Amable leyente:
Pienso
que si éstos son tiempos hostiles para la libertad de pensamiento es porque nos
molesta la libertad de pensamiento en otros; y los adjetivamos con
descalificativos o epítetos que los califiquen de catetos.
Este
‘hipotenuso’ suele poner a todos de acuerdo en el uso del eufemismo “peculiar” para adjetivar mi sustantivo ‘ninismo’.
Una
de mis peculiaridades es la de no tolerar la falta de respeto. Intolerancia que
no callo y con la que muchas veces he acallado al irrespetuoso. Pero me hago
viejo y los años no me están trayendo prudencia, sino cobardía.
Hace
apenas una semana participaba en una actividad cultural. Durante el ejercicio
de su turno de palabra, una escritora compartió el efecto de bloqueo que la
tragedia que asola a la región valenciana estaba ejerciendo sobre su
creatividad literaria. Su exposición fue correspondida por una ¿compañera? que,
como valoración a la introspección compartida, ofreció una refutación tan
calmada como irrespetuosa y soberbia: “Hay
que informarse bien”. La invalidadora, otra escritora, no respetó la
reflexión personal ajena –intuí que se alteró por la crítica al desgobierno
estatal que la ponente había incluido en su introspección–.
Nadie corrigió la actitud censora de la descalificadora. La mujer que había leído
su reflexión articuló, tras recibir la reprobación, unas explicaciones
alternadas con disculpas por el fondo y forma de su texto. Nadie le trasmitió apoyo o agradecimiento por haber compartido sus
inquietudes personales y la aflicción de su personalidad creativa. Nadie cuestionó la actitud cuestionable
de la valoradora que se había erguido como defensora del bien.
Fui
todo un “don nadie”. Me convertí,
peculiarmente, en uno más de la nada
adocenada.
Mi
mudez cobarde me ha llevado a una gran crisis, de la que ha sido eco mi
silencio en este blog.
Voy
mudando mi corteza de prudencia. De este olmo viejo brotan hojas nuevas que a
la música del azar entonarán un canto a mí mismo.
Eso
será entonces.
Ahora
debo alejarme de la gran nada.
Gracias
por acercarme a tu todo, amable leyente.
Nino.