La siempre
atenta Carmen Magia,
me escribe en su más reciente comentario “(...)
creo que no te valoras tal y como eres; pero yo sí veo lo que te digo :)”.
Me cuesta
explicarle lo que siento tras leer su renovada muestra de aprecio; y más
hacerlo en un comentario, donde temo que mis palabras son siempre excesivas,
al no acomodarse a la extensión del comentario recibido.
Aunque,
quizá podría resumir ese sentimiento de descontento con mi actitud en esta
frase: Mi relación con la escritura es tan vieja como arisca.
No me gusta
el determinismo social ni vital. Malvivo con él a diario; por lo que lo esquivo
como degustador de sueños ajenos y lo evito en mis ensoñaciones. Cuando escribo
voy a donde mi imaginación me lleve; da lo mismo que sea en una entrada para el
blog, un cuento o una novela: mi punto de partida es un paseo de la mano de una idea, más o menos
difusa, que me acompaña hasta que se va; normalmente sin un adiós y, ocasionalmente, con una sonrisa.
Hasta que no
acabo de escribir no sé qué voy a contar ni cómo lo voy a hacer. De ahí que
muchas veces evite corregir lo que escribo: no por soberbia o una seguridad
fallida, es que me gusta leer las impresiones que capté en ese paseo y observar
su reflejo, que varía con cada nueva lectura.
Al releerme, mi imaginación me sorprende, me atrapa y hace fiel disfrutador de
quien he dado en llamar “Nino Ortea”.
El diálogo
con mis gustos y disgustos lo tengo más que cubierto cuando escribo; el
problema llega con el proceso comunicativo de mis textos.
Ésa es la
parte donde dudo de mi valía, pues soy consciente de que fallo en algo básico. A
mis casi cincuenta años, no es explicable mi eterna condición de escritor novel
si no acepto mi insolencia vieja: descaro que me ha ayudado a irme con frescura
de donde no se me ha respetado, soberbia que me ha cerrado más de una puerta y muchos
corazones.
Puedo culpar
a la legión de timadores y robaperas que infestan el mundillo del Arte de mi
casi nula presencia en proyectos culturales; sé que si fuera menos papá
consentidor y más padre putativo de mis hijos creativos, ahora engrosaría el
plantel de mediocres que se sienten algo por participar en la nada; pero ante
todo me consta que el que yo, Nino, sea un ferviente admirador de “Nino Ortea”
no me ayuda a depurar lo que escribo de aquellas partes que sólo obedecen a mi
capricho, o que únicamente funcionan en mi mente.
Por suerte
hay personas como Carmen
que leen a “Nino Ortea” y le comentan a Nino lo que
sienten al hacerlo.
Por suerte
no estoy solo.
No me pareces huraño y si comunicativo Besos
ResponderEliminarBuenos días, Ángela:
EliminarAl igual que una portada excelente, no garantiza una buena lectura; hay veces en que el contratste entre lo que se parece y lo que se es, lleva a la amargura.
Gracias por tus comentario, Ángela.
Me ha gustado lo que escribiste para mi jueves de relato. También tengo una relación conflictiva con lo que escribo, teniendo una serie de relatos que son son sólo comienzos. A veces tengo ideas sueltas que me cuesta combinar. Y cada escritura que se empieza es un desafío en que no necesariamente sirve la experiencia.
ResponderEliminarBien planteado y bien escrito.
Muchas gracias, Demiurgo:
EliminarAl ser tuyas las ideas a desarrollar, me alegra mucho que te gustar mi desarrollo. A ver si puedo enterarme de cuál es el próximo tema juevero y, si puedo, escribo otra historia.
Imagino que incluso el ubicuo Stephen King tiene ideas sueltas y proyectos inconclusos. Mi problema es que creo que hay ideas que no funcionan porque las hago muy mías; y otras por mi miedo a compartirlas. En ese aspecto, me ha sido muy útil inspirarme en tu idea onírica y leer a tantas personas brillantes y diferentes.
Un abrazo, Demiurgo.
