Pues sí, uno de los efectos colaterales de ser el Capitán Cagica —además de mi sudoración extrema y mi aerofagia incontenible— es el de que al transmitir mis temores doy miedo. Vamos que Carrefour dejó de dar bolsas y empezó a venderlas para evitar que yo me asfixiara involuntariamente en una de ellas (una de mis pesadillas más reales es la de morir ahogado).
Te voy a contar una historia tan real como que hoy es miércoles y mañana jueves: