Tengo
claro que el sistema de votación está rancio; y no me refiero al de Eurovisión,
sino al de eurodiputados.
Cada
vez es mayor el porcentaje de ciudadanos descontentos con la idea de Europa que
nos están imponiendo. Conscientes de ello, los partidos hegemónicos buscan traducir
este descontento en abstención, ya que saben que cuentan con prosélitos
suficientes para que sus representantes sean elegidos.
Encuentro
curioso que el mismo Sistema que impone a sus administrados el contacto telemático
para gestiones en las que nos jugamos nuestros cuartos, no nos facilite el voto
electrónico en unas elecciones en las que propagan que nos jugamos no quedarnos
a medias. Es evidente que quieren que las cosas sigan jugando a su favor.
No dudo
que el propósito de nuestros desgobiernos sea el de crear una sociedad ajustada
a lo que consideran justo; al igual que tengo claro que el patrón para esos
reajustes es una legalidad que a muchos se nos asemeja a injusticia. Por lo que
quizá el resultado de estas legislaciones bienintencionadas sea la creación de
un nuevo mundo magnífico que se asemeje al Mundo feliz fantaseado en la
distopía de Aldous Huxley.
Cuando
la Realidad y la Ficción describen el mismo horror, no nos queda otra que
humanizar nuestros actos e idealizar nuestros sueños.
Este
domingo de elecciones al Parlamento Europeo voy a votar. Confío con ello
contribuir al sueño compartido de una sociedad mejor. Reconozco que voto por
miedo a que mi silencio abstencionista se trueque en aliento cómplice a sus
leyes conductistas que buscan convertirnos en meros perros salivantes ante sus estímulos. “¡Ahora,
emigra! ¡Corre y atrapa ese subsidio¡ Buen chico, ¡ven aquí! Ven, ven… No tengas miedo, no te va a doler.”
Pero,
ante todo, voto en ejercicio de mi voluntad y de mi libertad. Voto porque creo en
una Democracia de iguales en la defensa de nuestras diferencias. Voto por mi ESPERANZA
en una sociedad más digna y con mejores dignatarios. Voto con ganas y con
ilusión.
No sé
tú, pero yo estoy harto de que los de siempre ordenen lo de siempre.
Nino.
Pues todo me pasa por la cabeza, por un lado me hunde tener que garantizar la millonaria subsistencia de un político que solamente nos ha degenerado la vida, dejado sin trabajo, sin ilusiones, porque son todos igual y tienen el mismo objetivo, no nos equivoquemos, que aquél que quiera el bien del ciudadano no llegará a tener nunca ni el carnet de "socio" de un partido político, ese molesta...
ResponderEliminarPor otro lado me planteo lo mismo que tú. Puedo imaginarme la de españoles que mañana estarán todavía en Portugal, con la bandera de cualquier Madrid, hasta el cu.. de cerveza y feliz porque ha ganado su equipo, ¿Qué democracia? No puede ser porque no hay criterio, amigo. Vergüenza ajena y el derecho a votar, no la obligación...
Se me haría largo el comentario, pero mañana hay trabajo.
Un abrazo y tu cafelito. Gracias por tu entrada...
Hola, censurasigloXXI:
EliminarGracias por tu comentario.
Te escribo justo antes de ir a votar. Creo en “La Política”, pese al drecreimiento que siento hacia la mayoría de los políticos. Quizá mi sea por esa falsa sensación de Libertad que da la sensación de ejercer el derecho a elegir, aunque sea entre lo menos malo. Pese a que sean elecciones marcadas por una certidumbre de determinismo en que unos intereses se impondrán se impondrán a muchas ilusiones sociales.
Por eso creo que hay que votar. Pese al desencanto o la nausea que sintamos. Al hacerlo sortearemos la barrera de ese matón llamado “Abstención” que confían en que nos impida el acceso a sus clubes privilegiados. Hay que votar para canalizar en ese acto nuestra esperanza en que, poco a poco, las cosas cambiarán.
Es humano eso de buscar vías de escape a una realidad que es hostil. Unos nos alejamos de ella escribiendo, otros viendo fútbol. Encuentro curioso que personas de condición humilde gasten ese dinero en la entrada a un espectáculo que no está garantizado, pero yo también lo gastaba en acumular tebeos y libros, y cerca de los 50 años no lo hago por mi precaria situación económica. Lo que no entiendo es el fanatismo del hincha que no celebra una victoria, sino que humilla/agrade al perdedor. Y mucho menos, el que las autoridades políticas sean permisivos con esos actos de agresividad y dediquen dinero público a fomentar que sus administrados se envistan con los colores de empresas privadas.
Un placer leerte en tu blog y una alegría recibirte en el mío, censurasigloXXI,
Espero que hayas tenido una jornada laboral tranquila.
Te deseo lo mejor a ti y a los tuyos,
Ánimo y esperanza.
Nino