar¡Ah las conjuras y sus necios!
Como solía decir el sabio de mi abuelo.... "Para que hacer caso a medios días habiendo días enteros" es de necios sabiendo que no te gusta lo que escribe perder el tu tiempo en leer esa boludeces.
EliminarEste es un mensaje para el anónimo 1 que dices esa gilipolleces.
Sí, tu señor abuelo era todo un felino ante la ponzoña de las ratas, anónimo 2.
EliminarHola Flor y Nino excelente gaturelato, espero que el gato consiga sus lentes y a Flor que se cuide que esperamos verla pronto de vuelta. Muy bien escrito a cuatro manos. Suerte y un abrazo.
ResponderEliminarHola, Ainhoa:
EliminarGracias por tu comentario solidario.
Excelente es vuestro trabajo; el nuestro es mestizo como lo son esos gatos callejeros hijos de encuentros tan casuales como intensos. Trabajar con Flor es todo un estímulo. Y, además, es toda una suerte dado lo mucho que se aprende de su fluidez en el uso del “habla” (admiro su capacidad para escribir tal y como se habla).
Y gracias por compartir el video. Abrazos y ronroneos gatunos para vosotros.
ResponderEliminarNo hay nada que agradecer. Entiendo que estos intercambios, éste aprender y disfrutar unos con otros, es el objetivo de estas convocatorias (no las afronto como un concurso, sin desmerecer a quienes lo hacen). Además, vosotras habéis hecho el trabajo; es a vosotras a quien hay que agradeceros que lo compartáis.
EliminarUn abrazo, Ainhoa.
Hola Flor y Nino, me pareció muy original el "regato", la conjunción de ambos estilos, los felicito y como loca admiradora de los gatos fue un placer leerlos, un abrazo para ambos.
ResponderEliminarPATRICIA F.
Hola, Patricia:
EliminarSí, he leído alguno de tus “regatos” dedicados a tu mascota. El que te haya gustado nuestra historia felina es todo un estímulo; a tu condición de escritora apasionada unes la de entusiasta gatuna.
Muchas gracias por tu comentario, Patricia.
Un cuento con gatos.
ResponderEliminarHAGIOGRAFÍA
Juan Pablo Noroña - Cuba
Este es el famoso friso que detalla la pasión y muerte de San Mau de Bonafide, historiado en 1304 por Colafluff Devlems. La primera predela refiere el hecho conocido como La Piedad de la Mujer Avara: en el hemiglifo izquierdo los visitantes pueden ver cómo dicha señora arriesga la vida para sacar al pequeño San Mau del pozo donde lo habían dejado, y en el derecho cómo lo seca y arropa con las telas más caras de su marido el mercader. La segunda es la de La Tentación, y muestra a la bruja del burgo ofreciéndole a San Mau, ya un jovenzuelo de plumoso manto azabache, una vida regalada como su familiar. Por supuesto que él rehusa, o no estaríamos en su catedral, ¿eh? El escenario, un anfiteatro en ruinas en un paisaje desolado, es profundamente alegórico. Sigue la Interpretación. En esta estancia, San Mau entra en el refectorio de un monasterio, donde un monje explicaba a los niños el pez como símbolo cristiano, y cómo no tenía nada que ver con el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Vean la luz dorada en las puntas de las orejas de San Mau; representa que recibe la epifanía del Dogma Piscígeno, a saber, el pescado es carne sacra, creada por Dios para sus siervos los gatos, y comiéndola alcanzan la comunión con Él. Ahora viene el primer milagro, La Natación: el santo, transportado de éxtasis, pierde cuidado y derriba una cazuela, a causa de lo cual los monjes lo descubren y persiguen hasta un río. El segundo hemiglifo muestra a San Mau cruzando a nado, tras haber impetrado de Dios las fuerzas para lanzarse a las aguas. Después sube a un árbol para pasar la noche, y al amanecer la Mano desciende de entre las nubes y lo acaricia en esta predela del Divino Rasquito, cuya otra mitad lo muestra bajando del árbol con la guía de la Mano; este es el segundo milagro, La Asistencia. Posteriormente viaja a Roma, donde ocurre el tercer portento, la Pacificación de los Perros. Aquí se le ve a las puertas de la Ciudad Eterna, calmando con su ronroneo a tres horribles molosos. En Roma realiza La Predicación a los Fieles, los célebres gatos romanos, que posteriormente realizaron el Éxodo al Norte y fundaron el Ducado de San Mau de Bonafide. El maestro Colafluff lo representa bautizando a los neófitos, y como pueden ver, el Sacramento por San Mau no es mediante inmersión ni aspersión, sino por lamida en el puente de la nariz y la base de las orejas. La última predela es el Martirio y Acogotación. Los pescaderos de Roma convencieron al preboste de Roma para que colgara al santo de una tendedera por las orejas y la cola, y así estuvo un día entero, hasta que la Mano, descendiendo por segunda vez, lo pinzó por el cogote, lo cual lo llenó de paz celestial. Acto seguido, la Mano de Dios se llevó al santo al cielo. Los hechos de los fieles se narran en el friso siguiente...
