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martes, 27 de febrero de 2024

Pamplinera, no me vengas con que el Cielo está bajo la Tierra

Bob Marley - Get Up Stand UpBob Marley - Get Up Stand Up

Este pasado domingo conversaba con una conocida. Siempre la he considerado una persona con inquietudes espirituales, ya en la facultad me hablaba del misticismo en las canciones de Bob Marley –mientras que yo sólo percibía en ellas un ritmo envolvente–. Ese fin de semana se había estrenado la película «Bob Marley: One Love»; y aunque ninguno de los dos tenía intención de ver el biopic, ambos compartíanos ganas de conversar sobre el músico jamaicano. Esa misma mañana se había desarrollado una carrera solidaria contra el Cáncer Infantil, enfermedad que mató a Marley. Mi conocida sostuvo que –al igual que la mayoría de los enfermos que fallecen jóvenes de enfermedades tratables–, probablemente Marley no había creído en su curación: “no se visualizó recuperándose”.

Le repliqué que cuando mi migraña se intensifica tomo medicación; cuando tengo un problema busco su solución, no lo visualizo como solucionado; cuando alguien asegura algo que me parece cuestionable, como ella acababa de hacer, le transmito mi opinión, no confío en que el “universo” aclarará el malentendido. Imagino que mi conocida esperaba mi reacción negativa a su reducir la muerte a una falta de ánimo y no de salud; adujo que la mayoría de las personas no estamos dispuestas a aceptar nuestra responsabilidad sobre los males que sufrimos. Tras dirigirme una mueca de sonrisa añadió que hasta hace poco tampoco aceptábamos nuestra responsabilidad sobre los males que le provocábamos al planeta y ahora estamos muy concienciados de ellos.

Mi conocida es profesora y jefa del departamento de Inglés de su instituto. Le pregunté si, de cara a la preparación de un examen, se limita a urgir a sus alumnos a que se “visualicen” aprobándolo, o más bien los apremia a que estudien.

Ambos guardamos silencio. dado el sol de invierno que incidía sobre nuestros rostros ambos llevábamos puestas gafas de sol, lo que limitaba nuestra expresividad. Yo iba muy entretenido en observar cómo una niña secaba con su peluche del personaje de “Stitch” la barandilla del paseo marítimo mientras avanzaba junto a un par de adultos que no le prestaban ninguna atención. Imaginé que la niña habría preferido que le regalaran una figura de “Bob Esponja” y que su uso del peluche como absorvente era una forma de exteriorizar su desencanto con el regalo obtenido.

Tras un rato, mi conocida volvió a hablar y me sacó de mi abstracción. Afirmó que sabía que yo era reacio a abrirme a sopesar la valía de esa teoría ¿sanadora? que se sustenta en alcanzar nuestro equilibrio en el universo. La debí de mirar de manera inquisitoria, pese a las gafas de sol, ya que mencionó de manera apurada que hacía años me había regalado un ejemplar del libro «El secreto» (escrito por Rhonda Byrne) y que pese a su interés en saber mi opinión sobre él nunca me “atreví” a leerlo. Le aconsejé que la próxima vez que hiciera un regalo procurase que el obsequio fuera del interés de quien lo recibe, no de quien lo da. Señalé hacia la niña que teníamos delante y le vine a decir “esa niña no necesita atreverse a decir lo que le parece el peluche, lo deja claro con el uso que hace de él”.

Al poco mi conocida y yo nos despedimos hablando de un volver a vernos que, imagino, ninguno intentará llevar a cabo. Aunque doy por sentado que ella ya lo habrá visualizado, si el “universo” la lleva a leer este texto saldrá de toda duda: hace años que malvendí el ejemplar de la ejemplarizante «El secreto» que me había regalado.

Preacher (wo)man, don't tell me
Heaven is under the earth
I know you don't know
What life is really worth

21 comentarios:

  1. Creo que todavía aguantarte bastante la conversación. Yo me hubiera marchado. Un beso

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    1. Hola, Susana:
      La verdad es que mi interlocutora tiene una conversación interesante. El problema está en que también tiene ideas radioactivas ante las que me pongo atómico.
      Un abrazo.

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  2. Bueno, es de esas conversaciones en que ella. asume que tiene la razón contra viento y marea. No hay pu nto de conciliación. UN abraz0. Carlos

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    1. Hola, Carlos:
      Reconozco que me actitud no fue cercana al concilio, sino al arrebato. Nunca he sido persona posibilista y, con la vejez, me vuelvo cada vez más antitonterías.
      Un abrazo, Carlos.

