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—Y tú, y yo, aplaudimos, recogemos las babas y a currar. Pero el caso es que a ella los problemas de la oficina no la afectan. A ella no le van con broncas, ni insinuaciones de despido, y a mí sí. ¿Y qué quieres, Tino?, ya sabes que con la mierda de contratos que teneos nos echan a la calle y somos nosotros los que pagamos al INEM. ¡Joder, tengo 33 años, y no puedo volver a casa de mis padres!
Además, estas Navidades estuve hablando con Sonia, y vamos a comprar un piso. Mira, este trabajo no es gran cosa, pero a mí me da para vivir, y si hace falta quedarse, me quedo.
—Pero bueno, tío, ¿acaso no nos lo curramos bien? Venga, ¡no me jodas!, si se nos amontona el trabajo no es porque no lo solventemos, es que somos dos haciendo el curro de cinco. Además, este tipo de faena nunca se puede acabar, siempre hay un pedido pendiente, una albarán por contrastar,... Si no nos echan es porque no lo hacemos mal. ¡Coño, somos administrativos, no unos carpinteros que tienen que hacer un número concreto de sillas! No nos podemos agobiar ante la acumulación de curro.
—Mira… ¡yo me quedo, tío! Marcha, sé que tienes razón, que el sacrificio de quedarme no lo valoran y que lo que es una deferencia casi lo he convertido en obligación. Pero, por eso... me quedo un rato más. Ya tomaremos esas cervezas otro día.
—¡No, nos las tomamos hoy!, pero aquí. Venga, fiera, bajo a por unas cervezonis y unos pinchos. Pero tú pagas, tío. Venga, dame 20 euros y…
©Nino Ortea Gijón, 25-III-09
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Gran texto, como siempre, no pierdes el poder de la pluma. Un abrazo desde el sur......
ResponderEliminarHola, THX 1138
EliminarDisculpa mis 8 años y 5 meses en tardar en contestar a tu comentario.
Por alguna razón no me di cuenta de su publicación.
Espero que estés bien.
Hola, THX
ResponderEliminarGracias por el comentario, aunque lo de la pluma no sé si tomármelo a gala o a lo boris...
Un abrazo