Tras dar un paseo, vuelvo a sentarme frente al teclado con la intención de escribir “ a vuelablog” sobre Sam Shepard y su Fool for Love; pero tengo la suerte de encontrarme con el regalo de tu comentario. Y yo, que prefiero charlar con la VIDA a elogiar a los MUERTOS, me dispongo a confidenciar contigo. Eso sí, disculpa si mis palabras resultan en una digresión más acentuada de lo habitual, ésta es una de esas tardes en las que mi mente y mi corazón hablan lenguajes distintos.
Carezco
de mano izquierda en lo emocional; lo que no implica que sea diestro en lo
afectivo, sino que no sé andarme con sutilezas en asuntos que me bostezan o
junto a quienes no me interesan. Como bien me has leído en más de una ocasión,
mi sopor frente al aburrimiento lleva que viva ensoñado la realidad cotidiana: lo que hace que unos piensen que estoy atontado, otras que me tienen alelado y que
la mayoría de los asentados en la realidad social coincida en que soy un desatento. Yo, que soy muy mío, creo que
la única fórmula social común en la vida debe ser la de respetar a quien te respeta,
el resto pueden ser relaciones transitivas, o intransitivas, recíprocas o reflexivas,
pero nunca impersonales. ¡Y es aquí donde surge el problema ya que nuestro
entorno no acepta que seamos individualistas en el ejercicio de lo personal! debemos seguir normas de conductas impuestas por códigos caducos, o por modas y modismos superfluos.
Lo cual
es curioso, Clarisa, pues nuestras
ficciones más populares o laureadas están protagonizadas por individuos únicos
que se enfrentan a situaciones grises (desde el Todas menos tú de Joaquín Sabina, al “I can’t get no, satistaction” de los Stones; desde el “Meursault” de Marcel Camus, al “Aureliano Buendía” de García Márquez; empezando por el “Charlot” de Charles Chaplin. y acabando por “el rancio” de Jordi Sánchez), pero
la vida la vivimos con monotonía, y a quien, en lo personal, vive con arrebato
lo tachamos de “pazguato”, a menos que sea un visionario millonario (del tipo
de David Bowie), que entonces lo
excusamos como “extravagante” avanzado a su tiempo.
Mi lucha
social es fácil, pues no me implico en lo ajeno y me centro en lo individual. Con
la excusa de que todo cambio en lo general empieza por una mejora en lo personal, me
desentiendo de todo lo que no me interesa. Nunca me verás en una manifestación profusa
a favor de lo que estoy en contra, ni me encontrarás en actos multitudinarios
de solidaridad con lo que creo que nos hace perder la condición humana.
La dignidad
es algo inherente a los actos, no un comportamiento aplaudido socialmente. Yo he
cometido actos indignos en búsqueda del placer compartido. Me avergüenza la
entrega con la que me abandonaba sin pensar que mi vida iba a llegar más allá
de un amanecer o que seguiría fuera de unas caderas. Lo reconozco: soy vanidoso y me gusta
gustar. Ahora que, además de vanidoso, soy viejo, evoco mi pasado y me fascina
la capacidad que siempre tuve para atraer de manera efímera a los sujetos de mi
capricho: nunca cambié de acera, crucé ningún límite o rompí una sola norma
para acercarme a quien me atraía. Fueron otros los que, a mi lado, permitieron
que su corazón en tinieblas latiera salvaje.Mi comportamiento indigno estaba en que disfruté usando la seducción para conseguir meros retos, no pasiones. Digamos que soy de los que hablan de amor cuando piensan en sexo. He convertido mi condición de diferente en un reclamo, hice de mi personalidad diferente un personaje atrayente; vi en mi actuación individualista la venganza más agradable frente a quienes en público se encorsetaban por las apariencias.
Ahora he decidido vivir en soledad, la vejez me ha vuelto débil, que no cuerdo o adocenado. Temo que esa debilidad física y mi fragilidad económica acabarán haciéndome entrar en razón. Probablemente de aquí a diez años cometa la indignidad de vivir lo que otros aprueben como una vida normal, en lugar de vivir una vida feliz. Pero por ahora no me acercaré a costas que muchos frecuentan y que para mí son extrañas.
