Leer a María, en su blog «El saco de mis pensamientos»,
ejerce en mí el efecto “Súper ratón”: vitamina el ánimo y mineraliza la
esperanza. De ahí que procure asimilar todas las dosis de ingenio que nos
regala.
No es ésta la
primera vez que mi escritura en este blog refleja un efecto espejo de la
lectura en el suyo. En este caso, la relectura de su introspección ‘Depuntillas,... a veces incluso sin respirar’ me ha llevado a volver a
callejear por la “Vanidad”, ciudad que William Thackeray en su sátira “La feria
de las vanidades” y que en este blog tiene su propia barriada.
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Salvador Dalí, Metamorfosis de Narciso, 1937
Soy de natural
tarambana, es decir: dado a hacer lo que me da la gana. Por lo que cuando
desatiendo mis anhelos en pro de mis obligaciones, siento que soy menos yo y
más “el otro”; ése cuyo espíritu está computarizado en una serie de algoritmos
estadísticos.
Reconozco que hay
momentos en los que no me conozco si no hago lo contrario de lo que se espera,
ya que una de mis locuras más placenteras es la de alejarme de quien no soy ni
en sueños, sólo en pesadillas. Y es que esos actos de cordura asociados a
obedecer la dictadura del qué dirán prefiero que los ejecute “el otro”, ése que
–según los datos poblacionales que lo encasillan– tiene pareja formal, trabajo
estable y tarjeta de crédito.
A mí, que mi
corazón taquicárdico me impide vivir acompasado; a mí, de vida laboral tan
escasa como el pudor en un exhibicionista; a mí que lo que me da crédito no es
una tarjeta, sino mi palabra; a mí que no me adjetiven como “vanidoso” por
admitir que no tengo cabello canoso y que mi ánimo no suele ser doloso. En vez
de “vanidoso” que me llamen algo hermoso por evitar la falsa modestia y por
reconocer la autoestima, y no, “Narciso” tampoco me adjetiva. Prefiero: peculiar,
excéntrico o atípico.
Aunque lo de
vanidoso me temo que me acompañará hasta que me entierren en el foso.
Es un hecho que ya
en el colegio me identificaron como “vano” los afuncionales educadores que me
llamaban “cabeza hueca” por dar mi opinión en los ejercicios de opinión
lectora. Y sí, mi adolescencia fue una ratificación de mi falta de solidez
intelectual (lo de hacer las cosas porque sí, siempre me ha dado flojera). ¿Qué
decirte de mi transito por la edad madura? Intentaré resumirlo en que fue
tortuoso: dada mi nulidad como feriante con ambiciones, me vi feriado como
monstruosidad, como una especie de ogro egocéntrico que no presta atención a lo
que ostentan los demás, como un narciso creído por cuidar el reflejo de mis
actos en los demás. En vano intentaba
aclarar que no es que despreciase los intereses ajenos, es que no los apreciaba
como propios –tener un trabajo y pareja estable, me daban vértigo; tener un
casoplón y un cochazo, me resultaba fútil–. Para mí lo útil siempre ha sido
tener tiempo, no dinero; tener deseos, no ambiciones; tener curiosidad, no
fisgoneo. Para mí, lo estimulante es contar con tu cercanía, amable leyente, y
con la compañía alentadora de compañeras como María.
Gracias. |
https://hablacontusamigos.blogspot.com/2024/01/de-puntillas-veces-incluso-sin-respirar.html
A mí de joven las normas me daban alergia. Un beso
ResponderEliminarHola, Susana:
EliminarEl problema con las normas está cuando éstas no se usan para que el niño aprenda a normalizar sus interacciones sociales, sino para anormalizar su individualidad.
Un abrazo, Susana.
Hola, Nino.
ResponderEliminarMe gusta lo del efecto Súper Ratón, personaje con una creativa canción.
Entiendo que puede ser inspirador leer otros blogs, que escriben con inspiración. La obligación de no mostrar la debilidad, dificultad la empatía, el pedir ayuda. Está bien rebelarse a eso.
Me gusta también la condición de tarambana. Hacer lo que se da la gana es un gran talento. Sobre todo, conservando el crédito de la propia palabra.
Ha habido educadores comparables al profesor de Pink Floyd The Wall.
Saludos, Nino.
Hola, Demiurgo:
EliminarAciertas plenamente con tu analogía con “The Wall”, mi etapa en educación primaria transcurrió en un ambiente similar de opresión: era profesorado muy viejo, al que frustraba haber perdido vigor físico y lo suplía golpeando con supuesto material didáctico o insultando. A mí, como me daban por subnormal, me castigaban intentando ridiculizarme o mandándome a un aula con alumnos mucho más pequeños donde yo debía permanecer en pie hasta que volvieran a buscarme. Intentaron que mis padres aceptaran mi traslado de matrícula a un centro de educación especial. Ellos siempre se negaban; pero como tan mal expediente académico no me podían cambiar a ningún otro colegio público y en casa no podían permitirse enviarme a uno privado (por eso, cuando se enfadaban y amenazaban con enviarme a un internado, sabía que no podrían hacerlo).
