Todo viaje tiene su principio…

…y toda historia su final.


¡Hola!
Ante todo, GRACIAS. Mentiría si no dijera que esperaba el que algunos me acompañarais en este viaje cibernético. No sólo hay un núcleo duro que siempre me ha animado a escribir mis opiniones y trasuntos; si no que contaba con que algunos accedierais ocasionalmente a este blog, Si lleváis formando parte de mi vida desde hace tiempo, no ibais a dejar pasar la oportunidad de arroparme ahora. Me puedo quejar de muchas cosas, pero, sería injusto si no reconociera el que gracias a vosotros conozco el significado de la palabra AMISTAD.
Con lo que no contaba era con la cantidad de muestras de ánimo y complicidad que he recibido; y mucho menos con que tres de vosotros me mandarais ayer emilios preocupados al abrir vuestro correo y no encontraros con ninguna invitación a venir a enloquecer. Tranquilos, literalmente me pasé la tarde recogiendo ciruelas y disfrutando de grata compañía.
Otra visitas inesperadas han sido la de dos robotitos spamneros, que tengo dormidos en la cueva de Kong, y la de un visitante anónimo que demuestra conocerme bajo la lluvia púrpura. ¡Vamos, que nos estamos juntando lo mejor de cada casa!
En las siguientes líneas, voy a intentar aclararos una serie de dudas y aceptar públicamente una serie de verdades.
Sin duda, el abrir este blog es una muestra de mi egocentrismo. No hay en mí ningún intento mesiánico de salvar a la Humanidad con mis conocimientos. No he tenido ninguna visión preclara que necesite compartir. Ni tengo ningún tipo de habilidad ni conocimiento que me lleve a concebir este espacio como una especie de página de consulta, o libro de autoayuda. Es más, ni siquiera tengo espíritu para consagrar este sitio a cualquiera de mis pasiones: cine, literatura, tebeos, pellejeo o dolce fare niente. Es MI blog, y hablará de MÍ. Sé el riesgo que eso comporta, pero de otras peores he salido. Prima más mi necesidad de comunicar que mi miedo a que alguien retuerza mis palabras.
Después de tanto “mi”, confió haber respondido al “¿Por qué? Llegamos al “¿Cuándo?”
Pues muy sencillo: el momento es ahora. He pasado cuatro años muy perros, aullando a la luna de la soledad. He aceptado migajas de cariño, mientras descuidaba amistades. He convertido barras de bar en vertederos de amor, pervirtiendo este sentimiento. Me convencí de que era el demonio, y por eso la vida me trataba mal, sin darme cuenta de que el infierno son los que no me prejuzgan, y pagan con desdén mi afecto verdadero. Me obsesioné con cambiar, con ser uno más, con que me aceptaran aquellos a quienes no les importaba. Me cansé de quejarme de que quien no me pedía nada, rechazara todo lo que le ofrecía. ¿Rechazarme a mí? ¿Con lo que yo valgo? Pues sí. Alcohol, insomnio, tabaco, y bajas pasiones poblaron mi bestiario.
Eso fue entonces. Esto es ahora. El sábado tarde, mientras navegaba por mi autarquía emocional (genial definición, Pedro. Eres un crack, al igual que un gran amigo) tuve uno de esos momentos epifánicos en los que no sabes bien hacia dónde ir, pero tienes muy claro a dónde no volver. Al igual que a Escarlata siempre la esperaba Tara, comprendí que siempre me sentí en casa entre palabras. Así que ahora que siento que me acerco a “ser ese hombre que algún día fui” al que cantaron Los Planetas, y me alejo de ese “tonto” trovado por El Canto del Loco, ahora ha llegado el momento de poner fin a una historia de lamentos, y emprender un viaje iniciático por la ignota Internet, donde detrás de cualquier @ se puede encontrar el comienzo de algo fascinante.
Llegamos al ¿Cómo? Os remito al subtítulo de este cuaderno Este blog pertenece a todos, y no es de nadie . Me ha sorprendido el que algunos me pidierais permiso para reenviar la dirección. ¡Qué mas quiero yo que me leáis! Obviamente, os quedo agradecido. Lo único que os pediría es que, en caso de que decidierais incorporar algún texto a otro espacio, me citarais o establecierais un vínculo.
Respecto a lo de los comentarios, ¡no problem! Me encanta que los dejéis, pero entiendo que no todos tenéis mi componente exhibicionista, así que, perfecto lo de los emilios. También me parece muy interesante lo de utilizar la ventaja del anónimo. Aviva mi curiosidad, y estimula mis neuronas. Pero procurad no llevarlo muy lejos. No os gustaría verme enfadado. Y además, paso de "mind games", "crying games" y demás rompecabezas que acaban rompiéndome el corazón y destruyendo mi autoestima. Ahora, en plena temporada de El Joker, sólo me apetece jugar al póker descubierto. Bueno, dependiendo de la compañía también al strip póker.
Gracias a vosotros la cosa promete.

Cuidaros

Nino Ortea Gijón, 24-VI-08