Gracias por tu inspiración, Nieves.
Algunas arritmias que sufre el corazón brotan cuando el pensamiento deviene en conciencia de que la vida no nos emociona como antes, conciencia que nos impele a aceleramos hacia la añoranza de un pasado en que nuestro corazón latía más fuerte. El corazón no tiene freno ni marcha atrás. De ahí que sus choques frontales con la Realidad tengan consecuencias letales. Nuestra Fantasía tiene el recurso protector de enloquecer cuando la Realidad se vuelve demencial. ¡Gracias por venir y enloquecer!
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Tal y como cantaron Las Grecas : “ Prefiero no pensar, prefiero no sufrir ”. Me explico: Desde niños hemos oído que lo malo es buen...
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Me gusta esa comparación con el consejo…
ResponderEliminarEs simpático ese coqueteo de no ponerse las gafas en público. Curioso y cierto, porque a veces pasa, ese estar preocupado por lo que nos sucede a la vez que fijamos nuestra atención en otras vidas que fluyen a nuestro alrededor y son de desconocidos… Quizá sea para quitar hierro a nuestra inquietud.
La vestal me ha recordado las veces que estás con alguien pero no estás… El pensamiento a veces vuela de manera inevitable y deja de prestar atención a lo que está viviendo en ese momento. A mi se me pierde muchas veces la mirada, jejeje.
Ese final encierra unos sentimientos intensos.
Me encanta como escribes, ameno, y a su vez dejando ver tantos aspectos de las personas. Eres todo un psicólogo en tus retratos. Siempre es muy interesante leerte, siempre se aprenden y comprenden muchas cosas.
Un relato muy bueno, me ha encantado
Muchos besos
Buenos días, encantadora Carmen:
EliminarMe encanta leerte en tu blog y releer tus comentarios. Mi autoestima te agradece cada palabra de aprecio y tu cariño sin precio. Sinceramente, Carmen: GRACIAs.
Soy coqueto, a mi manera rocanroleante; ya que procuro mostrar el aspecto con el que me siento más a gusto. Y no me gusta llevar gafas, pues me llevan a etapas incómodas de mi infancia.
Te cuento, Carmen:
Padezco de un trastorno por déficit de atención que hace que, entre otras muchas “peculiaridades”, me cueste mantener la mirada fija; pues la mía es viajera y siempre está en busca de estímulos. Únele que padezco degeneración macular, lo que me lleva a evitar los focos de luz. Mi mirada esquiva, suele ser maltomada como descarada, altanera, desafiante...
Con 8 años, cuando me detectaron el problema, me enviaron a un ciegasanos del seguro –disfrazado de oculista– , quien aseguró que tenía 6 dioptrías en cada ojo. Al ponerme las gafas no veía un pimiento, por lo que me negaba a ponérmelas. Mis padres me obligaban a usarlas, cumpliendo la prescripción médica. Resultado un día las “perdí” en el patio del co0le. En casa me riñeron, pues habían sido unas gafas muy caras; pero algo de lo que dije debió de llamarles la atención, pues me llevaron a un oculista de pago que inmediatamente les dijo que no necesitaba gafas.
Otro día te cuento mi relación con la Psicología, creo que hoy me he extendido demasiado.
Por siempre agradecido, Carmen.
Haces bien en ser coqueto :)
EliminarMenudo bruto ese hombre que se hacía llamar oculista... Menos mal que las perdiste...
Espero que un día me cuentes lo de la psicología :)
Besos
Mi querida Carmen:
EliminarMi carácter inquieto me impide no ser coqueto, en un mundo con tanto “croqueto” anquilosado en modas y modismos.
Lo de “perder” las gafas fue toda una odisea, a la que este ulises sobrevivió de milagro.
Ya te lo cuento en otro momento, tenlo por seguro.
Un abrazo agradecido, Carmen.
Interesante analisis de miradas. ¿Tan mal salió el encuentro con Pandora?
ResponderEliminarBuenos días, Demiugo:
EliminarComo uno es un caballero a lomos del caballo de cartón de su ilusión, me limitaré a hacer sobre Pandora una observación:
Desde que la conocí, mi cuerpo no ha vuelto a ser el mismo, el corazón me late del revés y mi caminar es un perpetuo traspiés.
Un abrazo, Demiurgo.
Un relato con muchas miradas, Sr Ortea.
ResponderEliminarBuenos días, A´ngela:
EliminarMe alegra contar con la suya.
Cuídese.
Una amplia gama de miradas, todas diferentes en su contenido y objetivo, me gusta que en ese tiempo de espera se haya podido entretener con las miradas ajenas, poniendo la propia en ellas.
ResponderEliminarMe desconcierta el final, no sé si ese encuentro fue un infierno de pasión o de ausencia.
Un abrazo.
Buenos días, Sindel:
EliminarMe gusta que te guste esa parte del relato, donde el desánimo intenta matar el rato.
Respecto al final desconcertante, reconozco que es abrupto, como toda realidad que nos da un susto.
La pasión no la entiendo como un infierno, sino como el paraíso de los que adoramos a Eros.
