Y NO AMANECE
El sol de medianoche entró por la ventana
y con la luz de un coche se iluminó tu cara,
la lluvia que mojaba tus calles tan lloradas
quisiera que limpiara también tu alma,
y no amanece, y no amanece, y no amanece.
La luz del sol gritaba tu nombre tan lejana
tus párpados trataban de no oír la llamada,
y no amanece en tu cara,
y no amanece en tu espalda,
y no amanece en casa.
El ruido de la calle también te recordaba
pero al coger tu mano no despertabas,
y no amanece en tu cara
y no amanece en tu espalda
y no amanece en casa.
Y no amanece en tu cara,
y no amanece en tu espalda,
y no amanece en casa.
Me ensalma el juego de anáforas, para reiterar la desolación y las sombras en el alma de una mujer. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarBuenas noches, Carlos:
EliminarEs lo que tenéis las personas bendecidas con una gran sensibilidad y expresividad: que sentís más allá de las palabras y os expresáis con las más cercanas. Son innumerables las veces que he escuchado esta canción compuesta por Enrique Urquijo y nunca supe resumir su motivación con una expresión tan sublimemente escueta como la tuya: juego de anáforas para reiterar la desolación y las sombras en el alma de una mujer.
Leerte es siempre un deleite personal y un aprendizaje creativo, Carlos.