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sábado, 9 de marzo de 2024

Hijos del paraíso IX

 Jerome Charyn. Movieland. Chapter: “Children of Paradise”

Hijos del paraíso IX

  

6. Tenemos que considerar otros asuntos, como la Cinémathèque, y por qué floreció en Francia gracias a la frenética devoción de Henri Langlois. Francia es la nación más centralista de Europa”, me comentó Martens, “la base y dogma del centralismo es la concentración. La Bibliothèque Nationale fue la primera biblioteca del mundo. No sé qué rey decidió que todo lo escrito (o grabado) en el reino de Francia debería ser puesto en depósito.

Actúa como un inventario de las cosas, pero también funciona políticamente como un registro.

Una vez que centralizas todo lo que es creado, sabes lo que va a pasar: ningún autor ni grabador puede funcionar por separado, ningún artista puede crear sin enviar copias de su producción a la librería central. Funciona exactamente como un país totalitario. Nada de lo creado es ajeno a la vida política”.

 


Me sentía como Borges adherido a un enciclopedista de la tierra de “Tlön”, mientras Martens seguía hablando.

“Tan sólo Francia podría dar vida a la loca idea de coleccionar y guardar todas las películas que habían sido hechas. Todo debe tener su copia en algún lugar (su fantasma). La Cinémathèque sólo se podía desarrollar en un lugar donde el archivismo llevaba siendo una realidad política durante siglos.

La genialidad aislada de Langlois encontró los medios para crear la Cinémathèque en las estructuras internas del país... Tuvo una idea alocada. Pero pudo ponerla en marcha. Tan sólo una persona ajena al Imperio (Hollywood) podía crear la Cinémathèque, en los límites del Imperio”.

Hablamos sobre ese misterioso oficial Nazi que ayudó a Langlois en mitad de la Segunda Guerra Mundial.

“Las acciones de Langlois fueron heroicas”, comentó Martens. “Estaba intentando mantener a los alemanes alejados de las películas. Él no fue un colaboracionista, quería proteger las películas”. Y el mismo Langlois, tal y como aparecía reflejado en los ojos de Martens, comenzó a parecerse a una figura sacada de Borges: “Hombre, el bibliotecario imperfecto que intenta desesperadamente aferrarse a los recuerdos de su mundo, en un universo de “desorden divino”. ¿Y Martens?. Él podría haber sido algún dios que luciera el cabello rojo de la ira. ¿Y yo?. El único oyente que quedara vivo.

“La gente se agrupaba a su alrededor, chiflados como él, el Cristóbal Colón del nuevo arte. Truffaut, Godard, Rohmer, Chabrol fueron apóstoles que realizaron sus películas más tarde. El autor real de una película es el director, solían decir.

‘Soy devoto de una nueva fe. Todos los restantes están equivocados respecto al cine’. Pero, ¿quién es el autor real de Casablanca?. ¿La guerra?. ¿El guión?. ¿Los actores?”.

“¿Qué me dices del rostro de Bogart?”.

Martens se rió.

“No. La Cinémathèque diría que Michael Curtiz (quien dirigió «Casablanca»). Una vez que los apóstoles dejaron establecido que el director es el autor de una película, entonces añadieron: ‘me voy a convertir en director’. No puedes hacer películas sin un componente de megalomanía... o terrorismo, terrorismo efectivo”.

 

Movieland: Hollywood And the Great American Dream Culture»; es una obra de Jerome Charyn, publicada por la editorial Putnam ©®.

 

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