Algunas arritmias que sufre el corazón brotan cuando el pensamiento deviene en conciencia de que la vida no nos emociona como antes, conciencia que nos impele a aceleramos hacia la añoranza de un pasado en que nuestro corazón latía más fuerte. El corazón no tiene freno ni marcha atrás. De ahí que sus choques frontales con la Realidad tengan consecuencias letales. Nuestra Fantasía tiene el recurso protector de enloquecer cuando la Realidad se vuelve demencial. ¡Gracias por venir y enloquecer!
miércoles, 26 de febrero de 2014
martes, 25 de febrero de 2014
Skizz (de Alan Moore y Jim Baikie) en español.
Entre los trabajos de
traducción a español de cómics, destaca la de la novela gráfica de 100 páginas Skizz,
escrita por Alan Moore, dibujada por
Jim Baikie y publicada en España por
Otakuland.
En este enlace podéis
encontrar una muestra de mi trabajo.
sábado, 22 de febrero de 2014
Maus, de Art Spiegelman (1 de 2).
Maus, de Art
Spiegelman (1 de 2).
Guión y
dibujo: Art Spiegelman. 296 págs.
Blanco y negro.
Dentro
de la atractiva serie de lanzamientos con la que la editorial Planeta saludó la
lejana edición de Expocomic 2001, destacó la publicación completa por
primera vez en España de Maus;
obra que supone la inauguración de un nuevo proyecto editorial, la Colección
Trazado.
El
primer volumen de los dos que componen originariamente la obra, ya había
contado con una edición por parte de Norma Editorial y Muchnik Editores en
1989; habiendo permanecido los cinco capítulos que forman la segunda entrega –And
Here My Troubles Began– inéditos hasta la publicación que reseño. Pese a lo
dilatado de su periodo de producción –Spiegelman comienza Maus en
1973 y la finaliza en 1991, apareciendo a lo largo de estos años serializada
principalmente en la revista Raw que él cofundó– la historia presenta una
sorprendente continuidad temática y gráfica; por lo que su presentación en un
único volumen, no sólo facilitó su lectura, sino que resultó algo lógico.
En
su edición Planeta no tuvo en cuenta la citada publicación previa del primer
libro, mostrando su reproducción una serie de luces y sombras respecto al
trabajo anterior de Norma / Muchnick o a la versión de la británica Penguin
Books. Tal vez Planeta tuviera pensada una futura presentación de Maus que mejorase la que
presentaba, tal y como acababa de hacer con From Hell, producción que Eddie Campbell ya intentó
que apareciese en su primer lanzamiento tal y como lo ha hecho ahora.
Uno de los problemas a los que se
enfrenta una obra como Maus, y que puede llegar a condicionar su
lectura, es el que se circunscriba su interpretación al desarrollo de un único
tema; máxime en un caso como el presente, en el que el trasfondo es una
realidad tan atroz como el Holocausto Judío.
Aún
está reciente el caso de Guerra de
clanes, saludada por muchos como una trasposición de las luchas que
asolaban Los Balcanes; pues su escenario es una interminable guerra civil, y
sus dos creadores (Darko Macan y Edvin Biukovic) son
croatas. Pese a que Macan negó repetidamente su intención de reflejar la
situación bélica que lo envolvía, su historia continua siendo limitada por
muchos a un brillante resumen del conflicto que asoló un país; olvidándose de
que la obra habla de toda una serie de sentimientos eternos, y en absoluto circunscritos
a un espacio geográfico.
viernes, 21 de febrero de 2014
Maus, de Art Spiegelman (2 de 2).
Lo que convierte al trabajo de Spiegelman
en inquietante, emocionante, ameno y único, no es el tema que aborda, sino la
habilidad con la que trueca su creación artística en una sucesión de escenas
vivas, que trascienden la condición de memorias autobiográficas, documentos
históricos o retablos costumbristas. Independientemente de la voluntad inicial
del creador, su relato va más allá de la plasmación y denuncia del genocidio
sufrido por su raza, pues como lectores establecemos con él un proceso
comunicativo de trueque de experiencias familiares y personales.
La
lectura de Maus, nos sumerge
en una atractiva charla con un amigo con el que intercambiamos vivencias sobre
las dificultades de crecer a la sombra de un padre más cercano al bíblico
Abraham que al televisivo Michael Landom, sobre esas pequeñas cosas que
nos hacen tomar grandes decisiones, o sobre el proceso de descubrir que querer
a alguien implica aceptar, que no justificar, su lado negativo.
Ya desde el pasaje inicial en el que un
niño que acaba de descubrir la fragilidad de la amistad, recibe de su padre –en
lugar de palabras de consuelo o un abrazo protector– una fría corrección y una
amarga reflexión sobre la camaradería, Spiegelman inicia un diálogo con
sus lectores –similar al de un paciente con su psiquiatra– en el que se van
intercalando saltos narrativos, silencios e incluso digresiones que contribuyen
a presentar una disección conmovedora de las relaciones padre-hijo.