Es para mí un placer, un estímulo y una profunda alegría el contar con tu compañía, Clarisa. Disculpa si mis palabras o mi tono han sido desacompasados con tu comentario, con tu actitud siempre considerada y respetuosa con mi “ninismo”. Os deseo lo mejor a ti y a los tuyos. Disfrutad de vuestro descanso veraniego.
Yo no
me canso de vivir mi permanente otoño, aunque a veces se me olvida y actúo como
si ya hubiera llegado el invierto que tanto temo.
Salud
y suerte, compañera Clarisa.
¡Mañana
empieza todo (de nuevo)!
Hola a todos:
ResponderEliminarAntes que nada, quiero agradeceros el estímulo de vuestra compañía.
Me encuentro bien. La razón de mi publicar menos en el blog se debe a que, en general, durante el verano ando con las pilas bajas (el verano afecta a mi condición hepática, mi migraña y mis otros problemillas físicos); además, en lo creativo, he estado desmotivado, quizá por eso del refrán “ten cuidado con lo que deseas, pues puedes conseguirlo”.
El texto de esta entrada es en realidad un comentario en correspondencia a las palabras que Clarisa Tomás me dedica en una enninación anterior. Blogger tiene una limitación a la extensión de los comentarios, de ahí que haya decidido publicarlo de manera íntegra como una entrada y no de forma fragmentada.
Gracias a todos por venir y enloquecer. Confío en que las cosas os marchen bien. El que no escriba sobre la situación actual en nuestros países –ya sea en Venezuela, en Argentina o aquí en España– no quiere decir que no me preocupe lo que nos ocurre en conjunto, sino que implica que mi necesidad de alejarme de una realidad que cuando no me preocupa, me asusta.
¡Salud y suerte, compañeros!
es muy lindo ver semejante respuesta afectiva para un comentario... me gustó...
Eliminarespero que vos andes mejor de ánimo entonces y mejor en todo, en lineas generales... acá en Argentina se sufre, pero bueno, es cuestión de política y no es bueno cuando uno está así como vos decís...
abrazo grande y sigamos enloqueciendo!!!
Hola, JLO:
EliminarLo lindo es tu afecto generoso en palabras de aprecio.
Sí, gracias, estoy mejor de ánimo. Incluso mis problemillas de salud se han mitigado esta semana. Confío en que tú y los tuyos estéis bien, compañero.
Aquí en España intentan hacer creíble que la situación ha mejorado, cuando en realidad ha dejado de empeorar. Pero está claro que “por los poderes que son” existe un interés en que retomemos las prácticas consumistas que llevan a que, por eso de presumir de poder adquisitivo, no reparemos en que estamos pagando por lo que hasta hace poco era gratis.
Un abrazo, JLO.
Te entiendo eso de estar con las pilas bajas.
ResponderEliminarY me gusta esa entrada que escribiste como respuesta para un comentario. Esa amabilidad me parece compatible con tu forma de ser individualista.
Creo que me parezco en eso, hay cosas que me aburren y no veo porque disimularlo. En cambio, cuando algo es digno de elogiar, quiero hacerlo.
Algo que se condena a los extravagantes es no ser visionarios. Con el detalle que el reconocimiento puede ser muy tardío.
Saludos.
Hola, Demiurgo:
EliminarEs un fastidio lo de estar con las pilas bajas. A ello también influye el que últimamente he tenido que reducir mi consumo de café, y aunque he empezado a tomar cápsulas de guaraná su efecto revitalizador no es de la misma intensidad.
