Finalizada
la lectura, se me abrieron las ganas de más cultura, ésta vez de la dura, así
que encendí la televisión por eso de saber si al “pequeño Nicolás” lo habían
expulsado de Gran Hermano VIP. Pero en todos los canales salía la cara del jeta
de Pablo Iglesias exigiendo ser
califa en lugar del califa.
Así que en vez de escuchar a ese “vende motos”
decidí ver la teletienda, donde suelen salir mujeres exultantes vistiendo
camisetas de tirantes.
En lugar de la perfección plástica de una estrella
gimnástica, me atrapó una maraña de anuncios de cremas reductoras, lociones
regeneradoras y peluquines adherentes.
Ante
tal saturación de imperfección humana, entré en trance y vislumbré mi epifanía al
completo: comprendí que no podemos estar hechos a obra y semejanza de una
deidad, sino de alguna fealdad de esas que anidan en el inframundo de lo
microscópico: ¡somos el reflejo aumentado de algún germen, bacilo o virus! Desde
luego, mi vecina es el vivo retrato de una “bacteriacocus
repelentis”.
Llegar
a tal convicción no me alteró. Tras cincuenta años mirándome al espejo, tengo
claro que mi sitio no está en el Olimpo, sino con Hades. Lo que sí que me
encabritó fue saber las entidades de gestión de los derechos de autor se vieron
forzadas a constituir, ese mismo viernes, una plataforma para hacer frente a
las inspecciones por parte del Ministerio de Empleo que numerosos creadores
jubilados españoles están padeciendo, al no poder compatibilizar por ley el
cobro de su pensión de jubilación con otros ingresos que superen el salario
mínimo interprofesional.
¿Crisis,
qué crisis? Esto es una subasta, en la que los que tienen dinero se lo están
llevado todo a precios de ganga.
Hola, amigo, de buena mañana y ya ando con el ordenador, aprovecho que hay cole :)
ResponderEliminarAsí es, a precio de ganga está todo, hasta los países se venden con todos los que estamos dentro. ¿No había en la Edad Media una "casta" llamada los siervos de la gleba?
Pues eso somos ahora. Casi mil años después y no hemos avanzado nada, seguimos igual de burros, orejas gachas y a hacer lo que nos mandan; si nos encabritamos un poco permanecemos en el centro del círculo mientras los de la circunferencia nos miran de reojo con los morros fruncidos.
No quisiera ser molesta en tu casa, pero no me viene nada más a la mente que un desagradable ¡Que les den!
Un beso, tu cafelito, y decirte que tienes nuevos comentarios en Bowie.
Buenos días de nuevo, mi eterna compañera:
EliminarGracias por estar aquí y allí, tanto en días de cole como en horas de necesidad. Uno siempre necesita sentirse apreciado, gracias por tu generosa compañía.
Tenemos vida para llegar a ser muchas cosas, pero a estas alturas ni tú ni yo vamos a ser anacoretas ni a convertirnos en profetas del “Eso ya lo decía yo”.
La Historia se repite. Bien, vale, no nos queda más remedio que aceptarlo; pero si hemos evolucionado lo suficiente como para no confiar nuestro destino al capricho de los dioses, ¿qué hacemos confiándoselo a unos ambiciosos?
A mí, los maestros de ceremonias este circo de círculos me recuerdan a los jacobinos de la Revolución Francesa. Y ya sabemos a qué imperio unipersonal llevaron un movimiento popular.
Créeme, Verónica, puedes ser lo que quieras y acercarte a lo que desees; pero nunca serás desagradable ni aburrida.
¡Vamos a por ese café, compañera!