Publicado en Axxon 169, Ficción breve
https://venyenloquece.blogspot.com/2023/02/cegato-un-relato-maullado-por-flor-y.html
Saludos.
https://axxon.com.ar/rev/169/c-169cuento8.htm
EliminarHola, Demiurgo:
EliminarGracias por compartir este relato. Eres una persona tan considerada como detallista, te agradezco la atención que desde siempre me dedicas.
No conocía este relato ni a su autor. Me ha resultado una lectura amena. Es un texto ingenioso y muy depurado.
Un abrazo, Demiurgo.
Muy original el relato contado entre los dos. Un texto con ritmo poético que transmite buen humor siempre se agradece. Buen trabajo.
ResponderEliminarUn abrazo, para los dos.
Hola, Carmen:
EliminarGracias por convertir en palabras escritas el eco de tu risa. Tu buen talante lector se agradece, siempre.
Un abrazo, Carmen.
Pues sí, muy buen resultado ha dado esta colaboración. También a mi me ha gustado mucho el relato. Divertido y muy agradable de leer.
ResponderEliminarHola, Marta;
EliminarEste relato no sería nada más que letras y signos sin el ingenio de vuestra lectura.
Gracias por leernos con tu corazón risueño y por escribirnos palabras de aprecio,
Un abrazo, Marta.
Tiene gracia y está muy bien llevado el trabajo en colaboración. Buen ritmo. Felicitaciones para ambos. Un abrazo
ResponderEliminarHola, Juana:
EliminarAciertas, esa felicidad que nos deseas es completa al leer vuestros comentarios cómplices con el espíritu del relato.
Un abrazo, Juana.
Hola, Flor y Nino. La verdad que el mundo de la agudeza visual tiene tantas nomenclaturas que es para perderse, sobre todo por querer escalar algo tan subjetivo y difuso como la propia agudeza visual. A mí me gusta eso de los porcentajes, como una visión del 100 por 100, aunque lía aún más si este decrece por debajo del 50. En fin, palabrería a parte, me encanto el relato, el tono cinico y divertido, con todos los juegos de palabras y símiles tan ingeniosos que vienen con sus rimas y ritmos juguetones. No es más ciego que el que no quiere ver, aunque muchas veces no somos conscientes de esa ceguera hasta que alguien nos lo hace ver, pero ahí llega otro intrincado juego de contrarios que enrevesa la percepción hasta hacernos creer que nada es lo que parece y las cosas cuan menos rebuscadas mejor, je, je.
ResponderEliminarFelicitaciones a ambos por este momento de diversión y entretenimiento. Seguro que el pobre minino al final consigue lo que se pretende.
Un abrazo doble, y espero que Flor se recupere pronto.
Hola, Pepe:
EliminarPues sí, lo del corazón delator lo dejo para manuscritos hallados en una botella y otros poeMarios; lo que delata mis pasiones es el disfrute. Y escribir un relato junto a Flor conlleva adentrarte en el jardín de las delicias. Donde ella es vivaz, yo soy voraz. Basta que quiera parecer elegante y fino al aceptar comer caviar con pepino, para que mi intestino proteste ante mi desatino cual gato salmantino.
El buen humor y el buen amor deben ir de la mano: amo lo que escribo y adoro lo que me escribís, mi alegría es una muestra de la celebración de nuestro venir y enloquecer.
Minino es muy pretencioso y suele conseguir lo opuesto a lo que pretende.
Un abrazo, Pepe.