“Súper Ratón”, “La hormiga atómica” y “Pepe Pótamo” me fascinaban.
Un gran abrazo, Demiurgo.
A mí también me acusan de ser cosas que no soy. Un beso, vaniNino 😘😄
ResponderEliminarHola, Maite:
EliminarMe temo que los prejuicios siempre condicionarán nuestras interacciones: por hablar con propiedad me tachan de machista, por no gustarme el fútbol me consideran un raro… Muchas veces inicio una interacción a la defensiva, lo que lo lleva a una profecía autocumplida.
Un abrazo, Maite.
¡¡Maaaadre mía NINO!! Vaya bien que te ha sentado la entrada jajaja estoy alucinada si de verdad te ha inspirado esta fantástica apología de tus maravillosas debilidades que nos has regalado… Así me gusta! jaja sacando pecho y presumiendo de ti mismo, del de verdad, ¡siempre el mejor! Es una lástima que por alguna extraña razón en este mundo tan poco se valora.. Desde luego, si todos fuéramos la mitad de valientes que tú, desparecía las frustración y los complejos de un plumazo…y es que es verdad ¿ por qué tenemos que vivir siempre de cara a la galería haciendo lo que se supone que tenemos que hacer y diciendo lo que se supone tenemos que decir? Con lo maravillosamente bien que sienta dejarse llevar por lo que surja, siendo cada uno quien necesite y quiera ser…al menos aquí en los bogs, ... aquí también soy muy tarambana, por eso meencanta jajaja fuera menos ; ) que luego en la vida de verdad verdadera serlo es muuuuy peligroso ; ) Así que ha sido un honor haberte servido de vitaminas mi querido SÚPER RATÓN !¡ GIGANTE ¡! Un abrazo enoorme y mil gracias... de corazón!
ResponderEliminarHola, MARÍA:
EliminarMe encanta leerte. Pese a tus ocasionales despistes, tus textos presentan una belleza formal innegable: su distribución, las filigranas que compones o las imágenes que usas son pulcras. “La belleza” tiene la cualidad de ser un valor ecuánime (dudo que nadie que te lea niegue el atractivo formal de tus composiciones. Pero soy más degustador del “atractivo”. La belleza muchas veces me atrae, pero no me estimula. Es más: la belleza es aburrida. El fuerte de tu blog está en que en tu saco creativo siempre hay elementos de ingenio, sinceridad y anhelo. Elementos que no figuran en ninguna tabla periódica, pero que conviene figurase a rajatabla periódicamente.
Tienes atractivo narrativo a saco, más energía positiva que un cosaco y una amabilidad para incitar al sonsaco (de ahí la riqueza en comentarios que recibes).
Rocanrol, MARÍA.
Nino! Comparto cada palabra que te ha escrito María. Así que sólo puedo añadirte lo muuucho que me gusta leerte y mandarte mis mejores deseos (hoy no te envío besos, estoy griposa).
ResponderEliminarHola, Ángela:
EliminarTu condición griposa no acatarra tu natural generoso. Gracias por el antigripal de tu comentario.
Que tengas una pronta recuperación, Ángela.
Hola, Nino. Me ha encantado esta frase del final "Para mí lo útil siempre ha sido tener tiempo, no dinero; tener deseos, no ambiciones; tener curiosidad, no fisgoneo." Creo que es una carta de presentación inmejorable y qué define a la persona.
ResponderEliminarVivimos una época, imagino que siempre ha sido más o menos así, donde el individualismo se ve como algo extraño, como una desviación. Apartarse de los dogmas del rebaño siempre ha resultado sospechoso e inquietante para el buen funcionamiento del sistema. Nos quieren mansos, dóciles y "normales". Y así nos lo inculcan desde el mismo colegio, no es extraño que cada vez que hay un cambio de gobierno cambie la ley educativa, adoctrinar es el primer mandamiento del Poder. Un abrazo!!
Hola, encantador David:
EliminarEsa frase me define, por lo que también me marca: la notoriedad de ser un “vividor”, un “vago” o una “nulidad” siempre me ha acompañado. El que valores tu tiempo para dedicarlo a tus cosas conlleva una murmuración atemporal; a menos que seas miembro de la clase poderosa, entonces quien no te califique de “extravagante” proclamará que “sabes vivir la vida”.
Me temo que siempre ha sido mala época para el individualismo, equipararlo con el egoísmo siempre ha sido muy fácil. De hecho, incluso escritores considerados como defensores del individualismo como los “góticos británicos” se caracterizan por mantener la polarización del Bien y el Mal en sus personajes, unos antihéroes que se encarnan en inadaptados o incluso en monstruos que al final pagan su individualismo o su condición de diferentes. Quien evita en lo posible ser un subalterno del “Poder” es siempre tratado como “asocial”, “rebelde” o “perturbado”.
Nosotros sustentamos las normas de nuestra sociedad, tolerar los abusos de nuestros gobernantes es un pecado de omisión. Yo, pecador, procuro que mis pecados sean de acción.
Un gran abrazo, David.