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Me ha gustado Watchmen, bastante más de lo que esperaba.
La verdad es que la serie de 12 tebeos escrita por Alan Moore y dibujada por Dave Gibons no es uno de mis cómics favoritos, y menos releída ahora. Se me escapa de las manos pues el desarrollo de la trama es bastante florido y su resolución muy monda. Por otro lado, nunca necesité que nadie viniera a dignificar un medio como la Historieta. pues siempre me ha parecido tan lozano como cualquier otro, por lo que la labor ennoblecedora de la obra me pasó y pasa desapercibida. Si a esto le unimos el que en el relato si intercalan otras dos tramas que más que complementar la lectura, me parecen redundantes, creo que os queda clara mi opinión sobre esta obra. Tanto Tales of the Black Freighter, como Under the Hood, han sido adaptadas como cortos de animación, estando próxima su comercialización en dvd.
El principal atractivo que presentaba la producción era la figura de su director, Zack Zinder, quien ya en su obra de 2004, El amanecer de los muertos, me había atrapado. Y eso que a mí, con el cine de zombis me pasa como con las pelis porno: tanta demasía de carne se me acaba indigestando.
El gran acierto de Watchmen radica en el absoluto respeto a lo narrado en el tebeo. Pero, ¿hasta qué punto eso funcionará con un espectador ajeno a ls publicación?
Nos encontramos ante una distopía ambientada en una Norteamérica que pese a haber ganado la guerra de Vietnam se encuentra al borde del enfrentamiento nuclear con la U.RR .S.S. El presidente Nixon ha impulsado una ley en la que se declara ilegales a los justicieros enmascarados, que comparten fama con los Village People mientras son inmortalizados por Andy Warhol. El 12 de octubre de 1985 alguien comienza a asesinar a los antaño disfrazados, en una cadena de intrigas que parecen estar conectadas con una intención de acelerar el lanzamiento de misiles.
¿Qué precio estamos dispuestos a pagar por nuestra seguridad?
¿Es la vida un mecanismo en el que todo encaja, cómo en un reloj?
¿Cuál es el papel de la violencia en las relaciones?
¿Por qué nos obsesiona medir el tiempo?
¿Cuál es el concepto de héroe en nuestra sociedad ?
¿Podemos confiar en los demás?
¿Llamamos hacer el amor al sexo cuando es aburrido?
Estos, junto con otros temas, sostienen la trama de una película donde vemos a los “héroes” matar a embarazadas, agujerear a enemigos, emborracharse, ser infieles a su pareja, violaciones… todo esto aderezado con música de Dylan, o Simon y Garfunkel, y un diseño de producción muy cuidado en su reflejo de lo oscuro y lo sucio. Zinder firma una película muy cuidada en lo visual y ágil en lo narrativo. Los actores se enmascaran perfectamente en sus personajes…
Sin embargo, al igual que hay vidas apasionantes al ser contadas pero desequilibrantes al vivirlas; la película, como el tebeo en el que se basa, vale más por lo que te lleva a pensar que por lo que te llega a contar.
Les dejo, el gran Pagliacci actúa esta noche, y aún tengo que maquillarme.
© Nino Ortea. 10-III-09
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