Centrándonos
en el ocaso de las publicaciones de T. E. éstas se mantienen fieles a los
gustos del editor, orientados hacia obras puras de género, mientas que en el
mercado sobreviven las ofertas de temáticas híbridas –“El Víbora” se adapta con
soltura a los nuevos gustos, barajando a autores como Peter Bagge, Solano López o Miguel Ángel Martín–, a la vez que cobran fuerza los cómics de superhéroes
–finalmente reproducidos de manera mínimamente fiel aquí– y destaca todo el
raudal renovador que acompaña a la irrupción del Manga oriental, dada su rica
oferta temática y artística.
Al
igual que ese rey que culpó a los elementos meteorológicos de la derrota de su
armada invencible, Toutain sostiene
en los diferentes espacios editoriales de sus publicaciones que el infierno son
los demás. En un principio, se muestra casi supersticioso y parece indicar que
la mala racha se debe al cambio de nombre de la publicación –de hecho, presenta
el número 12 de “Zona 84” como el 78 de “1984”–. Posteriormente comienza a
desplazar la responsabilidad de su bajón de ventas a los lectores –que no
apoyan la calidad de sus ediciones– y a una parte de su otrora fiel guardia
pretoriana de autores, que incumplen su palabra y plazos de entrega –se muestra
“dispuesto a perdonar” los incumplimientos de Richard Corben con su obra Pilgor–.
También
se manifiesta implacable con los aficionados que le recriminamos el que algunas
de las obras presentadas en las revistas aparezcan luego recopiladas en
álbumes, que llegan a contar con páginas añadidas respecto al original
presentado. O el que, en momentos de falta de nuevo material, serialice en los
mensuales obras ya publicadas como volúmenes unitarios.
Por ejemplo, para
justificar la aparición del Den de Richard Corben en la
revista, tras haberlo comercializado como álbum, no duda en definirlo como “El Quijote del cómic de los años 70” a
cuya presencia necesaria en nuestros hogares ayudará su serialización. Y no
duda en añadir que no le interesan los lectores que se sienten estafados por su
decisión de revender la historia.
En
conjunto, el –por así llamarlo– “Proyecto 84” (de noviembre de 1978 a mayo de
1992) ofrece un balance satisfactorio para los aficionados, tanto los de
entonces como los de ahora, al contener un gran número de obras de gran
calidad.
De
entre las obras publicadas en “1984”, destacan junto a las ya citadas: Mundo
mutante (Richard Corben y Jan Strnad), Nave
prisión (Bruce Jones y Esteban Maroto), Cuestión de tiempo (Juan Giménez), Fragmentos de la Enciclopedia Délfica (Miguelanxo Prado), Ficcionario
(Horacio Altuna) y Star Raiders
(Elliot S. Maggin y José Luis García
López)...
Lo que describiste es una forma en que editores le pueden faltar el respeto a los lectores.
ResponderEliminarPuedo mencionar otras formas en que los editores, como dibujantes y guionistas, le faltan el respeto a su publico.
Me parece inadmisible el exceso de reinicios, a los que recurre DC, con eso de recurrir a los viajes en el tiempo. En que se plantea a que historias del pasado, algunas de gran nivel, nunca sucedieron fueron borradas de la continuidad.
O como algo que han hecho Marvel, en Marvel zombies o en Deadpool mata al universo Marvel, donde parecen ignorar las caracterisiticas de los personajes. Como que Luke Cage se trasnforme en zombie por ser mordido, cuando su piel es impenetrable.
De paso, Horacio Altuna desató una polémica alguna vez, afirmando que los que leen Spiderman son estúpidos. Aclarando luego que se referían a quienes sólo leen Spiderman.
Buenos días, demiurgo:
EliminarGracias por tu constante compañía.
Sí, es llamativa la desatención con la que la mayoría de los grandes grupos editores tratan a los lectores. Lo que resulta paradójico, ya que en un principio debería ir contra sus intereses, pues el mercado de la historieta es minoritario y menguante.
Imagino que nos ven con el mismo desprecio con el que un narcotraficante trata a su clientela, a la que sabe adicta y dependiente.
Un fuerte abrazo, Demiurgo.
Pues Toutain, tiene una postura demasiado cómoda, echar balones fuera. Eso siempre es lo más fácil, culpar a los demás de los fracasos.
ResponderEliminarMuchos besos
Buenos días, Carmen:
EliminarLa verdad es que Toutain no supo adaptarse a los cambios sociales de España ni a los de gusto del mercado. Su recurso a convertir en “infierno” a los demás, no por poco original deja de ser muy cuestionable.
Feliz domingo, Carmen.