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Mis mejores deseos para ti y los tuyos, amable leyente, ahora y siempre

sábado, 3 de junio de 2023

Junio 23 II

https://concursoeltinterodeoro.blogspot.com/2023/05/donde-vive-el-recuerdo-nino-ortea.html

Hola, Matilde:

Te pido disculpas tanto a ti como al resto de compañeros por mi retraso en corresponder
a vuestros comentarios, he estado más distraído de lo habitual.

Gracias dobles: tanto por tu lectura atenta de esta reflexión como por la descarga de una copia en kindle de esta novela (su edición no es la automatizada por Amazon, es personalizada, por lo que confío en que el archivo no te de problemas de lectura y en que ésta te resulte amena).

Imagino, compañera, que somos muchos los posesos a la hora de escribir ficciones en las que parece que alguien nos está dictando sus vivencias. De ahí que seamos también lectores sorprendidos por lo que escriben nuestros heterónimos.

Un abrazo, Matilde.


Hola, I.Harolina:

Gracias por tu felicitación y por las amables palabras que siempre me regalas en tus comentarios.

Escribir a mano es instintivo a la par que cómodo. No sé mecanografía y soy muy despistado, por lo que el trabajo que sí me requiere tesón es el de corregir y editar mis textos. Mi camino literario es placentero en los tramos que recorro acompañado por vosotros y estimulante al acercarme a vuestros recorridos. El
tránsito solitario suele ser a trompicones, pero también lo disfruto dado que como indicas sonriente no es una maratón sino un ejercicio de comunicación, por lo que nunca me deja derrengado.

Es siempre reconfortante recibir tus palabras, compañera. Gracias por tu amabilidad y por tu tiempo. 

Un abrazo, I.Harolina.


 

Hola, Patricia:

Encantado con tu cordialidad, la de ahora y la que siempre compartes.

De no existir los procesadores de texto no podría autoeditarme, pese a ello desconfío de los procesos informáticos. Quizá sea más exacto si te escribo que temo quedar atrapado en ellos. Mi esposa me regaló el primer pc en 1992 y atisbé un laberinto de autocomplacencias que me ha hecho recelar de ese camino que se me abría (tardé 24 años en contratar Internet).

Sí, el sentirnos vivos es inspiración positiva. Procuro silenciar la melancolía, pero ésta aflora en aspectos de mi escritura que se escapan a mi autocontrol. No me gusta compartir tristeza, ya que sé que ésta es contagiosa. El pasar a limpio los textos ayuda en la limpieza a seco de la humedad de las lágrimas que desata el leer algún texto escrito a mano.

En mi caso, más que fácil o difícil, el proceso de escritura friccionada es incompleto: a mis textos siempre les falta algo (habitualmente mi voluntad de darlos por acabados).

Un abrazo, compañera Patricia.


https://hablacontusamigos.blogspot.com/2023/05/confianza-y-determinacion-sumi-e-y.html

Hola, MARÍA:

Gracias por esta introspección, tan jugosa en su contenido como apetitosa en su continente.

No tengo varitas mágicas ni pinceles gráciles. Tampoco tengo la paciencia concentrada para practicar “Sumi-e”. Sí tengo años y capacidad de observación. Mi natural excéntrico me condiciona, lleva a que no concurra con los demás y a que me distancie por incapacidad de acercarme, no por voluntad. Desde la distancia, desde mi laberinto, me encaramo a torreones y observo el tránsito de la mayoría por sendas concurridas o su confluir a plazas abarrotadas. Los observo con curiosidad al ver cómo en grupo hacen aquello que individualmente reniegan y al revés (llevado a tu introversión sobre las campañas electorales y sus campanazos sociales, reparo en que nadie que me sea visible airea su voto por Vox, comenta que vea “Sálvame” o reconozca que no cierra el grifo al lavarse los dientes). Sin embargo, alguien lo hace cuando tiene ocasión, ¿verdad? Menos lo primero, practico lo tercero y ocasiono en lo segundo. Imagino que, por pecado de omisión, también pertenezco a la legión minoritaria culpable de este endemoniado déjà vu mayoritario.

Voy a bajarme de mi digresión y acercarme a tu reflexión:

Observo que la mayoría social encuentra consuelo en tener alguien a quien culpar. Entregamos a la ligera la capacidad de decidir sobre asuntos de peso, para así tener a quien culpar en cuanto las cosas nos salen mal. A los gatos negros los culpamos de nuestra suerte aciaga y a los teleoperadores de embaucarnos para consumir. Repetimos nuestros actos como repetimos frases apócrifas, para sentirnos como emperadores que justifican sus derrotas en que no enviaron sus naves a luchar contra los elementos.

Bueno, compañera, ha sido un placer leerte. Ahora me voy a escuchar a «Los Nikis» y su “El imperio contraataca”.

Un abrazo imperial, MARÍA. 

“Hace mucho tiempo que se acabó,

pero es que hay cosas que nunca se olvidan,

por mucho tiempo que pase”.


Hola, detectivesta Flor:

Has sido todo un placer el haber leido no de manera casual, sino intencionada, este nuevo caso de la  detective Wendy Webster: a la vez que he disfrutado he descubierto el origen secreto de Dulce. Aunque Sade me parece un autor retorcido y un personaje nefasto, tengo que admitir que desde ahora sentiré algo de aprecio hacia él por lo mucho que he disfrutado leyéndote.

Mis mejores deseos, compañera, ahora y siempre.

¡Remiaú, Flor!

https://pandoraysubaul.blogspot.com/2023/06/el-caso-de-la-llave-secreta.html

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