Jerome
Charyn’s Movieland, chapter 10: Two-Headed
Man
El hombre de dos cabezas II
Había
algo absurdo en los guionistas, con sus dos cabezas, que se adentraban
apresuradamente en aquellas ciudades amuralladas con un guardia en la puerta,
vasallos en un reino que no podía comenzar una película sin su ayuda.
Eran
alumnos que se podían graduar al convertirse en productores y tiranizar a otros
hombres de dos cabezas. Pero la mayor parte de ellos nunca llegó a esos
extremos. Ellos no podían resolver la adivinanza más sencilla en la política de
los estudios: los magnates habían comprado sus servicios, al igual el de los
carpinteros o los zapateros, y podían pedirles que escribieran por página... o
al peso.
Compositores
como Erich Wolfang Korngold –quien
compuso la música para «El Capitán Blood», «King’s
Row» y, aproximadamente, otras doce películas– eran tratados mucho
mejor que cualquier hombre de dos cabezas. A los magnates les encantaba la
música; y además, Korngold era un
genio. Un niño prodigio checoslovaco, que había compuesto una ópera antes de
tener diez años y ya dirigía orquestas no superados los veinte. Jack Warner tuvo que secuestrarlo de la
Vienna Opera House.
En
1938, su salario en la Warner Brothers ascendía a 1,041.66 dólares semanales.
Era el “doctor Korngold” o el “profesor
Korngold” para los extraños, para
sus compañeros músicos, y para los magnates del cine. El profesor Korngold era muy vehemente respecto a
sus bandas sonoras. Si otros compositores del equipo intentaban aprovecharse de
sus creaciones, solía gritarles: “Yo le
robo a Richard Strauss. Tú puedes robarle a Richard
Strauss. Pero no me robes a mí”.
En
los ensayos se solía presentar vistiendo una cazadora, estilo vienés, “que le llegaba hasta la cadera”.
Despreciaba los cuchillos y tenedores en la mesa. Le gustaba comer los “dumplings”
y las tortas de “Sacher” con sus manos. Cuando Jack Warner o el chatarrero Louis
B. Mayer tenían que dar una fiesta, solían invitar a Korngold, sentarlo al piano, y suplicarle al maestro / profesor /
doctor que interpretara una de sus composiciones. Pero todo lo que podía hacer
un escritor era mirar el guión y “adecuar
el diálogo a la acción”.
«Movieland: Hollywood And the Great American Dream Culture»;
es una obra de Jerome Charyn,
publicada por la editorial Putnam ©®.
1)Aquí Charyn juega con las dos afecciones de la palabra “schmaltz”.
ResponderEliminarEn EE.UU. se utiliza para calificar a las composiciones instrumentales excesivamente empalagosas.
En Centro Europa es el nombre que recibe una grasa animal que se utiliza para freír o se hunta directamente en el pan.
No conozco a este compositor. Besos, Maite.
ResponderEliminarHola, Maite:
EliminarTampoco yo lo conocía hasta que traduje el texto. Tal y como lo describe Charyn, debió de ser todo un personaje.
Un abrazo, Maite.
Hola Nino traductor, muy buen pasaje de este gran compositor al que yo no conocía.
ResponderEliminarPero si bien dicen los hermanos warner, que lo secuestraron para hacer la música de sus peliculas
Se podría decir que el también famoso compositor John Towner Williams vivo aún es uno de los más prolíficos compositores de bandas sonoras y aún en activo. Entre ellas E. T. Super man, Indiana Jones, Parke jurásico, Harry Potter, tiburón y un largo etc...
Estos artistas son los que hacen a una película sea un clásico.
Perdón por no pasar a verte antes ya que iba con mucho retraso con lo comentarios.
De la convocatoria del tintero de oro, y otra en la que participó estas semana en el reto de Halloween de Tiffany.
Besos para ti y frambuesa.!! Remiaú!!