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  3. He visto tantos biopics estos últimos meses que rechacé una invitación para el de Marley aunque es un personaje que me suscita interés. Has hilado de maravilla la conversación, el secreto -mejor el ibérico je, je,- y esa cosa tan rara de que el Universo concede cosas como si fuera una tómbola. Yo soy de ir más directo a por lo que me gusta.
    Me encantó leerte, Nino.
    Abrazos!

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    1. Hola, Miguel:
      Sí, tu blog –“Cine y críticas marcianas”– es reflejo del elevado número de biopics que has disfrutado/sufrido. Que yo recuerde nos has comentado “Priscilla”, “Ferrari” o “El rapto” –confío en que “Concrete Utopia” se quede en fantasía y no en anticipación–.
      Me alegra saber que te ha gustado este disgusto.
      Un abrazo, Miguel.

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  4. Parece que las pamplinas, lo esotérico, la música adocenada y los ritmos enajenantes lo están invadiendo todo.
    No me gusta Marley ni ese ritmo tan machacón que lo acompañaba.
    Estoy completamente de acuerdo con lo que dices, si te encuentras con una adversidad, lo más inteligente es tratar de resolver la situación, difundirla sirve para muy poco, aunque a algunos les pueda servir para hacerse la víctima. Si uno no puede resolver el problema, puede acudir a los que saben: el médico, el zapatero, el abogado, el fontanero, el arquitecto, en definitiva, a los que saben pero nunca a charlatanes o sanadores, tampoco al “universo” ni al destino universal.
    Salud.

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    1. Hola, Francesc:
      Coincidimos: las únicas “pamplinas” que me gustan son las que encarna el actor Buster Keaton –desconozco la razón de su apodo–. Lo esotérico no me parece erótico. La música adocenada y la vida amontonada me parecen una vulgaridad a mi edad. Y los ritmos enajenantes son propios de tunantes –a este arrítmico enloquecido le va más el mí sostenido–.
      Descoincidimos: ¡Me encanta la música de Bob Marley!

      Creo que a muchos humanos actuales nos gusta sentirnos dioses de nuestro destino. Nos imbuimos que abandonar cualquier religión no conlleva abandonar toda esperanza, por lo que porfiamos en que la fuerza de nuestra voluntad nos mantendrá incólumes en nuestra Olympia unipersonal, donde los problemas de los otros son siempre de una raza inferior. Como testamentos novísimos usamos unas redes sociales en las que nos exhibimos cual titanes de un documental filmado por Leni Riefenstahl.
      Gracias por tu comentario, Francesc.
      Un abrazo.

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  5. Me ha gustado leerte
    ya no escribo mas
    Solo leo
    chau

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  6. Hola, Nino.
    Me parece que la música de Bob Marley tiene misticismo, como tal vez cierta cuestión política, y un ritmo envolvente.
    La alineación con el universo es algo que queda bien para la mitología de Star Wars, con el concepto de la Fuerza. Pero es más efectivo recurrir a un medicamento.
    Es cierto que se le han provocado daños al planeta, como el cambio climático. Pero este no está libre de culpas, por la forma en que ha tratado a la humanidad, con terremotos, epidemias, que han exigido la invención de vacunas.
    Buen argumento la de la opción de visualizar la aprobación o el estudiar para lograrlo.

    Interesante lo que contaste.
    Saludos.

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    1. Hola, Demiurgo:
      Comparto tu parecer: que la música de Bob Marley tiene una mística natural bastante marcada. Él mismo le dio ese título a una de sus composiciones: "Natural Mystic".
      Llegué tarde a su música, acababa de publicar el que sería su último álbum: “Uprising”. Avivó de tal manera mi curiosidad por lo que podían decir sus canciones que ese disco fue el primero cuyas letras traduje por completo.
      No sé si seré un desmitificador galáctico, pero si el imperio del malestar contraataca me encomiendo a un medicamento, no a “La Fuerza”.
      Al igual que un reloj parado, los terraplanistas pueden acertar alguna vez. Recuerdo todo el miedo que los milenaristas quisieron transmitirnos con el cambio de milenio, o todo el catastrofismo de quienes llevan preconizando a destiempo el fin de los tiempos: que el mundo que conocemos se va a acabar es un hecho científico, como también lo es que de ese final surgirá un nuevo comienzo. Nada nuevo bajo el Sol, o más bien: alrededor de él.
      Un abrazo, Demiurgo.

