En la madrugada de mañana lunes, 8 de marzo de 2010, se concederán los premios Oscar 2009. Si los jolivudienses juzgan con un año de retraso lo producido, los ninoskos prejuzgamos con un día de adelanto lo decidido. La verdad es que esa velada —como todas las que paso en vela esperando a que tú me llames— es bastante previsible: Tú, Lola, no llamarás; y serán otros los que ganarán.
Nunca he fantaseado con asistir a la ceremonia de entrega de esos awards, me basta con fabular el ceremonial de nuestra entrega al deseo. Eso sí, creo que en lo relacionado con el festín fílmico quienes mejor se lo pasan son los ácaros que pueblan la alfombra roja. Pues asisten en primera fila al espectáculo en 3D que se proyecta bajo el telón de las faldas de actrices, estrellas y meretrices.
Centrándome en la lista de premiados, me alegra poder adelantar el resultado de lo que ya doy por visto, al igual que el de lo nuestro ya lo doy por vivido. Cual oscar, desnudo y en tus manos, así me gustaría estar; aunque no bañado en oro, si no en tu saliva. A sabiendas de lo que ellos dirán —“Zanks, god bles yu!”, “Aiam sou japi…”, “Ai dedikeit dis tu mai moder”…—, prefiero tu silencio al vacío de sus palabras.
Esta es la lista de ganadores que mañana se hará pública. Si me equivoco en más de 9, dejaré de respirar durante un segundo.
Mejor película: Avatar. Inmerecida recompensa, dado lo flojo de su guión, frente al cual, cualquiera de mis delirios en
Mejor director: Kathryn Bigelow. Inicuo reconocimiento, dada la flojura de su directora. Cuyo mayor aval para la ocasión es que su ex marido ha realizado la película más cara de la historia. Su laurel tiene tanto sentido como el que a mí me premiaran como “mejor amante” sólo por que mi ex pareja bata con su marido el récord de orgasmos fingidos. El mejor director —desde una perspectiva técnica o narrativa— es James Cameron.
Mejor guión original: En tierra hostil. Inconsistente aval. Un relato lleno de situaciones arquetípicas en el que los personajes deambulan al capricho del montaje. El salto con el que los 3 artificieros pasan de odiarse a confraternizar virilmente, tras la emboscada en el desierto, me llevó a creer que el proyeccionista se había equivocado de rollo. El mejor guión, de los 3 disfrutados, es el de la distopía bélica Malditos bastardos, donde el odio y la venganza hilvanan lo contado.
Mejor guión adaptado: Up in the air. Menuda joya debe de ser este peliculón. ¡Que en plena crisis hagan películas como ésta! A mí me encantó, me hizo reír y llorar, me sentí identificado y reflejado en District 9.
Mejor película extranjera: La cinta blanca. Como fiel discípulo del maestro Crowley y su boca que no puede gritar, no discutiré el galardón. Pero a mí me gustó, y mucho, Un profeta.
Mejor actriz: Sandra Bullock. No he visto ninguna de las películas nominadas. Pero me alegro de que no haya ganado Gabourey Sidibie —la verdad es que me apetece ver Precious, pero temo su dureza— para que así no se ponga de moda entre las féminas, pellejudas y leidecillas eso de no depilarse. Además, Sandra Bullock me parece una mujer inteligente que interpreta películas indecentes.
Mejor Actor: Jeff Bridges. Ya le toca. Recuerdo haber leído en la revista inglesa Empire un original artículo sobre la relación entre la cabellera de Bridges y sus interpretaciones, con motivo del estreno de El rey pescador. Venía a decir que cuanto más larga, enmarañada y descuidada la melena, mejor su actuación. Aquí luce greñas y barba, así que…
Mejor actriz de reparto. Penélope Cruz. Actriz-Penélope-Cruz. De estas 3 palabras, me quedo con la que rima con tragaluz.
Mejor actor de reparto: Chrsitoph Waltz. Tras ver Malditos bastardos en su versión original, me he quedado enamorado de este caballero. Enorme actuación. Sutil encarnación de la deshumanización lograda sin caer en ningún histrionismo. Pasa de afable a aterrorizador con un cambio de rictus.
Bueno, mañana saldremos de dudas. Ahora sólo me queda esperar a que TÚ y yo, Lola, entremos en certezas.
¿Una cereza?
© Nino Ortea. venyenloquece@hotmail.com Gijón 7/III/10