Hola, Flor inspiradora:
EliminarNo hay nada que perdonar, amiga. Soy el primero que apenas lee lo que otros compartís. Más allá de mis razones y excusas para ello, tengo muy presente que no disponemos de todo el tiempo del mundo para leer y comentar en blogs ajenos o propios, socializar en redes sociales, actualizar perfiles... La vida, la buena y la mala, está fuera de Internet. Aunque gracias a Internet puedas conocer a personas tan buenas como tú, amiga Flor. Contar con tu amistad es un gran regalo que Internet le ha hecho a mi vida real.
Estoy seguro de que, de conocerte, John Williams te dedicaría una de sus sinfonías vivificantes. Una de esas que nos hacen creer que podemos volar en libertad y nuca solos.
Tus comentarios convierten cada una de mis entradas en un clásico imborrable, Flor.
(Y ahora, aunque suene prosaico, a acabar de preparar la comida y a disfrutarla luego junto a Frambuesa)
Yo que tengo una carrera larga en la música, son muchos años de Conservatorio y así también mi familia.
ResponderEliminarMe ha encantado tu entrada Nino, ha sido como visualizar la escena
de todo lo narrado.
Ahora hay muchas bandas sonoras copiadas, casi de obras maestras de antiguamente,
lo clásico hay quien le asusta, pero quizás por la falta de aprendizaje.
Lo de no me robes a mi, ya veo entonces pasaba :P
El nombre de ese compositor no lo recuerdo y es agradable aprender contigo, cuantas cosas desconocemos.
Buen momento para sentarse al piano, después de tu entrada.
Quizás me fuí por los Cerros de Ubeda, hablo tanto, comento... como si tomara contigo aquí un café ... en esta charla... aunque necesite ahora una pausa ;)
Un abrazo Nino, sigo leyendo maravillada tu último libro.
Feliz tarde y noche.
Hola, Cora:
EliminarCarezco de formación musical (en el colegio no la dimos y en el instituto la sobrevolamos). Pese a ello, hasta avanzada mi adolescencia quise ser cantante de orquesta. Me encantaba y encanta la música, la considero el verdadero lenguaje universal (y no el Inglés o el código binario). Cómo admiro tu constancia, ya que la formación en un conservatorio es algo arduo.
Me temo, Cora, que eso del “copioyrobo” es algo tan antiguo como el entonar “vamos a contar mentiras, tralará”. Si hasta los dioses romanos eran un calco de los helénicos, y éstos de los mesopotámicos. Y éstos de...
Casualmente estoy tomando un café mientras te escribo.
Me alegra el que te esté gustando la lectura del «Robasueños». Espero que el final no te decepcione.
Un abrazo, Cora.
Miles de gracias por esta entrada. Algunas cosas creo que me suenan. Otras, las he aprendido contigo.
ResponderEliminarQué bonito es aprender.
Un beso enorme.
Hola, Mag:
EliminarGracias a ti por tu compañía y por acompañarla de palabras animosas.
Sí, algunas de las películas que cita Charyn son míticas. Este fragmento del capítulo es aplicable, por desgracia, a la situación actual. Me temo que muy pocas personas autodeclaradas “cinéfilas” sabrían acreditar la autoría de los guiones de esas películas que tienen siempre en boca.
El aprendizaje es mutuo, Mag.
Un abrazo cálido.
Pela descrição feita podemos concluir que estamos perante um génio musical.
ResponderEliminarAbraço amigo.
Juvenal Nunes
Muchas gracias por tu comentario, Juvenal.
EliminarUn abrazo.
La música en las películas es algo que parece no estar hasta que falta.. y, como comentan ahí arriba, las grandes películas llevan siempre asociada una banda sonora que, de manera inconsciente, todos conocemos...
