Jerome Charyn. Movieland. Chapter: “Children of Paradise”
Hijos
del paraíso IX
6. Tenemos
que considerar otros asuntos, como la Cinémathèque, y por qué floreció en
Francia gracias a la frenética devoción de Henri
Langlois. “Francia es la nación más centralista de Europa”, me comentó Martens, “la base y dogma del centralismo es la concentración. La Bibliothèque
Nationale fue la primera biblioteca del mundo. No sé qué rey decidió que todo
lo escrito (o grabado) en el reino de Francia debería ser puesto en depósito.
Actúa como un inventario de las cosas, pero
también funciona políticamente como un registro.
Una vez que centralizas todo lo que es
creado, sabes lo que va a pasar: ningún autor ni grabador puede funcionar por
separado, ningún artista puede crear sin enviar copias de su producción a la
librería central. Funciona exactamente como un país totalitario. Nada de lo
creado es ajeno a la vida política”.
Me sentía
como Borges adherido a un
enciclopedista de la tierra de “Tlön”, mientras Martens seguía hablando.
“Tan sólo Francia podría dar vida a la loca
idea de coleccionar y guardar todas las películas que habían sido hechas. Todo
debe tener su copia en algún lugar (su fantasma). La Cinémathèque sólo se podía
desarrollar en un lugar donde el archivismo llevaba siendo una realidad
política durante siglos.
La genialidad aislada de Langlois encontró los medios para crear la Cinémathèque en las
estructuras internas del país... Tuvo una idea alocada. Pero pudo ponerla en
marcha. Tan sólo una persona ajena al Imperio (Hollywood) podía crear la Cinémathèque, en los límites
del Imperio”.
Hablamos
sobre ese misterioso oficial Nazi que ayudó a Langlois en mitad de la Segunda Guerra Mundial.
“Las acciones de Langlois fueron heroicas”, comentó Martens. “Estaba intentando mantener a los alemanes
alejados de las películas. Él no fue un colaboracionista, quería proteger las
películas”. Y el mismo Langlois,
tal y como aparecía reflejado en los ojos de Martens, comenzó a parecerse a una figura sacada de Borges: “Hombre, el bibliotecario imperfecto que intenta desesperadamente
aferrarse a los recuerdos de su mundo, en un universo de “desorden divino”. ¿Y
Martens?. Él podría haber sido algún
dios que luciera el cabello rojo de la ira. ¿Y yo?. El único oyente que quedara
vivo.
“La gente se agrupaba a su alrededor,
chiflados como él, el Cristóbal Colón del nuevo arte. Truffaut, Godard, Rohmer, Chabrol fueron apóstoles que realizaron
sus películas más tarde. El autor real de una película es el director, solían
decir.
‘Soy devoto de una nueva fe. Todos los
restantes están equivocados respecto al cine’. Pero, ¿quién es el autor real de
Casablanca?. ¿La guerra?. ¿El guión?. ¿Los actores?”.
“¿Qué me dices del rostro de Bogart?”.
Martens se rió.
“No. La Cinémathèque diría que Michael Curtiz (quien
dirigió «Casablanca»). Una vez que
los apóstoles dejaron establecido que el director es el autor de una película,
entonces añadieron: ‘me voy a convertir en director’. No puedes hacer películas
sin un componente de megalomanía... o terrorismo, terrorismo efectivo”.
Movieland: Hollywood
And the Great American Dream Culture»; es una obra de Jerome Charyn, publicada
por la editorial Putnam ©®.