Hola Flor y Nino. Enhorabuena por este relato a dos manos, o dos maullidos debería decir. Antes que nada, espero que Flor se recupere pronto y todo quede en nada. Nos traéis un relato divertido, plagado de rimas ingeniosas que supongo os habrá sido difícil de escribir, pero seguro que os lo habéis pasado en grande. Al final no nos queda claro si el minino Ignatio tiene problemas de visión o más bien de corazón, o si sus problemas de visión le afectan al corazón. Parece que todo va unido en una mezcla que configura su particular carácter gatuno, y en vista de las dotes expresivas del minino le auguro una futura candidatura al nobel de gatoliteratura. Yo también me he quedado prendado de la enfermera. Muy divertido vuestro cuento. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Jorge:
EliminarSí, en hora buena tuve la suerte de unirme a Flor para la escritura de esta locura.
Soy un minino tan débil como curioso ante las tentaciones; y más cuando rezuman libertad como ocurre con las convocatorias creativas. Así que en cuanto se presentó esta ocasión del Tintero, no la pinté calva, sino dorada junto a Flor.
Me gusta la felicidad, sentirla y compartirla. Dejo para mentes más sublimes y espíritus más vaporosos eso de reconfortarse en la tristeza y la melancolía. Yo prefiero una risa ruidosa a un aria piadosa, por eso lo mío es el ruido del rock y no la música de Handel.
Ignacio me asegura que, cuando gane su primer Nobel, a ti te dará el premio y él se contentará con el dinero.
Un abrazo maullante, Jorge.
Este gato es todo un personaje! Me encantan los juegos de palabras de tu relato! Y el carácter rebelde y algo descarado del protagonista! A ver si tiene suerte con la enfermera, o al menos que le hagan caso y le dejen llevar las ganas que tanto ansía! Un abrazo!
ResponderEliminarHola, Marifelita:
EliminarSí, la sanísima enfermera tiene enfermo de insania amorosa al tenorio del gatorio.
Me alegra saber que no desentona el enfoque lúdico. El jugar con las palabras es para mí el placer más instantáneo de escribir. Luego está el regalo de vuestros comentarios.
Como exclamaría Minino: ¡Remiaú!
¡Madre mía! Mi admiración total, primero por escribir a cuatro manos —algo que me parece dificilísimo— y segundo, por hacerlo rimando todo el rato —para mí también muy complicado—. Me ha recordado muchísimo a Cyrano de Bergerac o a alguna comedia clásica española del estilo. El tema del humor ya me parece que termina por elevarlo a lo más alto.
ResponderEliminar¡Buen trabajo, chicos!
Hola, MJ:
EliminarLo difícil y complicado se derriten cual helado cuando tienes al sol de tu lado. Y contando con el solete de Flor, se entiende que uno se enrolle cual Cyrano y ella embellezca cual Roxane este relato gatuno sin tunos. La risa favorece a quien la siente y a quien la recibe. Me sienta bien vuestra compañía risueña.
La parte inteligente del humor está en tu ingenio leyente; y esto no es un rumor, es un hecho evidente.
Gracias por tu comentario elevado, MJ.
Gracias por tu respuesta rimada, es todo un honor, caballero gatuno.
EliminarGracias sinceras a ti, MJ. Tu creatividad y amabilidad son de agradecer.
EliminarAquí estoy y estaré, compañera.
Menudo relato maullante y ronroneante!! Besos para los 2.
ResponderEliminarHola, Maite:
EliminarMenudo regalo ilusionante supone cada uno de tus comentarios.
Un abrazo, Maite.
Hola Nino minino, vaya la que has liado con el gato cegato.
ResponderEliminarLa verdad es que estamos los dos colors de atar, Jajajaja.
La verdad es que es súper divertido y alegre, es chispeante como la Coca-Cola.
Sabes que formamos un buen equipo, me alegro de que tenga muy buenas críticas y más si son positivas, te felicito amigo.
Te mando un cálido y afectuoso abrazo para ti y frambuesa de mi parte.
Maullidos ronronentes de flor....!!! REMIAÚ?¡¡¡
Quise poner locos de atar, jajajaja
EliminarHola: divertida, alegre y chispeante Flor:
EliminarSí, la de nuestros compañeros es siempre una compañía estimulante.
Me reconforta el que estés contenta con la recepción que está teniendo nuestro “regato”. Y es que hay que estar cegato para no apreciar el encanto de tu escribir.