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  7. Como te dice la primera chica aguantaste bastante a esa petarda. Seguro que es de las que cree que la tierra es plana! Besos 😘😘

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    1. Hola, Maite:
      Me temo que el aguante fue mutuo: quizá mi reacción al oírla la llevó a buscar que la escuchara. Y lo logró, tal y como prueba esta digresión.
      Un abrazo, Maite.

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  8. Jajajaja ¡ qué bien lo has contado! Se visualiza perfectamente el ambiente de vuestra conversación y es verdaaad, qué aguante has tenido. Aunque discrepe del uso que le daba esa niña a su peluche, con que prefiriera otro, según tu suopones, creo que lo más probable es que tenga cien mil y no valore ninguno, por eso lo usaba de bayeta ; ) Te entiendo perfectamente NINO, pero un poco también a ella, con muchos matices. Creo que todo influye y desde luego nuestra predisposición hacia lo que sea, favorece o perjudica una posible curación o la obtención de lo que sea que intentemos o nos propongamos, de ahí a suponer que ¡ sólo! con nuestro empeño, actitud o “ visualización” y que pidiéndose al universo consigamos esa sanación o cualquier otro objetivo, me parece una solemne simpleza. Pero últimamente imperan estas corrientes que fluctúan entre el fanatismo, la desesperación y la ignorancia… todas esas bobadas, que circulan por whatsapp si reenvías no se qué, se te concederá no sé que cosa, si visualizas riqueza y abundancia ella llegará a ti jajaja como dices tú, como no hagas los medios por conseguir lo que sea, el universo no va a hacer todo el trabajo y si el organismo tiene algo que funciona mal por mucha “ visualización” que hagas, ni se arregla, ni se cura … sí es verdad, hay mucho predicador … a veces yo me escucho un poco así, no te creas, si ves que me paso de rosca, méteme un empujón para que espabile..¿ vale? ; ) No me va el misticismo nada de nada, pero si levito sola a veces un poco.. vamos que me voy a mi nube particular jajajaja Un abrazo muy fuerte y gracias por Marleny siempre me ha caído bien, pero su reggae me resulta un poco cansón.. muchísimo mejor Otis Redding meeencanta, mil gracias tb por eso!! Y que tu migraña sea buena contigo… que no te visualice ella a ti.. de hecho, a ver si te olvida : )

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    1. Hola, risueña MARÍA:
      Suelo tener aguante para recoger el guante de quien me reta a quitarle la careta. Hay muchas personas que se creen personajes sin darse cuenta de lo evidente de su máscara; y, metidos en mascaradas, el baile no lo gana quien tiene el mejor disfraz, sino quien mejor lo luce. Y allí a la luz del sol la ciencia brilló sobre las supercherías.
      Soy poco conocedor del mundo de las niñas y del submundo de los peluches. Por lo que es probable que mis suposiciones al respecto sean equivocaciones respetuosas.

      Ahora en serio: es evidente que la disposición o ánimo con el que emprendemos un cometido influye en su desarrollo; pero he vivido muertes de quienes hacían todo por seguir vivos. “Cáncer” es en cierto modo una alegoría social para una enfermedad individual. Cada enfermo es una personificación de lo que para los sanos es una metáfora.

      La superchería es un recurso humano. No soy supersticioso, por no ser no soy ni creyente religioso ni absolutista científico. Pero… tengo miedos injustificados que palío con amuletos insospechados.

      No puedo/quiero elegir entre Marley y Redding. Son dos de mis muchas debilidades.
      Un abrazo, MARÍA.

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  9. 'Ay, Nino! Fue leerte y acordarme de tantas compañeras de trabajo que ven la vida con orejeras, pese a que nuestro trabajo conlleve mirar con mirada amplia las situaciones ajenas.
    Te ha quedado un texto muy inspirado por Bob Marley.
    Un beso.

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    1. Hola, Ángela:
      Casi todos vivimos al este del Edén. Unos confían en que al ponerse orejeras retomarán el camino de vuelta al Paraíso; otros lo damos por perdido.
      Un abrazo, Ángela.

