Historieta que aparece en la
página 3 del número 350 de la revista semanal Mortadelo.
No se cita al autor, con lo que
voy a silenciar lo que me parece evidente. Después de todo puede que la presbicia
me lleve una vez más a ver lo que no existe.
Algunas arritmias que sufre el corazón brotan cuando el pensamiento deviene en conciencia de que la vida no nos emociona como antes, conciencia que nos impele a aceleramos hacia la añoranza de un pasado en que nuestro corazón latía más fuerte. El corazón no tiene freno ni marcha atrás. De ahí que sus choques frontales con la Realidad tengan consecuencias letales. Nuestra Fantasía tiene el recurso protector de enloquecer cuando la Realidad se vuelve demencial. ¡Gracias por venir y enloquecer!
¿a veces es mejor no?... y hacerse el tonto también puede servir en algunos casos...
ResponderEliminarla belleza sirve un tiempo, después se ve la verdadera realidad.... salu2...
Buenas tardes, JLO:
EliminarCreo que lo impuesto en la vida, cuando no es doloroso resulta vulgar; de ahí que enloquecerlo sea una forma de embellecerlo.
Lo voluntario, unas veces pide calma y habitualmente soltura, añadirle un toque de locura es cuestión de soledad o compañía.
A mí no me gusta lo feo, y está por llegar el día en que me gusten las feas.
I can’t go for that!
Un abrazo, JLO.
Prefiero tener una buena vista. Se corren menos peligros y no se pierde lo bueno para ver.
ResponderEliminarY intento dibujar, necesito un buena vista.
Y la belleza es un forma de la realidad, siempre sirve.
Buenas tardes, Demiurgo:
EliminarDe tu preferencia por lo bueno de ver y de leer, hablan tanto tus historias como tus pasiones. Por eso cuando veo que has publicado algo en tu blog, intento correr a él, para no estar en peligro de perderme lo bueno para ver.
No sabía de tu afición por la pintura, espero ver alguno de tus dibujos.
Sinceramente cada vez me gusta más “la Belleza” en el Arte, y me alejo de tremendismos hiper realistas, o de sandeces absurdas presentadas como obras abstractas.
Un abrazo, Demiurgo.
Me he reído, casi que voy a terminar como él... Últimamente veo algo menos, algunos dirían: pa lo que hay que ver...
ResponderEliminarLo de la primavera sí le alteró bastante, eh? ; pero mira que vidorra se pega...
En realidad la belleza se siente... Si no veía y la sentía así, disfrutaba de ella.
Pero es preferible ver, hay tantas maravillas en la naturaleza...
Muchos besos
Muy buenas, Carmen:
EliminarLa vida hay que vivirla con los sentidos y no sentarnos a verla pasar.
La vista es algo fundamental, aunque sólo sea para saber de lo que te tienes que alejar.
Ahora que la presbicia me va convirtiendo en un rompetechos, empiezo a abrazar estatuas a las que confundo con saludantes.
Eso sí, ahora como antes, la belleza entra por todos los sentidos; y cuando una buena prima está a mi vera me sigue maravillando la preciosidad de lo natural.
Un abrazo, Carmen.
Jejejejjjjjjjjjj Me reí de lo lindo... Ya te lo dije en alguna ocasión: leerte es sanador.
ResponderEliminarLa verdad es que me gusta mirar con los ojos del revés, miro primero lo que hay dentro del envoltorio, y si hay cosa buena, prescindo del envoltorio, y me quedo con el desnudo "bizcocho de chocolate" o el "tuti fruti" con praliné...jejjeje; que tarde o temprano, todos los envoltorios se arrugan y afean. ¿No crees?.
En realidad, lo más bonito es descubrir lo que hay detrás de los ojos y la boca, y del "pelo"; lo que hay detrás del inicio de cada intento de ser...
Uy, hoy estoy de un divague...
Feliz día o noche!
Buenos días, Clarisa:
EliminarEspera que acabo de despedirme de mi primo Modesto.
Bueno, ya se fue.
Pues sí, leerme es sanador. Cualquiera que lo haga se queda curado de temores y prejuicios sobre su valía escritora: si lo hago yo, lo puede hacer cualquiera. Lo importante es disfrutar garabateando, aunque luego no falten lumbreras que te comparan con tontos y tizas.
¿Lo de dentro se come? ¡Jopelines, ahora me entero! Y yo venga a lamer los envoltorios de bollycaos antes de que se arrugaran y afearan, mientras tiraba el contenido a la papelera… bueno en eso ha salido ganando mi figura apolínea.
Los viajes al corazón ajeno son toda una aventura, aunque puedan conducirte a un reino de tinieblas. El problema llega en que para ese viaje uno entrega como pasaporte su corazoncito y cuando te lo devuelven, más que sellado suele estar rotito.
Bailemos esta "noche y día" al ritmo de Cole Porter.
Un placer disfrutar de tu compañía fecunda, Clarisa.