Un abrazo, Sindel.
Sir Nino,
ResponderEliminarsimplemente: genial!!!
todo un juego de miradas y pensamientos,
de sensaciones y deseos.
una lluvia de besos, Sir Nino
Buenos días, milady Maduixeta:
EliminarUn placer sentirte cerca.
Es curiosa la intimidad de la que uno cree disfrutar cuando está en un sitio como un bar, donde está expuesto a todo tipo de miradas e interpretaciones. Encuentro fascinante esa falsa sensación de seguridad que nos da el solventar ciertos trasuntos privados, como despedidas y adioses, en lugares donde nuestros actos probablemente estarán sometidos a juicio público. Evito hacerlo, pero no puedo evitar sufrirlo.
Un abrazo, Milady.
Personalísimo relato, que he leído esbozando en todo momento una sonrisa por ese carácter del narrador, que queda muy definido. Vaya, que disfruté con esta lectura.
ResponderEliminarUn abrazo, Nino.
Buenos días, Juan Carlos:
EliminarGracias sinceras por tu nueva lectura y comentario.
Me gusta haber despertado en ti una sonrisa, creo que es el mejor aprecio que puede recibir este texto.
Un abrazo, Juan Carlos.
Me permito aconsejar a todo lector con corazón la lectura de tu relato imprecindible:
Eliminarhttp://jwancarlos.blogspot.com.es/2015/03/este-jueves-miradas.html?showComment=1426245991878#c1913597119214796242
Todo lo que te he leído me ha gustado.Este relato me ha resultado muy real, de esas veces que estás como un periscopio oteando a las personas que te rodean salpicándolo con esas chispas de humor que te caracterizan.
ResponderEliminarMe encantó, una vez, más leerte
Buenos días, Tracy:
EliminarGracias por tus palabras de aprecio.
Sí, quien no haya vivido una situación parecida es que nunca ha estado a la espera temerosa de que le devuelvan su corazón magullado.
No hay mayor desconsuelo que la perdida de toda esperanza. Mientras uno espera, confía en que sus temores no se cumplan. Todo adiós, largo o corto, comienza con una espera en la que la parte prescindida confía en que su esperanza no se vea escindida.
Un abrazo, Tracy.
te siento feliz
ResponderEliminarte gusta escribir en grupos
me hace bien verte tan contento
Buenos días, Mucha:
EliminarAciertas, me siento feliz. Me gusta mi vida, la afronto con optimismo y con curiosidad.
y sí, la experiencia de participar en este flujo creativo es muy refrescante.
Te agradezco que te alegre mi bienestar. confío en que te acompañe la luz y te acaricie la brisa.
Un abrazo, Mucha.
Un crisol de miradas las que nos presentas. ¡Quién no ha empleado alguna vez la espera mirando las vidas que suceden alrededor? Realmente es algo fascinante. Tú, amigo Nino, lo has expresado de una manera que envuelve y se disfruta; y muy realista.
ResponderEliminarTambién me queda la duda de lo sucedido con Pandora, porque su presencia impregna todo el relato de una ligera sensación como de cierta melancólica soledad.
Un abrazo
Buenos días, José Vte
EliminarDisculpa mi retraso en contestarte.
Gracias por tu lectura atenta y tu nuevo comentario. Sí, el relato tiene un tono mortecino, a luz crepuscular. Su protagonista teme que esa cita, a la que su acompañante llega retrasada, busque dar fin a su relación. De ahí que en su monologo interior no aparezcan recuerdos de lo compartido o planes de futuro. Se limita a observar, a fantasear sobre lo que le suceden a otros, para así no pensar en lo que le va a pasar.
Un abrazo, José Vte.
En una espera, hay muchas miradas, y puede ser el nudo de muchas historias. Es el
ResponderEliminarmomento perfecto para deleitarse visualmente, especialmente si es muy larga. Me gusto ese toque de humor que le das a tu relato. :)
Saludos
Buenos días, Yessy kan-
EliminarTambién te pido disculpas por mi retraso; al igual que mi personaje femenino, llego tarde a algunas citas. En mi caso, lo hago de manera involuntaria.
Normalmente, cuando llego antes a una cita, la espera es muy corta. Me da poco tiempo a pensar u observar.
Cuando estoy solo en un bar, es cuando suelo dedicarme a observar las vidas de otros. Es un ejercicio imaginativo muy estimulante, aunque me ha llevado a algún que otro problemilla al ser malinterpretada mi sonrisa mientras se piensan que estoy frente a ellos, cuando en realidad estoy en la inopia.
Un abrazo Yessy kan.
Excelente tu estilo que nos hace ver sin problemas tanto el entorno como los personajes de esta historia de observaciones y observados.
ResponderEliminarUn abrazo
Buenos días, Mónica:
Eliminar¡Gracias!
Me ha ilusionado leerte, considero muy importante el que esté desarrollando un estilo narrativo (como ves, Mónica, mi componente narciso no se ahogó, je je)
Sí, es fascinante la seguridad que sentimos al observar, sin reparar en que, probablemente, también lo estamos siendo.