La dificultad de crecer junto a alguien
que te está corrigiendo constantemente, buscando no que hagas las cosas bien,
sino a su manera; la sensación de ser un David en eterna pugna con un Goliat al
que deberías imitar y no rechazar; la contrariedad de convivir con alguien que
cree que las muestras de afecto son síntoma de debilidad; el sacrificio de tus
vocaciones en el altar de orientar tu vida hacia campos donde puedas crecer
individualmente; la imposibilidad de compartir espacio por mucho tiempo con alguien
cuya forma de quererte hace que lo rechaces; el reconcomio que te invade cuando
desatiendes a quien toda tu vida te ha protegido;... toda una serie de lugares
comunes y experiencias compartidas que convierten la lectura de Maus
en un agridulce paseo por las avenidas afectivas.
Art Spiegelman realiza esta
catarsis de la relación con su padre, muerto mucho antes de que el autor
finalizase la obra, intentando mostrarse lo más respetuoso posible con su
progenitor, y sin evitar escenas en las que es su comportamiento el que
desencadena crisis emotivas. Una de las interpretaciones posibles tras la
lectura de esta fábula antropomórfica, es el reconocimiento implícito por parte
del autor de que no son tantos los aspectos que le separaban de su padre, lo
que ocurre es que la vida le ha tratado mejor. Ambos son supervivientes, y no
pueden evitar por ello cierto sentimiento de culpa. El recuerdo de un hermano
muerto –Spiegelman– o de un pueblo exterminado –su padre– puebla sus
recuerdos. Su perseverancia, tozudez y capacidad de sacrificio posibilitan el
que ambos logren triunfar en sus objetivos.
Una lectura recomendable a todo aquél
que alguna vez ha sido hijo.
Adenda: Ya en 2014, podéis encontrar Maus
en una nueva edición por parte de Mondadori.
lunes, 17 de febrero de 2014
Popsy Pop contra Hollywood 12 de 12.
Popsy Pop contra Hollywood
12 de 12.
Artículo sobre el
cine de género en Europa
También en los países democráticos existen normas
censoras, con lo que muchas veces el vínculo de estas producciones con el
movimiento contracultural desaparece a tijeretazos, junto con escenas incómodas
o subtramas indeseadas.
La Contracultura goza desde la segunda mitad de los años
50 del trampolín mediático de la Generación Beat. Europa es el
territorio donde estas corrientes alcanzan mayor repercusión —París, Mayo,
1968— y el cine de género refleja su raigambre social, poblando sus fantasías
de personajes que son realistas en su lucha por lo imposible. Es quizás en este
aspecto en el que más se diferencia del modelo yanqui que imita: se desprende
de los valores autócratas o conservadores que trasmite Hollywood, para
revestirse de una intención desmitificadora del concepto de Héroe y de una
sensibilidad social común en sociedades aún con cicatrices resultantes de
conflictos bélicos recientes.
A estas realidades supranacionales, se añade el perenne
coqueteo de muchos cineastas con posiciones izquierdistas. Lo que facilita su
vínculo con un proletariado urbano que encuentra en las salas de cine un
refugio al desarraigo causado por la migración laboral; o que halla en esas
películas cuidadosamente dobladas una forma de aprender el idioma de su país de
acogida.
La coproducción no es sólo una forma de reducir los
riesgos económicos que conllevan ciertos proyectos; también refleja la empatía
del público hacia un discurso e interlocutores que le son cercanos. El promedio
de espectadores de cine autóctono es en Italia del 60%, en Francia del 55 %, y
en España del 30%. Lo que sumado al volumen que ocupan las restantes
cinematografías continentales y su casi monopolio de las pantallas de “arte y
ensayo”, resulta en unos datos que permiten calificar este período como una
“edad de plata” del cine europeo.
A mediados de los años 70, la simbiosis entre público e
industria entra en crisis.
Los productores aprovechan el aperturismo legal para
financiar filmes que explotan sexo y violencia, en obras para adultos alejadas
del perfil familiar. Los gobiernos limitan sus subvenciones a producciones de
“calidad”, obviando el carácter popular del medio.
Hollywood reacciona: convierte el cine de género en blockbusters; permite a sus estrellas
convertirse en productores-directores, y agrupa su distribución internacional
en la compañía CIC. Entidad que participa en la financiación y distribución de
películas europeas a fin de beneficiarse de las cuotas de pantalla para obras
nacionales, y que impone férreas condiciones de exhibición a unas salas que
comienzan a cerrar ante la llegada de las multisalas, estratégicamente
participadas por capital yanqui.
Aquí
finaliza mi artículo Popsy Pop contra Hollywood, que
figura como prólogo del libro Hecho en Europa.
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