Buenas noches, Nino,
ResponderEliminarA mi me parece que tu relación con la escritura no es arisca, creo que os lleváis bastante bien. Tienes imaginación, dominio de la lengua y una escritura bastante trepidante, que engancha a quien te lee. Fiel a tus ideas y a ti mismo, por eso no casas en ese mundillo, pero eso te hace más especial.
No soy ninguna experta en estos temas, pero me sumo a legión de tus seguidores seamos 20 o 20.000 o 20.000.000.
una lluvia de besos, Sir Nino
Buenos días, Maduixeta:
EliminarMe he sonrojado tras leerte. Me emociona la sinceridad que trasmiten tus palabras de ánimo.
Es curioso que pese a que siempre tienes palabras de aprecio hacia mis textos y mi persona, siempre logras emocionarme con ellas. GRACIAS.
No eres experta en temas, sino en sentimientos y en cómo expresarlos. No creo en ese arte vació, que se llena de elogios de especuladores; ni en el arte que requiere de un conocimiento enciclopédico para entenderlo.
“Los legionarios de la ilusión” somos una asamblea de espíritus libres cuya fuerza no está en nuestro número, sino en la intensidad de nuestros sentimientos. Y por lo tanto, tenemos más valor que un millardo de cobardes. Lo importante es no sabernos solos, lo de los números dejémoslo para los contables.
Una lluvia de besos, milady Maduixeta.
Empiezas diciendo que tu relación con la escritura es arisca, y según te voy leyendo pienso que me gusta esa relación que tienes con ella
ResponderEliminarEstá bien ir a donde tu imaginación te lleve… pienso que es lo mejor. Para mi la imaginación es una realidad más que nos pertenece. Y dejarte llevar por ella seguramente es lo que hace que todo sea tan interesante.
Me gusta que una persona escriba para disfrutar de ello, es de lo que se trata, es el mejor motivo y el mejor premio.
Pues me gusta esa soberbia, aunque parezca mal decirlo. Pienso que está bien que te hayas alejado de donde no se te respeta. Admiro que una persona no permita ser mediocre, y es muy cierto que a veces el mundo de la literatura, la pintura etc, está lleno de tongos, amiguismos, peloteos… No pasar por ello te honra. No es necesario sentirse algo. Lo que eres, lo eres sin necesidad de ello.
Creo que tu verdadero encanto, y por el motivo que lo que escribes es una joya, es por eso, por no depurar lo que escribes de esas partes que solo obedecen a tu capricho y que crees que únicamente funcionan en tu mente. Creo que esa es tu magia .
Me ha encantado leer esta explicación.:)
Un beso grande.
Buenos días, encantadora Carmen:
EliminarDe nuevo me dejas con el ánimo fuerte tras leer estás palabras de aprecio. Ojalá fuera capaz de leerme con tus ojos y de sentirme con tu sensibilidad.
Soy de natural tenaz en mi capricho. Salvo en aspectos en que más por cariño que por obligación respeto la opinión ajena, no adapto mi conducta a lo mayoritario, ni mis actos a espectadores. Escribo como vivo: llevado por mi instinto y buscando el placer. Este comportamiento me causa serios problemas en la vida material, donde se me esquina por inadaptado y suelo decepcionar a quien se arriesga a confiar en mí.
En la vida de las ideas me va bien, ya que no me siento solo, sino que acompañado de ilusiones y fantasías. Escribir es un problema. En primer lugar de forma: ya que las palabras no siempre se adaptan a lo que quiero dar forma; además tiendo a escribir de manera hiperbólica, dado que siento con más fuerza que con la que escribo. Por eso evito corregirme en exceso, más allá de faltas vergonzantes, pues lo que escribo es una impresión fugaz atrapada en palabras.
A esta consciencia de que mis textos adolecen de una perspectiva objetiva y mi ignorancia de normas y reglas, se une el que escribo sobre lo que me apetece, lo que hace que no tenga una continuidad, un enfoque, una temática.
Por eso me siento inseguro de que lo que escribo valga para comunicar una idea o sentimiento que, muchas veces, ni yo mismo tengo claros.
Por eso te agradezco en primer lugar tus palabras hermosas; pero ante todo tu esfuerzo por leerme, por convertir con tu corazón en magia aquello que es un mero flujo de palabras.