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    2. ¡Hola, Nino! Jo, cuando se cuenta una experiencia real se nota. Y yo he disfrutado mucho de esta conversación que mantuviste y que desde luego es toda una invitación al debate y a compartir opinión. La mía es que el ser humano es física, química y trascendencia. Es un animal religioso. Con ello no me refiero a una religión concreta, sino a que precisa de creencias para comprender el mundo. No nos basta con la física o la química, que nos reducirían a meros accidentes casuales de la naturaleza. Necesita creer, pensar que la realidad tiene un por qué y en que en ese por qué tengamos un papel central.
      Hasta hace unos años esa necesidad la tenía monopolizada la Fe cristiana. Ahora, no. Y eso ha dado pie a que nuevas creencias ocupen su cuota de mercado. Entre ellas estas cosas como El secreto. Pensar que simplemente focalizando energías del universo podemos dirigir nuestro destino puede darnos una sensación de control sobre lo que nos rodea, pero también es enfermizo, dado que si lo bueno que nos pasa es por nuestra focalización, lo malo, también.
      Lo curioso es que frente a estas creencias espirituales, también estoy detectando un creciente sentimiento religioso en el mundo de la Ciencia. Como si la Tecnología fuera la Verdad que nos hará libres o nos salvará de todo mal.
      En mi caso, y ya acabo, creo que lo mejor es aceptar lo que te venga con el mejor ánimo, sabiendo que no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista. Pero sobre todo, fascinarnos del milagro que supone ver un nuevo amanecer y disfrutarlo como si fuera el último. Un abrazo!

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    3. Hola, David:
      Gracias por tu comentario tan personal.
      He abandonado, al menos de momento, el uso de este bloc como herramienta de aprendizaje literario. No sé cómo sacarle estímulo creativo. De ahí que planeo centrarme en lo recreativo. Mi intención es la de compartir en él introspecciones, apropiaciones y evocaciones.
      Esta introspección tiene un tono revanchista, al tratar en público un desencuentro privado narrado desde mi perspectiva. Pero, apropiándome de parte de mi traducción para la novela gráfica “Escaparate” –obra de Jessica Abel–: mi interlocutora se convirtió, involuntariamente, en mi musa.

      No soy una persona con sentimiento/inquietud trascendente. Quizá sea la razón por la que reusé ser padre. En momentos de sufrimiento, enfermedad o muerte de algún ser querido intenté avivar mi sentido transcendente y no obtuve respuesta. Carezco de inquietud religiosa. No tengo ese don. Vivo sin mortificación al este del Edén.
      Si que, tal y como escribes, pienso que “la realidad tiene un por qué”; pero mi curiosidad es más bien prosaica. Curiosamente, David, mi primera página en este bloc trata sobre ello https://venyenloquece.blogspot.com/2008/07/el-porque-de-las-cosas.html
      No soy dado a la psicología, ni me interesa la sociología. Pero soy observador de la lógica de nuestra sociedad. Mi madre me aconsejó encarecidamente que lo fuera: al comprobar que era incapaz de adaptarme a las normas, vio que mi única posibilidad de no quedar fuera del Sistema era que yo conociera las reglas sociales y respetara las morales.
      Con suerte, en un par de años, su retoño habrá cumplido 60 otoños. Y, con dificultad, he sabido adaptar mi natural excéntrico a los artificios sociales concéntricos. Por desgracia, cuando ella falleció yo empezaba a mostrar fisuras en mi adaptación social: divorciado, sin trabajo fijo, sin sentido de pertenencia alguno… Mi madre murió de cáncer. Y murió tras haber luchado contra el cáncer. Así que no tolero que ninguna pamplinera o cualquier iluminado me vengan con sandeces sobre temas vitales.
      Mi mejor ánimo es el de resistencia: la muerte me vencerá, pero confío en no rendirme ante ella al igual que, hasta ahora, no me he rendido ante nada ni nadie.
      Un placer conversar contigo, David.

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  10. Hola Niño guapo , paso. a decirte que me gustó tu entrada , y que tengo que llevar el pc al taller lunes , el pobre cayó enfermo desde que mi padre faltase , espero sepas perdonarme y por no pasar más a menudo a verte o leerte.
    Te mando un fuerte abrazo mi familia y yo vamos poco a poco remontando el vuelo , besos de flor 🌸 🥰

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    1. Hola, Flor:
      Gracias por haber encontrado tiempo y ánimo para conversar, compañera.
      No tengo nada que perdonarte y todo que agradecerte, aristogata.
      Confío en que, a vuestro ritmo, vayáis adaptándoos a la nueva situación en la que os encontráis. Estas situaciones personales luctuosas no conllevan que la realidad y sus pequeñas cosas, como las incidencias informáticas, dejen de ocurrir. Pero ante estos pequeños imprevistos sí que es importante no empequeñecer el ánimo; y por lo que te conozco, Flor, eres una persona de gran coraje.
      Un abrazo grande.
      ¡Remiaú!

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Gracias por tu lectura comentada.

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