ResponderEliminarHola, Beauséant:
EliminarLos compositores de bandas sonoras han contado desde siempre con una gran consideración por parte de los estudios cinematográficos, conscientes de que la música llega allí donde no lo hacen palabras ni imágenes. Mientras que otros creadores viven en conflicto permanente para verse acreditados, los compositores siempre aparecen destacados. Hay bandas sonoras que siguen sonando aunque las películas que las inspiraron estén condenadas al olvido.
Un abrazo, Beauséant.
Que entrada tan cultural, cinéfila . Y musical.
ResponderEliminarSsludos.
Saludos, Demiurgo. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo.
Eliminar¡Hola, Nino! Que grande eso de está bien que robes a Strauss pero no a mí, ja, ja, ja... La verdad es que no conocía a este compositor, aunque seguro que he escuchado alguna BS suya. Soy muy fan de esta música, de hecho la única que puedo soportar de las que se hacen en este siglo. Además, suelen ser la música que me acompaña mientras escribo, ¡cuánto le debo a Hans Zimmer! Un abrazo!
ResponderEliminarHola, David:
EliminarSí, el difunto Korngold era todo un vivo. Eso de apropiarse de las creaciones ajenas viene de lejos. Me temo que son muchas las obras firmadas por autores de renombre que, en realidad, pertenecían a otros.
Imagino que, como mínimo, habrás escuchado la BSO de la peli de Errol Flynn.
No escucho música cuando escribo; sí, cuando me corrijo. Entonces suelo optar por composiciones que me sitúen en la atmósfera que creo encontrar en el relato que estoy corrigiendo.
Un abrazo, David.
Great blog
ResponderEliminarPlease read my post
ResponderEliminarHola, Nino, qué interesante entrada, bueno las tres: la anterior y la que sigue. Leyéndote con paciencia un ratito, te digo como te dicen, leerte es aprender y llenarse de cosas significativas. Traes tres ingredientes que me encantan: la literatura, el cine y la música. Ser uno propio en esos tiempos, si ya es difícil ahora, no imagino con esas "circunstancias" de la máquina del cine de los Warner, Mayer y demás... La perspectiva nos da algo de ventaja, supongo.
ResponderEliminarSí conocía algunas bandas sonoras que mencionas pero no había indagado en su autor. Por otro lado, en cuanto a lo de "copioyrobo" parece que forma parte de nuestro "gen-copiador", 😂
Aunque no es lo mismo copiar y pegar que crear a partir de otra idea ya habitada... Recuerdo al respecto algunas conversaciones con mi padre y él se reía mucho..., porque creía que "una" creatividad es la suma de otras creatividades y así sucesivamente... y aseguraba que matemáticamente comprobable, je, je... Y entonces, mi hermano mayor, que era y es terriblemente oportuno, le apostillaba " vamos, que si copio en el próximo examen sólo estoy siendo consecuente con mis genes creativos" y reíamos un buen rato... Bueno, me hiciste recodar estas cosas leyéndote...
Nino, feliz sábado, amigo. Qué buen rato pasamos leyéndote. Abrazos!
Hola, Clarisa:
EliminarGracias por encontrar tiempo para leerme. Y más en un texto que es una traducción de un trabajo ajeno.
Sí, una vez más admiro la claridad expositiva de tu padre. Definió un concepto que pienso igual pero expreso peor. Además, lo de su ratificación matemática se me escapa. Imagino que puede aplicársele alguna teoría de “progresión y variación”. También coincido con tu hermano. Aunque en el caso estudiantil, la creatividad está penada. Aquí no hay progresiones ni variaciones: se debe repetir al pie de la letra lo inculcado por “La voz de su amo”.
La perspectiva temporal siempre da ventaja en el análisis, pero las conclusiones suelen llegar a destiempo. De hecho una de las máximas para los viajes en el tiempo es la de no cambiar nada de lo que te encuentres en el pasado.
Pronto continuaré con la serialización de esta traducción.
Un gran abrazo festejante, amiga Clarisa.