Más que locos de atar, lo estamos por disfrutar. Que las ataduras impiden singladuras creativas y libertades vitales. Sólo me ata los zapatos para no darme topetazos.
Frambuesa esta radiante. Aunque no le gusta el frío su cercanía me irradia brío.
Me alegra que estés bien, Flor.
Un gran abrazo cálido, amiga.
Qué gran ejercicio de imaginación :)
ResponderEliminarUn gato siempre se sale con la suya, un gato enamorado debe ser todo un peligro. Hace tiempo me encontré con un señor que, me confesó, llevaba unas gafas falsas como quien lleva un reloj o un colgante. Me pareció ofensivo para mis miles de dipotrías :)
Hola, Beauséant:
Eliminar¡Y es que el mundo esta lleno de falsarias y de pretenciosos! Y eso te le asegura este ilusionado que durante años llevó algodonado en el interior de sus calzones “Abanderado" por eso de facilitar el que por la suerte de Afrodita fuera coronado. Pero la diosa, al igual que Cupido, o anda escasa de puntería o sobrada de maldad; ya que he llegado inmaculado a mi provecta edad.
Un abrazo sonriente, Beauséant.
¡Vaya faena! ir a por unas gafas y además de salir sin ellas, sin que la enfermera te haya hecho caso : ( Lo peor, no es ver mal, lo peor es no conseguir que quien no quiere ver, te vea ; ) seguramente esa pobre enfermera tenía un mal día y además de cegata, era sorda como una tapia, de ahí que ni aun ronroneándole como lo has hecho, te haya prestado atención. Quizá debiste ir a un veterinario gatuno, segurísimo que él hubera atendido tu petición y además de con gafas te hubiera puesto un precioso cascabel; )
ResponderEliminarUna preciosa interpretación a 4 manos! ; )
Muchos besos para los dos y mi enhorabuena!
Por cierto, en mi blog te he dejado un PDF del que puedes extraer cuentos para practicar en tus audiciones como locutor y de paso, quizá con tiempo, mirarás a Cortázar con los mismos buenos ojos con los que te hubiera gustado te viera la enfermera, aunque tras todo lo que has contado, mejor que se quede a un lado ; )
Hola, María:
EliminarDisculpa que te empiece matizando ya que tu concluyes atizando: “A un lado”, no. ¡A mi lado! Que soy la mar de salado y estoy ultravitaminado cual Súper Ratón mineralizado.
Pues sí, a falta de con gafas salí gafado de la tomavista de la oculista. Aunque la que también debe de necesitar anteojos es la enfermera: dejé escrito con números bien GRANDES mi teléfono en las paredes del consultorio y ella aún no me ha llamado desde el locutorio. No, “gorda” no era ni aún rodeándola. Aunque para apreciar un tipo fino nada como la posición de supino.
La última vez que fui a un veterinario me atendió un hombre seco y ordinario, que a falta de cascabel quiso colgarme un cencerro como si fuese un vulgar perro.
Bueno, María admiradora de Cortázar, me voy a jugar al tres en raya.
¡Remiaú!
Les ha quedado genial el relato. Considero que la escritura compartida debe ser de las más complicadas, y les quedó muy bien, ¡enhorabuena! Me gustó mucho el tono humorístico y poético del relato. Suerte en el Tintero. Un saludo.
ResponderEliminarHola, Cynthia:
EliminarCreo que ésta fue mi primera vez.
Me refiero a la primera en la que lo he hecho acompañado.
Aunque temo que esta afirmación mal ha sonado
y que no faltará quien la encuentre soez.
Disculpa el ripio, es que tengo un ataque de “hipio” y no quiero repetirme también en las respuestas a vuestras palabras apuestas que me engalanan y encantan.
Gracias por tu comentario, Cynthia.
Gracias, Nino y Flor, por participar con este relato en el homenaje a John Kennedy Toole y La conjura de los necios. Un abrazo y suerte!
ResponderEliminarHola, David:
EliminarMás que cegato, habría que estar turulato para no agradecerte el buen rato que me produce sumergirme en tu tinterato.
Un abrazo doble, por flor y por mí.
Hola, amable leyente:
ResponderEliminarHe colgado un video en el que doy voz a un fragmento de este “regato”:
https://venyenloquece.blogspot.com/2023/02/practica-06-lectura-parcial-de-cegato.html
Te estaré maullantemente agradecido si te haces seguidor de mi canal en YouTube y le das a "me gusta" en el video.