Gracias por tu amabilidad en éste y en todos tus comentarios, Demiurgo. Al igual que tú, considero que el ser individualista no conlleva ser insolidario ni mucho menos mal educado: ser individualista conlleva vivir lo más de acuerdo posible a tus sentimientos, no sentirte mejor que nadie ni evitar todo contacto humano (no sé hasta qué punto se puede generalizar, pero así lo vivo yo)
Creo que las redes sociales son prueba fehaciente de que no abunda el reconocimiento de la valía ajena entre iguales, otra cosa es la fascinación por ser “megustado”, seguido o comentado por un famosete… ¡Eso nos hace sentir muy importantes!
Un abrazo, Demiurgo.
He pasado tantas veces en silencio por aquí, creo que ya sabes las razones, lo hemos hablado muchas veces... me identifico en tantas cosas, en tantas "experiencias"... pero hoy quiero dejarte mi huella, porque hoy (una vez más) nos muestras tu maravillosa humanidad, y ese ser único, extravagante y extraordinario que sos...
ResponderEliminarNo cambies, estoy convencida que el mundo necesita de "voces" distintas.
Un beso grande, y desde la sincera estima.
Hola, Alma, buenas tardes:
EliminarCreo saber tus razones, por eso te agradezco mucho este comentario pero no te sientas obligada a dejar acuse escrito de tu lectura. Yo no voy por la vida con un trozo de tiza saludando por las paredes a quienes aprecio, por eso no espero que quienes me aprecian lo escriban a diario. De hecho, soy el primero que apenas lee otros blogs, que no visita muros de Facebook o perfiles en Twitter; y mi alejamiento no es un desinterés personal, por lo que tampoco interpreto otros silencios como una muestra de desatención.
Sé que Internet puede ser una red que nos enmaraña, no es fácil a estas alturas mantenerse alejado de sus interferencias con nuestra realidad; muchas veces hacer las cosas en silencio es una muestra de respeto hacia quien nos importa, no un intento de ocultar nuestras “experiencias”.
De nuevo te agradezco tu estima, Alma.
Te deseo lo mejor.
que linda foto
ResponderEliminarque bien saliste
Es siempre un placer leer tus palabras de aprecio, Mucha.
EliminarUn abrazo lindo.
Hola, Nino:
ResponderEliminareres admirable, compañero. No pude venir antes, a deleitarme con tu exquisita entrada. Creo que el disfrute es mutuo, pues es cierto da gusto leerte.
Me gusta que te guste gustar ¿a quién no?. Seriamos hipócritas (creo) no reconocerlo. Aunque no busquemos pleitesía, sí queremos provocar algún interés en otros, ya sea simplemente el ser leídos, o escuchados. Y me encanta que hayas optado por buscar el lado más difícil de la vida, el tuyo ( y no el de otros).
Gracias por mencionarme a propósito y regalarme tus palabras únicas. Como los personajes únicos que mencionas; como el momento especial con tu impronta genial.
Un abrazo, compañero.
Lo mejor para ti y los tuyos. ¡Salud!
Buenas tardes, admirada Clarisa:
EliminarImagino que la nuestra es, como cualquier otra lo fue, una época en la que buscamos en otros gestos o palabras que afiancen nuestra autocoinfianza. Creo que ahora resulta más fácil gracias a los vasos comunicantes que posibilita internet. Escribo de memoria, pero creo que la casualidad hizo que nos descubriéramos en Twitter, algo te leí que me llevó a seguirte. Eres una escritora a la que admiro y una persona a la que aprecio: escribes con fuerza expresiva y con cariño hacia tus palabras, añoras tiempos pasados pero animas a vivir el presente, lamentas nuestra deshumanización como sociedad pero confías en nuestra recuperación como individuos. Si tu personaje creativo es sensible en sus percepciones y fuerte en sus reflexiones, tu persona demuestra la fuerza de tu corazón generoso: apoyas campañas contra el sufrimiento y la explotación, te interesas por lo que hacen otras personas y te muestras solidaria con los despojados de todo menos de dignidad. Y esto lo haces sin ruido pero con constancia, no buscas gustar, sino aportar.
Por eso, es para mí un orgullo el disfrutar de la suerte de tu compañía.
Gracias por transmitirme esperanza, Clarisa.
Lo mejor, ahora y siempre.