POWERS: Fábulas para tiempos sombríos 08

Pat Garrahy acomoda el cromatismo de la serie hasta el episodio 11. Garrahy, colorista de la Justice League of América, también se ocupó del rotulado y de la producción del cómic desde el número 4 hasta su marcha, ayudado por los Ojo Caliente Studios, de los que se reproduce serializada una historia llamada Eye-Candy, ausente en la edición española. La última implicación de Pat con la serie ha sido en Powers: Who Killed Madman?, publicada en el Oni Press Color Special 2.001, aventura desarrollada por Bendis, Oeming y Mike Allred. A partir del episodio 12, Peter Pantazis –antiguo miembro de WildStorm FX y colorista de Universo X– firma el coloreado de la serie. Ken Bruzenak, rotulista habitual en los proyectos de Howard Chaykin, rubrica el rotulado.

Brian Michael Bendis da muestra en Powers de toda una serie de virtudes que han hecho de él uno de los nombres más importantes en el panorama actual de la Historieta. Su capacidad de trabajo –han sido contados los meses en que no ha salido al mercado un producto asociado a la serie, firmando Bendis el coloreado de las cubiertas, rotulación y diseño gráfico de los tres primeros números–; su habilidad comercial –no ha tenido ningún problema en jugar el juego de la industria, destacando su vinculación a la revista Wizard– y su habilidad narrativa.

Bendis demuestra una envidiable capacidad a la hora de crear personajes interesantes, definidos perfectamente mediante una breve sucesión de diálogos, silencios y actuaciones: Johnny Royalle, Tryphammer, Calista,... Personajes que, una vez cumplida su función de engranajes del mecanismo narrativo, no duda en reemplazar por otros. Reemplazo brusco, sin explicaciones, similar al que ocurre tras esos encuentros con personas que se convierten en importantes en nuestro trascurso vital, pese a su breve presencia temporal o su reticencia a formar parte de él.

Esa curiosidad que deja en nuestro ánimo la ausencia de creaciones a las que llegamos a coger cariño –¿qué habrá sido de Calista, niña abandonada por su madre y que dio muestras de tener poderes precognitivos?– hace que muchas veces abramos las páginas de la colección con la misma ansiedad con la que comprobamos los mensajes en el contestador, a la espera de esa llamada.

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