Gracias.
¡Qué simpático dueto a dos manos...! ¿o debo decir patas sin metedura de idem?, giros ingeniosos, rimas locas y pegadizas y veo que reina la alegría por esa gatera y que lo habéis pasado de lujo, seguro.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo para Flor, que se mejore pronto, y otro grande para ti, Nino, el de la voz preciosa.
Hola, Tara:
EliminarConfío en que mi sentir no se convierta en tinta, pues mi escribir aparecería sonrojado. La dulzura de mi voz la pone la afabilidad con la que la escuchas. Gracias.
Soy de natural patoso, pero Flor es garbosa. Digamos que este regato está escrito por una ingeniosa y un pazguato.
Gracias sinceras por visitar y alegrar esta gatera.
Un abrazo, Tara.
Creo que he oido a un lindo gatito...🐈⬛💋
ResponderEliminarCreo que he oido cantar a una sirena.
EliminarNo conocía tu faceta maulladora a la hora de construir historias. Buena colaboración a dos patas donde se ve que el necio no siempre es el que lo parece.
ResponderEliminarLa oftalmóloga más cegata que el protagonista, que quiere pillar a toda costa poniendo todo el pescado en el asador. Se quedó sin gafas, quizás tenga que ir la próxima vez a un veterinario. A lo mejor se hace a la chicha igual que al bacalao.
Un abrazo, compañero.
¡Remiaú, Francisco!
EliminarLa vida ya está muy perra como para andar ladrándonos, de ahí que prefiera maullar.
Más allá de mi natural curioso poco más tengo de felino, ya que la agilidad no es mi supino y el tener siete vidas no es mi destino. Sí, creo que la señora oftalmóloga debía de haber dejado sus lentes en una sinagoga; de no ser así, fue toda una demagoga.
El bacalao es delicioso, lástima su precio escandaloso.
Un abrazo con lazo, Francisco.
Hola. Si bien he tenido que adaptarme un poco al acento gatuno, al final he disfrutado un montón del ce-gato y sus peripecias. Excelente relato que me he permitido enviar a varios amigos y compañeros que se desviven por esas cositas peludas y que, de seguro, lo disfrutarán tanto o mas que yo... excelente.. ¡saludos!
ResponderEliminarHola, Octavio:
EliminarGracias por acentuar tu atención gatuna, te lo agradezco de manera oportuna.
Me alegra que hayas disfrutado con las ceguedades de este gato despistado.
Todo mi agradecimiento por haber dado de este regato amplio conocimiento, aunque tras haberlo leído quizá tus amistades se hayan reconvertido en enemistades.
Muchas gracias sinceras, Octavio.
Un gran abrazo.
Hola, Nino, vaya, vaya... Otro relato y este en tono gatuno a dos tonos, que os quedó muy simpático a ti y a Flor. (Por cierto, le deseo una pronta mejoría). Muy creativo, (creativos) andáis, je... Sabes, escuchándote (lo he puesto en alto) mientras preparaba la comida y la familia también lo ha escuchado y han comentado que podrías narrar cuentos para niños y no tan niños, ya que las entonaciones de las voces de tus personajes (cada vez mejor, 😉) Hemos pasado un momento delicioso con ese gato "cegato" que fue a la oculista equivocada o más bien ciega mental, je... No es tan raro, sabes. Un amigo fue una vez al dentista, ya que le dolía una muela... y al salir se dio cuenta que le habían extraído la muela equivocada. Hay gente que no ve porque porque no tiene interés en ver más allá de sus narices.
ResponderEliminarAbrazos a ti y a Flor. Feliz domingo gatuno!
Hola, descamisada Clarisa:
EliminarGracias por tus sinceros deseos de recuperación, pronta y firme, para nuestra compañera Flor.
¿Así que habéis escuchado la locución mientras preparabais la comida? Menudo homenaje, gracias. Vuestro escuchar juntos esa “dramatización” me lleva a mis tiempos de infante, cuando escuchaba la radio junto a mi madre.
Me alegra saber que aprecias una mejoría en mis ejercicios tonales (gracias también por tu apoyo al canal en YouTube). Hace años me ofrecí a colaborar como “cuentacuentos” con una ONG; pero más que rechazar mi ofrecimiento no lo llegaron a valorar. Quizá me lo plantee de nuevo, aunque creo que no hay otra ONG en Gijón que se dedique a hacer actividades lúdicas en hospitales.
