Me duele tanto lo que estoy
viendo en sociedad, que no sé qué escribir. Pero sé que no me puedo aislar de
mi entorno, ni fingir desafección por las preocupaciones de pues sentirme
triste también significa que me siento vivo; y que mi condición individualista
no hace de mí un egoísta.
Me apena la situación en la
que se encuentra España, siento una preocupación atrofiante que me impide
abstraerme de la realidad: no fabulo nada con sentido, soy incapaz de leer
textos largos o de ver películas completas. Siempre he sostenido que tengo
claro dónde vive la realidad y dónde anida el deseo. Ahora mi sitio está en la
realidad.
Estamos ante un cambio en
nuestra organización social, en esta sociedad que aún llamamos España. Me temo
que ese cambio será para peor; y que, como siempre, serán los débiles y los
diferentes quienes sufrirán las consecuencias de ese reajuste social.
Pero, estoy bien. No me
siento desanimado, ni melancólico, simplemente estoy sintiente. No busco
preocuparos al escribir esto, sino que quiero capturar el cómo me siento ante
el proceso actual de ruptura de nuestra realidad social. No sé cuándo volveré a
sentirme plenamente Nino Ortea, pero él forma parte de mí, no se puede
independizar de mi ser.