Ya que lo preguntaís os contesto:
Si pusiera o pusiese una cancioncilla a mi presente, también sería una en inglés. Tras la sorpresa que ha causado mi paralelismo con la canción de la escena de la película Grease, creo que ahora sí que os va a llamar la atención mi querencia angloparlante.
Este regusto anglófilo quizás se deba a mi falta de oido, que lo que es el gusto lo tengo y muy bueno. ¡A mí nunca me ha hechizado una fea! Otra cosa es pedirles que además de encanto tengan corazón. Me pirro por las descorazonadas, por lo menos no me aburren.
Además, tanto en lo laboral como en lo personal —por no hablar de en lo íntimo— siempre tengo la impresión de que por mucho que me trabaje mi puesta es escena o el cuidado de los detalles, siempre llega algún rosalindo que se sube antes al guindo.
Pero bueno, lo importante en la vida es vivir. Y pocas cosas me hacen sentir tan vivo como montarme en un tío-vivo emocional.