Mi próxima práctica la colgaré este jueves, espero. Confío en que te/os guste.
Lo de extraer una muela equivocada se debe de dar con relativa frecuencia; es más los errores médicos son una realidad bastante habitual como lo son en cualquier otra profesión (no soy de los que veneran a los trabajadores médicos o sanitarios, me merecen el mismo respeto que cualquier otro trabajador).
Grandes saludos para ti y los tuyos, Clarisa.
Y por cierto, me gusta mucho la foto de "Frambuesa" con un ejemplar de tu libro "La gata vio al asesino". Disfruté un montón de esas calles de París... A ella se la ve hermosa 🌹
ResponderEliminarLa ejemplarizante Frambuesa se ha puesto radiante en su hermosura al leer tu comentario. Gracias de su parte.
EliminarSí, sé del ánimo que me trasmitiste mientras escribía “La gata vio al asesino”. Y sé del apoyo que me diste una vez publicada.
Un abrazo grande, inmensa Clarisa.
Hola, Flor y Nino. Relato original con un cato cegato pero muy resabido. Me ha gustado esa juego de palabras nuevas y rimadas incluyendo a una afamada expareja. Me ha gustado por la originalidad del personaje y lo divertido. Deseo que Flor se recupere pronto y vuelva a abrir el blog donde no se puede escribir de momento. Un abrazo a ambos.
ResponderEliminarHola, Isan:
EliminarGracias por tus buenos deseos hacia Flor.
Es resabido que a un gato, aunque sea cegato, no debes tratarlo como un pato ni cual libre darlo.
Es de agradecer el tener compañeros que hacen de su leer un estímulo a su partener.
Un abrazo de ambos, Isan.
Un buen relato gatuno y destornillante. Suerte en el Tintero de Oro. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Mamen:
EliminarUn buen comentario, oportuno y estimulante.
Suerte, ahora y siempre.
Un abrazo, compañera.
¡Hola! Un relato muy original y diferente, buena apuesta para el reto, bien hilado. Un abrazo. :)
ResponderEliminarHola, Merche:
EliminarGracias por no ser indiferente a este relato contado con ánimo “divertente”.
Un abrazo, compañera.
El gato cegaron resulta ser todo un ligón.
ResponderEliminarMuy buen por este aporte tan diferente Nino.
Flor es una mujer a la que se le echa de menos. Le mando un abrazo muy fuerte mediante tu blog🌷
Hola, de la Flor:
EliminarGracias por tu visita comentada.
Bueno, Minino es un enamorado del amor. La suerte de tener 7 vidas es que puedes dedicar una al aprendizaje, otra a la práctica, la siguiente al arrepentimiento… Pese a lo añejo de su pellejo, él está aún aprendiendo.
Flor ha vuelto a publicar en su blog. Buena señal.
Un abrazo, compañera.
Sorprendente vuestro texto. Un trabajo original el que habéis logrado a cuatro manos. Mientras iba leyendo . he ido disfrutando de cada rima. A veces tratando de adivinar la siguiente, siempre sin éxito, jejeje. Esa enfermera sexy también es todo un puntazo.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso y ánimos para Flor.
Un fuerte abrazo.
Hola, Pedro:
EliminarGracias por este comentario reafirmante de tu buen talante lector, al igual que tus textos lo son de tu exultante como escritor.
Mis rimas son un devocionario a mi mayor ídolo literario: el letrista Nacho Cano y sus letritas para Mecano.
La enfermera lisonjera me canturreaba esta cancioncilla en la consultilla:
“Mira ahora, mira ahora, puedes mirar
Que ya me he puesto el maquillaje
Y si ves mi imagen te vas a alucinar
Y me vas a querer besar, ah, ah, ah”.
Un abrazo sin maquillaje y con aprecio, Pedro.
Un relato muy gatuno donde los miaus y remiaus están mal de la vista y el doctor no les da la solución y al final se van igual que llegaron.
ResponderEliminarGracioso argumento.
Un abrazo para los dos.
Puri
Hola, Puri:
EliminarDe allí nos fuimos como llegamos; pero aquí hemos hecho nuestra gatera gracias a vuestra amable acogida a nuestros maullidos y ronroneos.
