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Mis mejores deseos para ti y los tuyos, amable leyente, ahora y siempre

lunes, 16 de septiembre de 2024

Soy dado


 

Imagen tomada de https://www.emocionalymente.com/

 

No reniego de mi pasado. En general acepto como propios los aciertos y errores que me afectan, aunque no me corresponda su autoría.

Soy dado a hacer, no a intentar; de ahí que acumule tantas pruebas de vida. Pruebas que demuestran que las vidas de este ensoñador no han sido una sucesión de espejismos, sino un encadenamiento de realidades, de ahí que mis vivencias tengan mucho de variaciones.

Prueba simple de esto es este blog simplón, donde mi repetitivo canto a mismo lo disimulo como “ninismo”.

Básicamente soy el que era cuando abrí «Ven y enloquece».

Mi manera de escribir se mantiene diletante.

Cada dos por tres escribo sobre las seis mismas caras que conforman el dado vital con el que pongo a juego mi destino y envido con desatino: yo, mi, me, conmigo, de y sobre .

El mío no es un caso de esquizofrenia venyenloquecida, sino un ejercicio de vanidad bienacompañada.

Gracias por el bien de tu compañía, amable leyente.

lunes, 9 de septiembre de 2024

Recuerdos discordes: desdentadas / descubiertas

En mi infancia el mundo era pequeño, del tamaño de mi barrio.

Aunque la imaginación me permitía ir donde quisiera, no imaginaba otro mundo mejor para vivir que aquél donde vivía: el barrio de “El Carmen”, en Gijón –antiguo enclave de servicios navales que había devenido en arrabal de servicios sexuales, prestados por prostitutas tan ruidosas como vulgares y contratados por “puteros” tan vulgares como ruidosos–. En mi calle, de apenas doce portales, había tres “puticlubs” y varios pisos que oficiaban de burdeles. Las rameras caídas en desgracia –muy desgarbadas, desdentadas e imagino que heroinómanas en su mayoría– tras ser expulsadas de los prostíbulos trabajaban colándose en las carboneras de los portales o acomodándose en los recovecos de los muelles cercanos.

Estas mujeres erosionadas frecuentaban los bares a los que íbamos los vecinos del barrio, donde no sólo buscaban negocio, también calor humano y cierto sentido de pertenencia. Allí, cuando estaban sobrias, se les permitía permanecer –normalmente arrinconadas junto a las máquinas tragaperras– siempre y cuando no molestaran al resto de la clientela. Algunas, las menos deterioradas, incluso obtenían ingresos extra al realizar trabajos de limpieza en los mismos portales  en los que trabajaban de noche.

Incluso hubo entre ellas quienes encontraron algún “benefactor” que las retiró de la vida en la calle. La señal más evidente de su incorporación a la condición de “vecina” era que dejaban de saludar a sus antiguas colegas y clientes, por lo que pasaban de presencia ruidosa a silenciosa, a menos que el espíritu del vino hiciera presente su pasado.

Foto tomada de Internet. Autoría no acreditada.

Recuerdo en especial las tardes-noches de los domingos. Iba con mi familia al bar “El Nalón” o al restaurante “Riscal”. Allí, mi padre y hermana veían el partido de futbol en la tele en color. Mi madre alternaba la lectura de la prensa con la atención a las jugadas destacadas y la conversación con nuestros convecinos, incluidas las meretrices reconvertidas.

Las tardes en que tenía suerte yo llevaba tebeos al bar y, una vez releídos, calcaba algunas de las viñetas usando servilletas de papel. Pero era más habitual que cargase con libros y cuadernos de ejercicios, para acabar de hacer los deberes o castigos escolares a entregar el lunes. Cuando los finalizaba, no era raro que una de aquellas mujeres perfumadas en pachuli me regalara alguno de los tebeos que ellas leían, cómics a los que solía faltarles la cubierta o las páginas centrales, al igual que a sus propietarias les faltaba algún diente. Aquellas mujeres me ofrecían con tanta ternura los cuentos que mi madre nunca rechazaba el regalo, pese a que mi padre soliera carraspear su desacuerdo.

Aún guardo alguno de aquellos tebeos.


 

viernes, 6 de septiembre de 2024

Peter Bagge vuelve más odioso

Peter Bagge regresa a «Hate» (Odio), la serie que definió a una generación, con una miniserie mensual de cuatro números: «Hate Revisited».

‘Buddy’ y ‘Lisa’, ahora en su mediana edad, se enfrentan a sus propias malas decisiones como jóvenes en la década de 1990; y es que el cambio generacional le da una seriedad inesperada a sus vidas. Bagge alterna  de manera experta entre el presente (a todo color) y el apogeo de la Generación X (en glorioso blanco y negro). Nos cuenta –por primera vez– la historia de cómo ‘Buddy’ conoció a ‘Lisa’, ‘Apestoso’, ‘George’ y ‘Val’. «Hate Revisited» muestra de manera experta el humor inimitable de Peter Bagge y su habilidad narrativa.

Si te apetece revisitar un artículo en cuantro entregas aborrecibles que publiqué sobre «Odio» en este odioso blog, sólo tienes que pinchar en este enlace abominable.

https://venyenloquece.blogspot.com/2010/01/el-odio-segun-peter-bagge-1-de-4.html

Gracias por tu atención, adorable leyente.

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