Gracias sinceras y sentidas, Carmen.
Me gusta eso de no adaptarte a lo mayoritario, eso es lo que hay que hacer, ser uno mismo.
EliminarNo creo que puedas decepcionar, a no ser a quienes se propongan cambiarte; pero nos deben querer como somos.
Es verdad que no podemos traducir todo el pensamiento a palabras, siempre quedan mucho más pobres. Es más grande lo que llevamos dentro y quiere salir; pero como es algo que le sucederá a todo el mundo, no es problema… Es mejor así, que no te corrijas. Siempre tiene más valor lo que sale de dentro tal cual, que lo excesivamente retocado. A veces el retoque deja el escrito aparente y poco interesante.
¿Qué cosa mejor que escribir sobre lo que a uno le apetece? El primero que se tiene que entretener es el que escribe. Después, si llega a la gente, fenomenal; pero si no lo hace, pues a nadie le pones una pistola para que te lean… es libre.
En realidad lo que escribes, aunque sea para comunicar, no siempre lo van a recibir como tú desearías. De la lectura cada uno saca diferentes cosas, y eso es lo que enriquece. Incluso puede que saquen cosas que tú ni quisiste decir, pero que fueron palanca para que surgiera la imaginación del otro…
Tus palabras no solo son un flujo de palabras… son mucho más.
Muchísimas gracias por las cosas tan bonitas que me dices.
Montón de besos
Buenos días, Carmen:
EliminarAnte todo, no me des las gracias por decir verdades: tu blog es tan persona como sugerente, y tu compañía es tan reconfortante como estimulante.
Hay veces en que uno no se aparta de lo minoritario, sino que lo excluyen. Yo no busco ser un sempiterno desempleado laboral, ni un ajeno a las tendencias en Internet; pero habitualmente no tengo trabajo ni wifi. Me las arreglo para mantenerme ocupado en actividades y conectado a La Red, en esto como en la vida, recurro a trucos y al autoengaño.
Es decepcionante que el lenguaje se quede tan corto para describir sentimientos o narrar sensaciones. Entiendo que al hablar de lo inexistente o lo novísimo, las palabras se queden huecas o cortísimas; pero para hablar de sensaciones que son humanas desde que el señor mono vio a la señorita mona; y decidió inventarse un lenguaje que le permitiera comunicar sus sentimientos. ¿Cómo puede ser, Carmen, que nos consideremos evolucionados si no sabemos hablar de lo que nos hace desear mejorar?
Al hablar de la belleza, el cariño o el agradecimiento, uno se queda sin palabras: apenas las hay fuera de la redundancia; y las pocas que existen nos suenan ñoñas o imprecisas.
Salvo en los casos de artículos por encargo o de literatura garbancera con la que matar el hambre, escribo a mi capricho. Lo hacía cuando se me pedía la opinión personal en los comentarios de texto, y así me fue. Lo hago cuando se me pregunta qué opino, y así me va. Lo hago al escribir ficción, y así le luce el pelo a este calvo.
Sé que me falta avivar una capacidad comunicativa en mis textos. Pero, por suerte, también sé que gracias a vosotros cada vez me falta menos: vuestro comentarios ayudan a mi personaje literario, Nino Ortea, y acompañan a mi persona, Nino.
Buenso días y GRACIAS, Carmen.
Gracias por tus respuestas y tu paciencia...
EliminarMuchos besos
Buenos días, Carmen:
EliminarPaciencia, ninguna. Para ciencia, tu magia con las palabras, Carmen
Ser pluma con duende es escribir lo que uno siente.
ResponderEliminarSer pluma con duende es dejarse guiar...
Ir a donde el alma a uno lleve...
Es ser para sertir y no necesitar nada más.
De alma a alma
Muchas gracias, Alma, por compartir tus belloos versos.
EliminarMe identifico con lo que sientes y me inspira cómo lo sientes.
Lo importante es tener qué contar y el valor para contarlo. Decidirse a dejar atrás los miedos y escucharse. Ese “ser para sentir” que mencionas.
Un abrazo,