Buenos días:
La verdad es que siempre me sorprende la manera tan
grácil que tiene Clarisa
Tomás de hacer que lo difícil parezca fácil.
Al leerla avanzo por sus ideas con la naturalidad con
la que camino por mi casa a plena luz del día: me hace sentir bienvenido a opinar
en libertad sobre unas emociones comunes que ella pondera con una sensibilidad
única.
Lo difícil viene después, cuando intento canalizar el
raudal de ideas, sentimientos y sensaciones que sus palabras han avivado.
Tengo mucho que agradecerle a Clarisa, más allá de sus palabras de ánimo y sus muestras de
complicidad: tengo que agradecerle la dignidad que trasmite; la humanidad que
comparte y ese juicio independiente –alejado de todo prejuicio– en el que
invita a experimentar en libertad, a apreciar antes de reputar, a “vivir sin
más misterio que ser nuestra libertad”.
Gracias, Clarisa.
Haré caso de su habitual buen gusto, Sr, Ortea.
ResponderEliminarBuenas tardes, doña Ángela:
EliminarDe por seguro que en este caso mi gusto no le provocará ningún disgusto.
Seguiré tus buenos consejos que tantas alegrías me han reportado.
ResponderEliminaruna lluvia de besos
Buenas tardes, Maduixeta:
EliminarDisfruto con tu alegría, con tu pasión al sentir y tu sensualidad al evocar.
Creo que en el blog de Clarisa tu sonrisa brillará satisfecha, tu corazón latirá acompasado y tu ánimo se sentirá acompañado.
Un cálido abrazo, Maduixeta.
Gracias, Nino. Me dejaste sin palabras... Eres, no sé, ¿extraterrestre?... Ay, estimado escritor, que he aprendido (y aprendo) tanto, leyéndote. Tú, que te vistes de invisible, y sin embargo, dejas un rastro de genialidad en tus múltiples imágenes visibles. Gracias por tu apoyo y mención continua a esta humilde que sólo es un intento. Gracias por tu generoso carácter, dejando siempre un lugar al devenir de la alegría. De una forma o de otro, parece que siempre vas creciendo. CRECER, ya sabes, un verbo que me gusta tanto como COMPARTIR.
ResponderEliminar(No pude llegar antes, pero llegué)
Un abrazo!
Buenas tardes, Clarisa:
EliminarEs lo que tiene tu ser dadivosa con las palabras, que llega cualquier enninado y te deja sin ellas.
Sé que hay un marciano con mi cara que se ocupa de lo que es mero trámite, yo soy un simio que vio en la evolución a sapiens una involución en su humanidad.
Dado mi gusto por vestirme en invisibilidad, siempre es conveniente el que alguien entre la multitud me recuerde mi desnudez. Alguien cuya voz sea clara y su propósito afable, alguien que en sus palabras me aconseje sin aleccionarme y enseñe sin buscar dar ejemplo.
La alegría es un sentimiento que cobra vida al compartirse, ya que, al igual que la belleza se encuentra en los ojos del observador, la alegría late en los corazones lectores agradecidos.
Hubo un tiempo, ése en que lo obscuro era mi color, en que crecí a ciegas, a costa de todo y de todos. Ahora más bien me estoy alejando del gigante que me deformó y sueño con poder volar, para luego compartir mis visiones en perspectiva.
Siempre eres bienvenida y no tienes hora de llegada. Me alegra saber que estas bien y que tus palabras fluyen claras y constantes.
Un fuerte abrazo, Clarisa.