Por suerte tengo siete vidas; pues, con el tiempo que llevo esperando a que me vuelvan a citar del seguro, te aseguro que he malgastado una vida.
Un abrazo, compañera.
¡Remiaú!
Querido Nino: amigo nuestro, desde nuestro corazón pequeño y simple, ¡gracias por tus regalos! Gracias por hacer nuestras vidas un poco más significativas, menos egoístas; algo más humanas a través de tu ejemplo. Y te lo digo desde mi realidad sin alardes, desde mi sincero afecto.
ResponderEliminarGracias por el regalo de tu compañía escritora, narradora, humanizadora... 🙏
(I always learn from you, you are always a new revelation for me. My family and I admire you.)
Mi querida Clarisa:
EliminarSoy yo quien tiene que estarte (estaros) agradecido en lo vital, por permitirme desde hace ya tantos años compartir trechos del camino.
¿Y qué puedo decir de tu estímulo en lo creativo? Leer en voz alta tus textos es tonificante. Gracias por tu afecto, Clarisa.
Time will tell the History of these times. We tell the stories of our times. I preffer your telling stories, to anyother tale of this time.
Best wishes.
Hola Nino y Flor,
ResponderEliminarSiempre he pensado que escribir a cuatro manos es bastante complicado, pues cada uno tiene su estilo y su visión de las cosas a la hora de contarlas. Pero vosotros dos, no sólo lo habéis logrado con este relato, sino que además habéis derrochado creatividad y sentido del humor. Me ha divertido mucho.
Una abrazo a ambos y mucha suerte en el concurso.
Hola, Estrella:
EliminarSí, nada en un proceso creativo es fácil. No lo es tan siquiera el editar un texto ya escrito. Pero éste “Cegato” tiene mucho de recreativo, quizá por eso ha sido sencillo sentirme cómodo en él. Comodidad ampliada por la generosidad de comentarios como el tuyo.
Un abrazo, Estrella.
Hola, Nino. Hola, Flor. ¡Pedazo de relato habéis creado! Divertido, fresco y muy entretenido, lleno de juegos de palabras que me han recordado mucho a la gran Gloria Fuertes.
ResponderEliminarOs deseo lo mejor en el concurso. Un fuerte abrazo para tan gran dúo.
Hola, Bruno:
EliminarGracias por tu comentario cómplice. Comparar este “regato” con cualquiera de los cuentos inmortales de la imperecedera Gloria Fuertes es todo un estímulo.
Un abrazo con lazo: no de zapato, sí de gatazo.
Así me dejas, con una sonrisa, tambien un poco gatuna, jaja...
ResponderEliminarBravo por vuestro felino incomprendido. Es la doctora la que necesita gafas, que no puede "ver"que su visión es muy otra... (La de las cosas verdaderas). Poesía y humor, todo en uno para ver la vida con luz de colores!
Un abrazo para ambos, y que se mejore Flor, que nos falta su simpatia ☺☺
Hola, Volalera:
EliminarGracias por tu comentario ronroneante y por tus buenos deseos para Flor,
Sí, muchas veces somos ciegos (insensibles) ante la realidad ajena; otras veces es nuestro egoísmo el que nos ciega. Lo decepcionante es cuando esa ceguera, ese invisibilizar las necesidades de otros, es ejercida por profesionales cuyo trabajo es entender otros puntos de vista y dar nuevas perspectivas a sus pacientes/clientes.
Un abrazo, Volarela.
Hola, Flor & Nino. Un relato muy gatuno y menos mal que el cegato era el minino porque si llega a ser el ama fijo entra en la consulta de otro especialista y no, precisamente, de la vista. Dicen que el Amor, aparte de ser un sufrimiento, es ciego; así que este gato miope solo sentirá de ese dolor cuando, guiándose por el calor, ronronee al radiador.
ResponderEliminarSaludos y suerte.
Hola, JM:
EliminarGracias por tu comentario oportuno sobre este relato gatuno.
Quizá si en vez de ser una oculista la especialista, lo hubiera sido una saxofonista, Minino continuaría perdido de vista.
¡Ah el amor! Sentimiento cercano al amor, que produce tal ardor que resulta tan cegador como iluminador. (Lo del “radiador” ha sido muy Aviador –dro–)”.
Muchas gracias por tu comentario festivo, JM.