Un abrazo, Mónica.
Me ha encantado cómo, durante el transcurso de la espera, las miradas se van posando en todo, incluso, recibiendo las miradas que le rodean. La espera tiene mucho de eso, el matizar la impaciencia con la observación del mundo circundante y cada uno de los habitantes del entorno. Las descripciones que haces, son muestra de lo observadores que son esos ojos, aunque su dueño se resista al uso de las gafas por una cuestión de coquetería... Y bueno... a mí no me molesta llevarlos y usarlos si los necesito, pero el problema mío, linda la purísima distracción, y generalmente, quedan olvidados cerca de algún libro.
ResponderEliminarComo siempre, muy amenos tus relatos, y la presencia de Pandora, ya es un clásico en cada historia.
Besos!
Gaby*
Buenos días, Gaby*
EliminarUna vez más gracias por el detalle de tu lectura y por tu detallado comentario.
Las nuevas tecnologías han permitido que maticemos la impaciencia de la espera simulando estar muy solicitados por nuestras ciberamistades. El mantener los ojos las pantallas nos protege de exhibir nuestras miradas de desánimo.
Suelo mirar a quienes me rodean. Es una manera de distraerme que practico desde niño para así poder concentrarme luego en mis asuntos. Observo detalles, más que a personas; para i8maginar una historia a partir de esos detalles.
Nuestro perpetuo despiste nos arruinaría; de ahí que salga habitualmente a la calle sin paraguas o gafas, por eso de evitar perderlos sin haberles sacado buen uso. Aunque también nos ayuda a ejercitar el cuerpo: son muchas las veces en que tengo que volver a casa sólo para asegurarme de que había cerrado la puerta.
Un abrazo, Gaby*.
Es lo que tiene la espera, que uno mira y remira todo lo que acontece a su alrededor. Un texto agil y ameno, con tu marca personal.
ResponderEliminarUn placer.
Besos.
Buenos días, San:
EliminarImagino que no todos matamos de misma manera a la medusa de la espera: para evitar quedarme de piedra, evito mirar su reflejo en mi angustia y observo las vidas de otros. A mi cobardía la disfrazo de curiosidad.
Gracias por atribuirme una “marca personal” en lo que escribo, gracias sobre todo por lo que tu comentario conlleva de lectura atenta.
Un abrazo, San.
Sigues deleitándonos con con todo lo que acontece alrededor de Pandora. Esto pinta bien.
ResponderEliminarEsa espera llena de matices, con miradas que se pierden cuando se pierde la presencia del mirado...
Abrazos
Buenos días, Alfredo:
EliminarPandora encarna la “esperanza”. Durante la espera uno confía en que su situación va a mejorar; y, aunque luego el resultado no sea el esperado, ese saber que las cosas pueden mejorar es lo que nos hace seguir adelante, comprender que podemos mejorar, desear que las ilusiones nos hagan buscar una manera de que las cosas mejoren.
Gracias por tu renovada visita y comentario, Alfredo.
Un abrazo.
Miradas que se cruzan, miradas que recorren espacios y vidas ajenas, que bien descritas, de una sola mirada el conocimiento de lo que no va a poder ser, Pandora era demasiado poco o mucho, eso no lo cuentas, pero imposible por lo que se ve. Miles de besosssssssssssss
ResponderEliminarBuenos días, Susurros:
EliminarImagino que el tiempo de espera forzada tiene un valor especial para quien sabe mirarlo como una oportunidad para ejercitar la habilidad de observación. No soy uno de esos afortunados; y mis miradas tienen mucho de llamada de auxilio silenciosa, de búsqueda desesperada de alguien que atraiga mi atención y me aleje de la desolación que convierte en páramo mi pensamiento.
Si algo no es Pandora es mediocre, por lo que no conoce el término medio. Unas veces es todo derroche; y otras, pura contención. No dejará estas páginas, al igual que la esperanza no debe dejar nuestras vidas.
Un abrazo, Susurros.
Desde una situaciòn privilegiada, asiste al gran teatro que se desarrolla en ese espacio mientras espera la aparición de Pandora. Analiza e interpreta personajes a través de sus miradas. El encuentro deseado con Pandora tal vez no fue, al final, lo que esperaba.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Hola, Pepe:
EliminarHay atalayas en las que aborrezco estar encaramado; y una de ellas es la de la espera forzada. Me domina el vértigo y acabo con el ánimo atenazado, incapaz de moverme o de pensar, procurando mantener la mirada al frente por eso de no reparar en lo inminente de la caída.
Pandora está llamada a acompañarnos muchos jueves, o en eso confio si mi imaginación es capaz de invocarla.
Un abrazo, Pepe
Cuando estamos en espera, un segundo parece eterno
ResponderEliminarUn placer leerte, un beso Nino
Buenos días, Ame:
EliminarSí, durante la espera el reloj parece convertirse en un marcapasos que nos aleja a zancadas de la esperanza.
Muchas gracias por tu lectura y comentario, Ame.
Un abrazo.